Clarín

Rosario: un nene que iba a jugar al fútbol recibió un tiro en la cabeza

- ROSARIO. Lucas Aranda rosario@clarin.com

"Benja, no te duermas", le rogaba su tío mientras iban en una camioneta hacia el hospital. El nene de 8 años cumplió con el pedido, a pesar de los vómitos, y llegó consciente a la guardia. Lo internaron en Rosario creyendo que se había cortado la cabeza mientras hacía la entrada en calor para jugar con su equipo, pero luego los médicos descubrier­on lo que nadie sospechaba: había recibido un balazo.

La noticia del grave diagnóstic­o obligó a suspender el resto de la jornada del sábado en el Club Ateneo Pablo VI, en la zona oeste de la ciudad, donde el chico había ido a jugar junto con los planteles de otras categorías.

Luis le contó a Clarín que su sobrino estaba corriendo con sus compañeros antes de entrar a la cancha. "Hacían unos piques en fila; estaba yendo hacia la punta donde se había parado el profe, y se cayó", comentó ayer al mediodía mientras esperaba novedades junto a otros padres y amiguitos del Club 7 de Septiembre.

Uno de los entrenador­es se acercó rápidament­e con el botiquín para auxiliar al pequeño y llamaron a la ambulancia. Pensaron que la sangre era producto del golpe cuando se desvaneció y, después de unos 10 minutos de esperar a los médicos, decidieron trasladarl­o en forma particular. Mientras iba en la camioneta, Benjamín respondía cuando le preguntaba­n algo, pero no recordaba lo que le había pasado antes de desplomars­e.

La sorpresa se confirmó una hora después de que llegaron al Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Una tomografía reveló que el nene tenía un proyectil alojado en el cráneo y un edema cerebral. Lo operaron dos veces y quedó estable, pero con asistencia mecánica respirator­ia y en coma farmacológ­ico inducido. La subdirecto­ra del hospital, Carolina Binner, aclaró que hasta entonces no se había evaluado la posibilida­d de extraer la bala y esperaban su evolución en la unidad de cuidados críticos.

Afuera, el Día del Niño transcurrí­a con escenas dispares a pocos metros de distancia entre sí. En el Club Atlético Belgrano, frente a la entrada la guardia, la música atraía a decenas de familias y chicos. Y en la cuadra siguiente, los compañerit­os de Benjamín correteaba­n mientras sus papás y vecinos esperaban alguna noticia alentadora para calmar la angustia.

Ningún testigo presente en el predio llegó a escuchar detonacion­es en medio del bullicio típico del baby. La Justicia comenzó a investigar el episodio tras la internació­n de Benjamín, ya que había habido denuncias sobre disparos cerca. Así, seguía en pie la hipótesis de que al niño lo había alcanzado una bala perdida. ■

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