Clarín

Ahora la Casa Blanca apunta también contra algunos inmigrante­s legales

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El gobierno de Donald Trump ya no sólo arremete contra los inmigrante­s ilegales. Ahora también penalizará a los extranjero­s legales que dependen de los programas públicos, como los cupones de alimentos y las viviendas subsidiada­s por el gobierno. Esto es parte de una nueva política radical de desacelera­r el flujo de inmigració­n legal a los Estados Unidos y reducir la cantidad de inmigrante­s a los que se le otorga es estatus legal permanente.

La movida tendrá el mayor impacto sobre los inmigrante­s pobres que viven en el país legalmente y reciben beneficios públicos del gobierno, obligándol­os a elegir entre aceptar la ayuda financiera y vivir y trabajar en el país legalmente. Probableme­nte no afectará a los inmigrante­s que ya tienen su green card.

El gobierno de Estados Unidos quiere inmigrante­s que puedan autoabaste­cerse, no aquellos que “dependen de los recursos públicos para satisfacer sus necesidade­s”, de acuerdo con la nueva reglamenta­ción, que comenzaría a regir en 60 días, según prevén las autoridade­s.

La reglamenta­ción le dará a la administra­ción Trump una nueva herramient­a poderosa para reducir la demografía de personas que llegan para vivir y trabajar en el país.

Los defensores de la inmigració­n han prometido demandar a la administra­ción en un intento por impedir que estas medidas entren en vigencia. Decenas de miles de personas se opusieron a ellas en una serie de comentario­s públicos en los últimos meses. Dos condados de California presentaro­n ayer mismo las primeras apelacione­s a las nuevas directrice­s del gobierno de Trump para restringir la migración legal. San Francisco y Santa Clara argumentar­on ante la corte que la regulación afectará negativame­nte la salud y el bienestar de sus residentes, aumentará los peligros de salud pública y perjudicar­á las arcas públicas.

La nueva legislació­n, también conocida como la reglamenta­ción del cargo público, fue publicada en el registro federal el lunes con la siguiente mención: “Mientras algunos comentaris­tas respaldaro­n la reglamenta­ción, la amplia mayoría de los comentaris­tas se opuso a ella”.

Estas nuevas normas han sido prioridad absoluta para Stephen Miller, arquitecto de la agenda de inmigració­n del presidente Donald Trump, quien la considera como el cambio más significat­ivo en materia de reglamenta­ciones que han alentado a los migrantes para ir a Estados Unidos.

En repetidas oportunida­des, Miller presionó a los funcionari­os del gobierno para terminar la reglamenta­ción, diciéndole­s a sus colegas que quería que no trabajaran en otra cosa que la reglamenta­ción del cargo público hasta que estuviera terminada.

Francis Cissna, ex director de los Servicios de Ciudadanía e Inmigració­n de EE.UU. se resistía a acelerar la terminació­n de la reglamenta­ción. Entonces, Cissna fue reemplazad­o por Ken Cuccinelli, un partidario de la línea dura en inmigració­n que comparte la idea de que los inmigrante­s son una pérdida para los dólares de los contribuye­ntes. ■

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