Eve, la hija de Steve Jobs, una amazona que busca su medalla panamericana
Tiene 21 años, cabalga desde los 6 y tenía 12 cuando murió su padre. Pasó la primera ronda de clasificación.
El paisaje cambia. La Lima caótica del centro queda atrás. Una zona de universidades y quintas residenciales se abre paso en el camino. La Escuela de Equitación del Ejército, el sitio elegido para los deportes ecuestres en estos Juegos Panamericanos, vive una jornada especial. La prueba de salto tiene a una protagonista excluyente: Eve, la hija de Steve Jobs.
Su salida se demora dos horas desde el arranque de la competencia. La estadounidense es la tercera participante de la última ronda. Al salir, después del venezolano Gustavo Arroyo, el silencio se hace presente en el circuito de salto. Eve Jobs salta todos los obstáculos sin tirar ni una valla y termina el recorrido en 71s16 , lo que le permite ocupar el sexto lugar de la primera ronda de clasificación, segunda entre las mujeres. “Se sintió grandioso. Tuve un poco de nervios al principio creo, quería darle la mejor performance para mí y para el equipo. Mi yegua saltó espectacular, no podría estar más feliz con mi ronda”, dice en la zona mixta.
Hasta allí llega tapándose la cara para evitar las fotos y con la encargada de prensa del equipo y su entrenador a los costados. Solo acepta cinco preguntas y el contacto con los periodistas se prolonga por apenas un minuto. “Me sentí genial. Fueron mis primeros Juegos Panamericanos y mi primera vez en Perú. Tuve unas maravillosas semanas y espero continuar así”, confiesa. Habla calmada y en un tono suave hasta que la consulta es sobre Venue D’Fees Des Hazalles, su yegua. Entonces, se exalta y da muestras de que el contacto con los caballos es lo que la hace feliz en la vida. “Ella es fenomenal para montar. Está cuando la necesito. Me da mucha confianza. Y estoy orgullosa de que sea mi compañera”, remarca.
La aclaración de que no aceptará preguntas sobre su vida personal no llega de su boca. A la mañana, antes de que comenzara su primera prueba en Lima, la que lo avisa es su jefa de prensa. Lo más personal que responde, entonces, es sobre cuándo comenzó con la equitación. “Empecé de muy chica. Me pusieron arriba de un caballo cuando tenía dos años y empecé con mi entrenador cuando tenía 6. Empecé en los ponys, pasé por las divisiones menores y ahora estoy muy feliz de estar aquí con el equipo. Mis compañeros fueron de mucha ayuda, tengo mucha suerte de tenerlos y estoy muy agradecida”, comenta.
Nacida el 9 de julio de 1998 en los Altos Hills, el pueblo californiano en el que su padre y Steve Wozniak comenzaron a gestar Apple, la equitación entró en su vida cuando apenas tenía 2 años y sus padres la sentaron arriba de un caballo. Comenzó a practicar el deporte apenas cuatro años después, con apenas 6, y no se bajó más. Transformó su fascinación en una profesión. Apoyada por su familia y un gran talento, participó de torneos como USEF Pony Finals, el más prestigioso evento de Estados Unidos, y se hizo un nombre propio en el circuito, más allá de ser la hija de Steve Jobs. Así llegó a ser una de las mejores saltadoras menores de 25 años.
En marzo, antes de esta cita panamericana, ganó el premio Marta Jolicoeur Leading Lady Rider tras terminar segunda en el Lugano Diamonds Grand Prix CSIO4. “Hay tantas amazonas tan talentosas que ser reconozida con este premio es un gran honor”, dijo entonces la hija menor de Steve Jobs, que tenía 12 años cuando el cofundador de Apple murió. La equitación, sin embargo, no es su único desafío: es una estudiante de pregrado en la Universidad de Stanford y eso se lleva la mayor parte de su tiempo. Por eso es que ahora, con 21 años, elige los torneos a los que va, como estos Panamericanos.
“La principal razón por la que hago este deporte es porque me encantan mis caballos. Desde que era pequeña, estaba encaprichada con estos animales y siempre quise estar cerca de ellos, trabajar con ellos. Y eso se desarrolló cada vez más”, explicó hace un tiempo en una entrevista con EFE. Esa es la pasión que la trajo hasta aquíw