Clarín

“Yo pensaba que entendía el fútbol hasta que conocí a Bielsa”

- Mariano Verrina mverrina@clarin.com.ar

El hombre que el 26 de agosto cumplirá 41 años y que ya dio la vuelta al fútbol, tenía 17 y estaba sentado en el cordón de

la vereda.

Un auto se detuvo ahí, en la noche de General Cabrera, un pueblito cordobés de poco más de 10 mil habitantes. Y preguntaro­n por Charito. -“¿Será Cholito?”, devolvió el pibe. Y sí, era él al que buscaban. Querían hablar con su madre para llevarlo a Newell's. Fue el primer capítulo de una carrera de 22 años.

-Tu primer partido en Primera fue un Newell's-Central, algo así como debutar en una guerra.

-Pero pará, hay algo peor. El partido era el domingo y cinco días antes, el martes, nos sacaron de Rosario y nos llevaron a San Nicolás. Imaginate, no se podía estar. No podíamos ir al supermerca­do porque “hay que ganar y dale, que el domingo esto, lo otro”. Fue ir a la guerra pero fue hermoso. Entré en el segundo tiempo y lo hice relativame­nte bien. Aparte fue un 1-1, no perdimos. Y el recuerdo... cómo te puedo decir, no era estar contento, no era estar feliz. Era más que eso, me desbordaba todo, una adrenalina espectacul­ar.

Antes de ese primer partido, el Cholito que había dejado General Cabrera vivió unos meses en la pensión del club rosarino. Sesenta y pico de pibes luchando por llegar al mismo lugar. "Fue mi escuela. Newell’s no estaba para nada bien y a Andrea, la encargada, siempre le debían plata. Y ella, pobre, se la rebuscaba para atendernos, hacía un esfuerzo increíble. Comíamos fideos de día y de noche”, repasa.

El premio, por ese entonces, no era llegar a la máxima categoría. “El premio era comprarse un sánguche de carne. Para eso nos juntábamos varios y hacíamos dedo hasta el predio de Bella Vista, así nos ahorrábamo­s los 50 centavos que costaba el colectivo. A la vuelta, ese sánguche era la Copa del Mundo”.

-¿Por qué para vos Bielsa es el mejor de todos?

-Porque te enseña, te enseña de fundamento­s, te explica el porqué de las cosas. Y cuando vos las llevás a la cancha las cosas pasan. Entonces te enseña a marcar, a resolver, a cubrir la espalda. A mí que era volante también me enseñó a jugar como central por izquierda pero también como lateral, así tenía herramient­as cuando tenía que cubrir al costado. Y te enseña a atacar. Te llena de fundamento­s, es eso. Y en la cancha decís: “tiene razón”. -¿En el día a día debe ser bravo seguirle el ritmo?

-Es impresiona­nte. Por ejemplo cuando entrenás no hay lateral, no se va la pelota afuera. Hay alguien que enseguida tira una pelota adentro. Pum. Y dale, y sigue. “Velocidad, velocidad, no podemos respirar, dale, dale”. Y tiene razón, maestro. Es así, después lo terminás entendiend­o. Las situacione­s que él te dice van pasando y vos, sin darte cuenta, empezás a ejecutar cosas que antes no hacías, que antes ni tenías. Al principio lo hacés inconscien­te, te lo machaca tanto que lo hacés, pero con el tiempo ya es consciente.

-¿Te da bronca que le siempre falten

5paraelpes­o en los clubes?

-Pero ojo, no es que Marcelo va y agarra el Barcelona o el Real Madrid. ¿Qué quiero decir con esto? Él agarra equipos buenos pero que siente, a mi punto de vista, que los puede mejorar, que los puede potenciar. Y trata de pelearles a los más grandes. La tarea principal de él y que la hace a la perfección es potenciar a los jugadores. Es hacerte mejor. Entonces vos me dirás que no gana títulos, pero ¿por qué no hay ningún jugador que hable mal de Marcelo? Porque te mejora.

-¿A vos en qué te mejoró?

-En todo. Yo pensé que sabía del juego, yo pensaba que entendía el fútbol hasta que conocí a Bielsa. Y me di cuenta de que no entendía nada. -En la Selección jugaste con Messi, ¿es otro que entiende todo?

-Es un fenómeno. Y cuando lo conocés lo querés más. Por eso yo soy hincha de él y mis hijos son hinchas de él.

-¿Te molesta que se lo cuestione? -Es que me resulta raro. En Brasil ves a un montón de chicos con la camiseta de Messi, con eso te digo todo. Qué sé yo, eso no es fácil. Yo lo que pido es que lo disfrutemo­s. El pibe siempre está, siempre estuvo, viene, juega. Disfrutémo­slo. Cuando no esté más, y no sólo en la Selección, digo cuando deje el fútbol, lo vamos a extrañar muchísimo. Yo estoy convencido de que no voy a ver a nadie que ni siquiera se le parezca, es el mejor de todos los tiempos. -¿Incluso por encima de Maradona? -Para mí sí. Y mirá que mi ídolo futbolísti­co en el inicio de mi carrera era Diego. Pero cuando apareció Lionel lo superó, hermano. A la velocidad que hoy se juega, lo que hace ese muchacho... En las prácticas metía cada freno. ¡Cada freno metía! Yo le hacía sombra y ni me quería acercar. Pensaba: “mirá si lo llego a pisar, a tocar, me echan a la mierda”.

El repaso es abrumador. Pablo Horacio Guiñazú jugó 828 partidos en 8 clubes. Otros 16 en la Selección. Ganó 12 títulos. Guarda camisetas que intercambi­ó con Zidane, Ronaldo,Trezeguet, Totti, Del Piero, Vieri, Batistuta y Zanetti, entre otros. Pasó de los 10 grados bajo cero del Saturn de Rusia a los 45 en Libertad de Paraguay. Los hinchas del Inter de Porto Alegre lo cobijaron como un ciudadano ilustre y hasta le dedicaron una canción al ritmo de Iron Maiden. “Gladiador das pampas”, cantaban los gaúchos.

Cuando a su papá le dio un ACV el Cholo estaba de pretempora­da con Vasco da Gama y los vuelos no hicieron a tiempo. Llegó unas horas después del entierro. Juan, o como todos lo conocían, “el Hurón”, fue policía, manejó un camión y, ya jubilado, quedó al mando del bar del pueblo en General Cabrera: “Bar el Hurón”. Si bien era hincha de Independie­nte y había celebrado el Apertura 2002, el Hurón le había hecho una sugerencia: “te falta Talleres, tenés que terminar en Talleres”.

Y el Cholo entendió que tenía que cerrar el círculo.

El final del cuento es conocido: volvió con el equipo en el Nalcional B y metió el gol del ascenso. Fue elegido como el mejor mediocampi­sta de la Superliga 2017/2018. Superó a Luis Galván y se convirtió en el jugador más longevo en vestir la camiseta de Talleres. Y en marzo colgó los botines con honores.

Allí supo que había hecho bien en escuchar a su esposa cuando la idea del retiro había merodeado su cabeza unos años atrás. “Es que llegué a Talleres y en el primer amistoso me fracturé la mandíbula. Quería dejar todo. La gente decía: 'mirá este tipo, con 37 años vino a robar'. Pero mi mujer me paró el carro y, no me olvido más, me trató de cagón. Me decía que yo no era así, que no podía bajar los brazos. Tenía razón”.

-Si hoy tenés que llenar un formulario, ¿qué ponés en “ocupación”? -Ocupación: padre.

-¿Y estás cómodo en ese lugar?

-Sí, claro, feliz. Tengo la dicha de que mis hijos están sanos y trato de machacarle­s que disfruten del día a día. Los adultos siempre andamos con preocupaci­ones, pero lo importante de la vida es otra cosa. Ser millonario es tener salud.

-¿Sentiste el vacío del día después? -Te digo algo: mis amigos, mi familia, mi señora, todos pensaban que yo iba a caminar por las paredes. Si les apostaba plata quedaban secos. Y realmente terminé cuando quise y porque quise. Fue una decisión: quise empezar a vivir. Dejar el fútbol para ser padre, esposo, hijo, para ser hermano. Con lo que me dio el fútbol me siento lleno, pleno. Ya está, maestro, ya está. ■

 ?? GUILLERMO RODRIGUEZ ADAMI ?? “Con lo que me dio el fútbol me siento pleno”. Dice Guiñazú y repasa una carrera de 828 partidos en 8 clubes.
GUILLERMO RODRIGUEZ ADAMI “Con lo que me dio el fútbol me siento pleno”. Dice Guiñazú y repasa una carrera de 828 partidos en 8 clubes.

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