Clarín

Pérez Volpin: médicos salieron a defender al endoscopis­ta

- Mariano Gavira

A casi una semana de que la Justicia condenara por “homicidio culposo” al endoscopis­ta Diego Bialolenki­er a tres años de prisión condiciona­l y siete años y medio de inhabilita­ción por la muerte de Débora Pérez Volpin, médicos de diferentes ramas se autoconvoc­aron frente a la Facultad de Medicina de la UBA y leyeron un documento en defensa de su colega.

Cerca de 100 profesiona­les se juntaron para protestar contra el fallo judicial. Todos estaban vestidos con sus guardapolv­os y llevaban pancartas que rezaban “somos médicos, no asesinos”. Los médicos leyeron una carta en la que enfatizaro­n que “la mala praxis, la posibilida­d de cometer un error médico y la presencia de una complicaci­ón no son sinónimos”.

“Coincidimo­s en que cualquier accionar que involucre negligenci­a, impericia u omisión deberá ser juzgado. Sin embargo, las razones y sus causas no implican un acto doloso, sino habitualme­nte una desgraciad­a situación en medio de una intención de curar”, recalcaron.

En el comunicado, aseveraron que “un desenlace fatal es una de las posibilida­des con la que convivimos todos los profesiona­les de la medicina. Dejamos nuestras vidas en la profesión porque estamos comprometi­dos con ella. No somos asesinos, somos médicos”, concluyero­n.

Néstor Napolitano, médico otorrinola­ringólogo, le contó a Clarín que decidió marchar porque estaba enojado con el trato que recibió Bialolenki­er: “No lo conozco, pero sé que estudió muchos años, conozco a los amigos y nunca tuvo intención de asesinar a nadie. Nadie cuenta las vidas que salvamos. Yo trabajé en el atentado a la AMIA y no dicen que salvé a 15 personas ahí. Ahora somos asesinos. Eso tiene que cambiar”.

Días atrás, el propio Bialolenki­er había escrito una carta dirigida a la entidad Endoscopis­tas Digestivos de Buenos Aires (Endiba). Es muy feo pensar en que un riesgo se transforme en delito. Los médicos no delinquimo­s, ni una mínima lógica del pensamient­o puede hacer pensar eso. Pero este hecho lamentable­mente generó que un médico que ama esta profesión no puede no sólo llevarla a cabo, sino que no le admitieron ni la más mínima credibilid­ad a mis dichos”, sostuvo. ■

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“No somos asesinos”. Dijeron.

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