El remo siempre cumple y ya aporta su cosecha acostumbrada
Se impusieron el doble y el cuatro largo masculino mientras el doble femenino logró la medalla de bronce.
El agua ya le había dado grandes alegrías con el canotaje a Argentina en el arranque de los Juegos Panamericanos. Y ahora otra vez aparecieron las sonrisas, pero desde el remo, con dos oros y un bronce que prometen ser sólo el preludio de más éxitos. Se trata de una disciplina de habitual éxito para las misiones nacionales. Al cabo, con las dos preseas de oro son 42 los primeros puestos en la historia para 113 medallas en total.
Cristian Rosso y Rodrigo Murillo se consagraron campeones panamericanos en la albufera Medio Mundo en la regata del doble con un tiempo de 6m25s16 para dejar atrás, a 2s27/100 a Cuba, y a 4s56/100 a Brasil, que llegaron segundo y tercero, respectivamente.
“Era lo que veníamos a buscar pero nunca es fácil. Hace rato, muchos, muchos años, que trabajamos por esto y conseguirlo es una alegría inmensa”, aseguró Rosso. Murillo evaluó la prueba y explicó: “Salimos fuertes, adelante, pero hasta la mitad la regata fue muy pareja. En la segunda parte fuimos el mejor bote e hicimos la diferencia. Los otros países se la jugaron a mantenerse en lugares de podio mientras nosotros no nos desesperamos, atacamos y en los últimos 500 metros ya sabíamos que íbamos a ganar porque nos sentíamos bien”.
Muy poco tiempo después Oriana Ruiz y Milka Kraljev se llevaron el bronce en el doble donde se impusieron las cubanas Aimee Hernández y Yariulvis Cobas, en 7m10s74, seguidas por Estados Unidos a 1s98/100. Las argentinas quedaron a 8s11/100 de las ganadoras.
Fue un gran resultado para las chicas ya que, si bien querían el oro (y tenían con qué lograrlo), Kraljev, por ejemplo, tomó los Juegos, los últimos de su carrera, como la última gran prueba para probar su techo individual, poniendo ahí su foco. “Siempre entrenamos para ganar el oro, pero sabíamos que había rivales fuertes y estamos súper contentas porque, por lo poco que se trabajó el bote, el resultado es buenísimo y nos da pie y nos hace inflar el pecho para seguir compitiendo”, dijo Kraljev, madre de Mateo, de 11 años. A Ruiz la acompañaron siempre de cerca sus padres.
Entre las risas, la alegría y los agradecimientos, los remeros destacaron al club Nordelta. Es que allí, contaron, los recibieron con los brazos abiertos y les permitieron entrenarse en las aguas limpias de los lagos, situación completamente distinta a la que los deportistas viven y denuncian permanentemente que ocurre en la pista Nacional de Tigre en la que la basura y la contaminación son moneda corriente. Durante los últimos ocho meses estuvieron entrenándose ahí, en la urbanización emplazada en Tigre, en la zona norte del Gran Buenos Aires. Que a ellos y a su talento les haya alcanzado no significa que todo esté bien o mucho menos. De hecho, las bondades de ese espacio sólo pueden disfrutarlas los miembros de la Selección; aquellos que tienen las aspiraciones de llegar a ese nivel deben seguir remando entre la mugre.
Pero entonces, sobre el final de la jornada, llegó el turno de un nuevo oro, ésta vez en la especialidad del cuatro largo donde se alzaron con la victoria Iván Carino, Francisco Esteras, Axel Haack y Agustín Díaz. El tiempo de los argentinos fue de 6m07s02 para dejar atrás a Cuba por 2s51/100 y a Brasil por 3s65/100.
La cosecha ya superó el único oro que se había ganado en Toronto 2015 (donde se sumaron ocho medallas en total).
El doble pasó de la plata al oro y el cuatro largo mejoró aquel tercer puesto para subirse a lo más alto del podio.
Además de las 113 medallas panamericanas del remo argentino a lo largo de la historia, el deporte le otorgó varias otras alegrías al país, incluso en los Juegos Olímpicos. Allí, en el mayor evento deportivo de la humanidad, las cuatro medallas (una de oro, una de plata y dos de bronce) conseguidas lo ubican, junto al fútbol, entre los siete deportes más exitosos luego del boxeo, yachting, atletismo, tenis y hockey sobre césped.
Por eso también, con miras a los sueños que se encaminan hacia Tokio 2020, el remo quiere más aquí en Lima. ■