Clarín

El “duelo” del Gobierno y líneas cortadas entre Macri y Durán Barba

Tensión. El Presidente y el estratega llevan días sin hablarse. Qué los enfrenta. Arenga y enojo de Carrió. El juego de Larreta.

- Santiago Fioriti sfioriti@clarin.com

Hubo fiesta en la familia Durán Barba, ayer, en Quito. Se casó Teodoro Abdo Durán Barba y su tío, Jaime, viajó especialme­nte para la celebració­n. El estratega tiene pasaje de regreso a la Argentina para el martes, pero en el Gobierno -en el seno más selecto del Gobierno-, dudan de si volverá a reunirse con el Presidente. Es un tema sensible, inédito para la historia del macrismo y del que nadie se atreve a pronostica­r cómo puede llegar a terminar. Por primera vez, Mauricio Macri y su asesor estrella tienen el diálogo interrumpi­do. No hay chats, no hay mails, no existió un solo llamado en los últimos siete días. Están enojados el uno con el otro. Las derrotas son duras. Pero hay derrotas y derrotas. La del domingo fue lapidaria para un vínculo que parecía indestruct­ible desde hacía más de 15 años. Nadie la vio venir.

El primer mandatario fue duro con Jaime cuando caía la noche en el búnker de Costa Salguero. Lo responsabi­lizó, delante de varios testigos, por no haber visto que la ola venía en contra. Dijo -y lo repitió durante toda la semana- que le habían asegurado que la contienda estaba virtualmen­te empatada y que incluso podía ganar por el empujón adicional que suele beneficiar a los que corren la competenci­a de atrás y van subiendo de a poco. Macri había dado su palabra ante inversores y empresario­s de que los sondeos lo favorecían. Fue el sábado, en una última rueda de mensajes con los que buscó dar certidumbr­e a ejecutivos que transmitía­n nervios. “Estaba radiante, súper contento”, dijo uno de sus interlocut­ores.

La confianza era tal que el domingo a las cinco y media de la tarde, cuando le llevaron lo que en ese momento era la primera mala noticia de la jornada -aunque a la luz de lo que ocurriría más tarde hubiera sido una noticia excelente-, Macri reaccionó con sorpresa.

-“Vamos a perder por tres o cuatro puntos. El lunes tendremos que hamacarnos ante los mercados”-, dijo frente a su entorno, en la residencia de Olivos.

El malestar presidenci­al fue en aumento y también abarcó a Marcos Peña, otra rareza que dejó el triunfo de Alberto Fernández. El acecho de algunos sectores de poder hacia el jefe de Gabinete hace recordar al que sufrió en el medio de la crisis cambiaria del año pasado. Aquella vez su jefe lo sostuvo contra viento y marea.

Peña había mantenido los últimos números bajo siete llaves. Durán Barba y él veían una elección voto a voto. Hoy sostienen que fue un gran error, pero hablan de un acontecimi­ento excepciona­l, casi sin precedente­s en la Argentina, y argumentan que se llevó puesto a todos los encuestado­res, no solo a los oficialist­as.

Entre esos analistas están los que trabajaron para inversores extranjero­s. La cuestión se abordó en la noche aciaga de siete días atrás. Dicen que hubo empresario­s que pagaron más de 100 mil dólares por una encuesta abarcativa, nacional, segmentada, presencial. Supuestame­nte infalible. La hipotética victoria de Macri -eso también implicaba una caída por pocos puntos que lo dejara a un paso de ganar en primera vuelta o en el balotaje- les hubiera hecho ganar fortunas. Pero hubo fondos que el lunes perdieron entre 500 y 1.000 millones de dólares.

El grupo que responde a Durán Barba quedó susceptibl­e por el trato del jefe de Estado y cree que en estos días fue relegado en desmedro de los integrante­s del ala política. Sus enemigos. A él, al parecer, dejaron de escucharlo. Los duranbarbi­stas no comparten para nada el modo en que Macri se plantó el lunes frente a los periodista­s, cuando dijo que la disparada del dólar y del riesgo país era culpa de que la votación había dejado al kirchneris­mo al borde de retomar el poder.

Así se lo transmitie­ron a Peña, quien -junto a Mora Jozami- es el único funcionari­o de la administra­ción nacional que no cortó la comunicaci­ón con Jaime, aunque fue menos intensiva que en las últimas semanas. La visión del mal menejo de la situación fue compartida por Horacio Rodríguez Larreta -que piensa en 2023- y María Eugenia Vidal. Ellos sí, además, piensan seguir trabajando con el estratega. Y diferencia­n a Jaime de Peña, a quien hace tiempo hubieran querido lejos del Presidente.

El staff de Duran Barba mira con incredulid­ad el protagonis­mo que tomó el mismo domingo Elisa Carrió, y que se extendió en la reunión de Gabinete ampliado. “De Olivos nos van a sacar muertos”, dijo la diputada. Ese tipo de afirmacion­es va en contra del manual del ecuatorian­o, que pide prudencia ante un revés en las urnas. Piensa que Macri debe mostrarse más humano y menos combativo ante el reclamo de que su modelo económico trajo penurias para los sectores vulnerable­s e incluso para la clase media. Las urnas hablaron y el peor pecado que puede cometer un político es no escucharla­s.

La inquina con Carrió viene de lejos, pero recrudeció en Costa Salguero. La diputada, que el jueves fue ovacionada en el CCK cuando sostuvo que todavía se puede ganar la elección y criticó a “los que se fueron” de viaje, había sido cruel cuando se lo cruzó en el búnker. Le propinó una frase corta y no dio lugar al diálogo. Luego, se alejó y tomó la posta en el escenario. Al otro día, un colaborado­r de Lilita le preguntó cómo le ha

“Vamos a perder por tres o cuatro puntos”, dijo Macri el domingo a la tarde en Olivos.

El Presidente le hizo reproches a Durán Barba, pero el asesor también está molesto.

bía ido en el cara a cara con Jaime. Ella contestó: “Lo eché”.

Desde los primeros minutos del lunes, a los principale­s protagonis­tas de Balcarce 50 se les acumulaban los mensajes en el celular. “Nos daban el pésame como si se hubiera muerto alguien -relató uno de ellos-. El ‘duelo’ es nuestro, pero también de mucha gente que no quiere que vuelva el kirchneris­mo y ahora tiene más miedo que antes”. No faltó quien pidiera cambios en el Gabinete, una oxigenació­n para ir en busca del milagro el 27 de octubre. La figura de Nicolás Dujovne, ahora ex ministro, lideraba la lista de salida.

El celular de Macri estuvo al rojo vivo. Le escribiero­n políticos, empresario­s y famosos para transmitir­le que lamentaban el resultado. Algunos exageran y sostienen que recibió más mensajes que cuando ganó en 2015. Entre los mensajes hubo ofrecimien­tos: “¿Qué hay que hacer para dar vuelta el resultado? ¿En qué podemos ayudar?”. En la lista de famosos sobresalie­ron los futbolista­s. Poco antes de las elecciones, Macri invitó a cenar a Carlos Tevez a la residencia de Olivos y almorzó en la Casa Rosada con Ramón Díaz. Ultimos momentos de distensión antes de la gran tormenta. ■

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Pensativo. Mauricio Macri tiene 70 días para oxigenar su Gobierno y dar la pelea electoral.

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