Clarín

Alberto, Cristina, San Martín y la Argentina incierta

- Miguel Wiñazki

Lo primero que puede vaticinars­e a partir de las PASO es que los vaticinado­res no vaticinan muy bien en la Argentina. No acertó nadie. Una ola invisible bocetó un país político imponderab­le.

Otra vez parece haber funcionado una fórmula justiciali­sta clásica: Dos al poder.

La diarquías son un clásico del peronismo: Perón y Evita. Perón e Isabel. Néstor y Cristina y ahora Cristina y Alberto. En principio, todo es alegría en el festejo de las bodas políticas que los ha vinculado otra vez. Volvieron. ¿Pero quién volvió? Porque son dos. Y Alberto no es Cristina.

Él fue su crítico más agudo, como un cilicio. Constituye­ron, sin embargo, luego, y en función electoral, un dúo disímil, complement­ario y subestimad­o por la Casa Rosada.

La diarquía parece funcionar en principio con la Reina Madre en su rol metafórica­mente monárquico: reina pero no gobierna y Alberto está en la pugna terrestre de la política. La convivenci­a a futuro del dúo que logró propiciar el latigazo electoral a Macri es un interrogan­te crucial. Si efectivame­nte ganan, ¿a quién se subordinar­á La Cámpora?

¿A élla o a él?

Hay algunos mafiosos y corruptos que también esperan con ansiedad: ¿Serán indultados, liberados, redimidos?

¿ La victoria absuelve la corrupción?

¿La justicia será justa o no será nada? La insensatez que prevaleció durante buena parte de la gestión del cristinism­o radicaliza­do no hirió a la candidata a vicepresid­enta. Ella permanece indemne. Cristina impera por la fe invulnerab­le de su iglesia que la quiere, haga lo que haga.

Ella fue la promotora mística de la resurrec

ción emocional del poderío K.

Tiene un inmenso poder.

A través de Kicillof, su ahijado político, venció en la provincia a María Eugenia Vidal.

Alberto Fernández no se rezagó a un segundo plano. También sumó poder y amplió el techo electoral de Cristina. Es manifiesto el desplazami­ento de las expectativ­as y del desfile de referentes, empresario­s y políticos que ya lo visitan calculando su eventual victoria. Pero todo es eventual en estas instancias.

En el interín, el crápula de Diosdado Cabello metió su cola azuzando una potencial interna entre los triunfador­es de las PASO. Percibe que Alberto no es chavista y le cruzó una admonición: “No vayas a creer que te están eligiendo a ti”.

La agónica revolución bolivarian­a se abraza al cristinism­o que condecoró a Nicolás Maduro. La historia avanza y a la vez permanece. El pasado ya aconteció y no retorna nunca idéntico a sí mismo.

Pero es necesario sin embargo recordar. Hoy es 17 de Agosto, aniversari­o de la muerte de José de San Martín. También era sábado en Boulougne sur-Mer.

Combatió para España. Fue herido en Bailén. Percibió que algo muy profundo se incubaba en América. Cruzó el océano, la Pampa, y escaló los Andes. Luchó cuerpo a cuerpo en San Lorenzo. Perdió en Cancha Rayada. No perdió la fe. Triunfó en Chacabuco y en Maipú. Liberó a Chile. Se embarcó en el Pacífico. Liberó al Perú también. Murió sin un centavo, por supuesto, en brazos de su hija Mercedes. “Es la fatiga de la muerte”, dijo cuando sintió que se iba.

No está de demás recordar el sentido de las Máximas a Merceditas que todos aprendimos en la escuela: … Amar a la verdad y odiar la mentira, respetar, ayudar a los pobres, despreciar al lujo, amar a la Patria y a la libertad.

Desde ese día y hasta hoy, la Argentina desoyó con frenética frecuencia el mensaje de aquellos ejemplos fundamenta­les. La verdad ha sido demasiadas veces doblegada por la demagogia. La ayuda a los pobres ha sido reiteradam­ente teñida por el clientelis­mo. El lujo no ha sido despreciad­o sino exacerbado por tantos corrompido­s por la superficia­lidad de la codicia. La libertad fue una y otra vez disminuida por tiranías, populismos flagrantes, por ajustes insensatos y por impericias diversas que potenciaro­n la desigualda­d, que atenuaron tristement­e la ampliación de derechos y la división de poderes.

Escribió San Martín al momento de asumir su cargo como Protector del Perú: “Cuando tenga la satisfacci­ón de renunciar al mando y dar cuenta de mis operacione­s a los representa­ntes del pueblo, estoy cierto de que no encontrará­n en la época de mi administra­ción ninguno de aquellos rasgos de venalidad, despotismo y corrupción que han caracteriz­ado a los agentes del gobierno español en América”.

La dirigencia colonial en general buscaba oro, plata y exacciones para la Corona.

Hubo luego imitadores sucesivos y a granel de aquellas inmoralida­des.

Ahora, cuando una vez más afrontamos un punto de bifurcació­n cargado de incertezas y de dificultad­es, sería bueno recordar aquellas máximas, aquel genio, aquel coraje, aquella austeridad, y aquella grandeza. ■

Si finalmente ganan Alberto-Cristina: ¿a quién se subordinar­á La Cámpora? ¿A élla o a él?

Hoy sería bueno recordar las “máximas” de San Martín, su coraje, austeridad y grandeza.

 ??  ?? Decepción. El oficialism­o, en la noche de las PASO. Una derrota que sorprendió por la amplitud. Y el temor al regreso del kirchneris­mo al poder.
Decepción. El oficialism­o, en la noche de las PASO. Una derrota que sorprendió por la amplitud. Y el temor al regreso del kirchneris­mo al poder.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina