Más migrantes en el medio del Mediterráneo
El barco humanitario “Open Arms”, perteneciente a una ONG española, sigue intentando desembarcar a un centenar de refugiados africanos en el puerto italiano de Lampedusa. Pero el ministro Salvini se niega a recibirlos y pide que vayan a España.
El barco humanitario Open Arms, de la ONG española del mismo nombre, sigue anclado a pocos metros del puerto italiano de Lampedusa, en una situación sumamente grave, ya que las autoridades no le permiten desembarcar a más de un centenar de migrantes. Su capitan, Marc Reig, describió el ambiente a bordo de la nave como “explosivo”.
Tras la evacuación de una decena de personas por razones médicas en la noche del jueves al viernes, aún quedaban 134 personas a bordo del buque, donde algunas llevan dos semanas.
“Todo el mundo está psicológicamente roto. No podemos aguantar más esta situación. Cada segundo que pasa la bomba corre un segundo para atrás. O alguien corta el cable rojo y desactiva esta bomba ya o el Open Arms va a explotar”, declaró Reig a la televisión pública española, TVE.
“Es inhumano. Estamos cerca de tierra y la gente podría ir nadando. Se quieren tirar al agua. Es insostenible. No pueden más”, insistió. En Twitter, Open Arms explicó que tenían amenazas de suicidio a bordo y exigió el desembarco por “urgencia humanitaria”.
El Open Arms entró la madruga del miércoles en aguas territoriales italianas y se acercó a una distancia de una milla náutica de Lampedusa, después de que un tribunal anulara el decreto antiinmigración del vicepremier y ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, quien prohibió a los barcos de rescate humanitario adentrarse en la jurisdicción del país bajo amenaza de multas y confiscación del buque.
De todas maneras, el ultraderechista ministro del Interior italiano se niega a permitir el desembarco de los migrantes. “No cederé”, advirtió ayer, y consideró que la ONG española se “reía del mundo por enésima vez”.
Cuando se le preguntó sobre la situación de salud de los 13 migrantes evacuados de urgencia del barco, aseguró que todos estaban bien excepto una persona que sufría una pequeña otitis. Para Salvini, el buque humanitario “hizo piruetas en el Mediterráneo durante días con el único fin de recoger al máximo número posible de personas para llevarlos siempre y únicamente a Italia”.
“Durante todo este tiempo, habría ido y vuelto tres veces de un puerto español”, ironizó. “Esta ONG, en definitiva, solo lucha batallas políticas, sobre los hombros de los migrantes y contra nuestro país”, agregó.
El jueves, seis países de la Unión Europea (UE) se mostraron dispuestos a acoger a una parte de los migrantes del Open Arms, pero aún no se realizaron las gestiones pertinentes. “La Comisión ha mantenido contactos intensivos durante esta semana y estamos muy agradecidos por la cooperación de Francia, Alemania, Luxemburgo, Portugal, Rumanía y España”, declaró este viernes la vocera, Vanesa Mock, sin dar mayores explicaciones. Sólo agregó que “la situación en la que personas están abandonadas en el mar durante días y semanas resulta insostenible”.
Este es el enésimo caso de una embarcación humanitaria a la deriva en el Mediterráneo a la espera de que el gobierno italiano y su ministro del Interior autoricen el desembarcarco.
Como en Italia la coalición de gobierno se rompió y el Movimiento 5 Estrellas (M5E) ahora está enfrentado con la Liga, de Salvini, el tema del Open Arms se está usando como un elemento de fricción. La autorización para el desembarco sólo la puede dar Salvini, según las leyes italianas.
En un cambio evidente de discurso, el primer ministro italiano Giuseppe Conte, del M5E, criticó la “obsesión” de Salvini por la cuestión migratoria y por mantener “cerrados los puertos”. “Está claro que sin mi resolución la Unión Europea nunca hubiera movido un dedo y hubiera dejado Italia y a los italianos a su suerte, como hizo durante años”, se defendió el líder ultraderechista en un mensaje en Facebook.
En plena crisis institucional, el caso del “Open Arms” se ha convertido en un arma entre los distintos actores de la política romana. Los intentos de Salvini por impedir la entrada de los migrantes en puertos italianos con dos decretos consecutivos han sido tumbados primero por la justicia italiana y después por la propia ministra de Defensa, antigua socia y actual adversaria política, que se negó a firmar el segundo de ellos arguyendo razones humanitarias.
En tanto, en el barco de Open Arms la situación se va agravando. La mayoría de los migrantes rescatados de distintos naufragios tiene problemas como ansiedad y depresión, pero también tensión muscular, insomnio, cansancio, estado de preocupación constante e incluso pensamientos de autolesión, según un documento de la ONG.
A la embarcación han subido los médicos del Cuerpo de Socorro Italiano de la Orden de Malta (CISOM), que han explicado a los medios locales que “las condiciones sanitarias son pésimas, no hay espacio suficiente para tanta gente”, y solo hay dos baños, con lo que “los migrantes, a menudo, se ven obligados a satisfacer sus necesidades fisiológicas donde duermen y comen”.
El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, volvió a reclamarle a las autoridades italianas que permitan el desembarco inmediato de los migrantes del Open Arms, pero Salvini se sigue negando. ■