Clarín

“La historia de Peter Pan hoy no es políticame­nte correcta”

Asegura que ahora los chicos están más solos y cuestiona el mundo adulto, tan poderoso como el patriarcad­o.

- Especial para Clarín Natalia Gelós

Primero fue la imagen: una nena sentada en una sala de espera con los pies que no llegan todavía a rozar el suelo. Luego fue la historia: la nena empieza a transitar ese borde que es la adolescenc­ia, se llama Fiorella y ahí, en esa sala, le avisan que su madre se murió. En las primeras líneas de Nunca jamás, la nueva novela de Carola Martínez Arroyo en la colección Zona Libre de editorial Norma, ya las cartas están sobre la mesa: ella deberá seguir adelante junto a una hermanita de cuatro años, un padre que queda en pausa, una familia que está y no está.

Pero es seguir adelante en la adolescenc­ia: con nueva escuela, amigos, y la vida renga de esa red invisible que se ocupaba de sostener su mamá. De la primera a la última pá

gina es una novela “de las que hacen llorar”. “A los chicos les gusta que las novelas les provoquen sentimient­os, reacciones profundasd­ice Martínez Arroyo-. Por eso hay libros como Bajo la misma estrella que venden millones de ejemplares. Yo también cuando era chica amaba llorar. Llorar como una cosa linda”.

Es librera, socia del sitio online Donde viven los libros, que se especializ­a en literatura para chicos y para jóvenes, y coordina además el “Plan de Lectura” en las escuelas porteñas. Su primer libro se llamó Matilde, en el que contó las vivencias de una niña que trataba de entender el mundo en el que estaba: los setenta en Chile —la autora nació allá—, con un padre desapareci­do durante la dictadura de Pinochet y una vida que cambiaba de manera, también, radical.

Esta vez, la idea fue contar la historia de una chica cuya vida, hasta ese momento bisagra, había sido “normal”. “Quería trabajar con una novela donde el golpe ya hubiera sido dado y con un personaje que no tuviera más problema que ese: que se muere su mamá; y que ese hecho cambiara todo. Me interesaba, porque los chicos están a merced de muchas cosas que parecen inocuas; pero producen muchos cambios. Mi teoría es que los críos están cada vez más solos”. -¿De qué modos se manifiesta esa soledad?

-Crecí en los ochenta. Y el otro día, mirando la serie Stranger Things pensaba eso: estábamos sueltos, pero no estábamos solos. Es una cosa muy extraordin­aria. Ahora están mucho más cuidados, tenemos aplicacion­es para buscarlos, para ver dónde están, pero están solos. -¿Por qué creés que pasa eso? -Porque hay una enorme falta de respeto a la infancia, al crecimient­o. De la misma manera que tenemos que derrotar al patriarcad­o, el lugar de los adultos es poderosísi­mo y hay que analizarlo. Los chicos no tienen un lugar seguro para crecer, con gente que los respete como un otro real. Es muy extraño que ocurra eso. La mayoría de las decisiones no pasan por ellos. Esto es una sensación... Tiene que ver con las relaciones sociales, con esta etapa del capitalism­o que es cada vez más brutal. Supongamos: se te enferma un pibe. En otro momento, no había dudas de que te quedabas y lo atendías. Ahora mandás a la señora que lo cuida. Los vamos dejando solos y eso los chicos lo resienten y eso quería mostrar.

-Eso replantea también la idea de familia.

-Claro. ¿Qué pasa con esos cuerpos que no están disponible­s, por trabajo, responsabi­lidades, lo que sea? En realidad, hay distintos tipos de familia, pero hay algo roto en las relaciones sociales. Esa rotura implica un montón de cosas para los pibes.

El Peter Pan de James Matthew Barrie revolotea por la novela. Dialoga con ella. La autora muestra su ejemplar, marcado por cientos de papelitos de colores. Dice que es su Peter Pan: “Es como una brújula de esa etapa. Un crío que no quiere crecer, que no quiere volverse adulto. Ese es el grito más fuerte de los adolescent­es: ‘Quiero quedarme en este

mundo donde no tengo tanta responsabi­lidad’; aunque es mentira, porque tienen un montón. Peter

Pan es de esos libros que uno lee siempre. Debería ser de lectura obligatori­a en la escuela. Es el leitmotiv de la infancia”.

-La novela muestra también la fortaleza de las protagonis­tas.

-Es que los chicos siempre siguen adelante: ves bombardeos en Franja de Gaza y los pibes están jugando a la pelota; en las caravanas de migrantes desde Grecia hasta Italia, van con los muñecos. Tienen una capacidad infinita de enfrentar cualquier cosa. Son gente valiente. -¿Y la dificultad de tocar ciertos temas es de los adultos?

-Hay un repunte fulero de lo políticame­nte correcto, llevado adelante por una corriente del feminismo que piensa que cambiando lo visible se cambia lo invisible y no es verdad. La única forma de derrotar al patriarcad­o es que cambien las relaciones sociales. Las cosas cambian de raíz. Hay como una idea de que si yo empiezo a mostrar en los libros mujeres fuertes, las mujeres van a ser fuertes y no funciona de esa manera. En la literatura infantil ha habido personajes femeninos fuertes desde siempre: todos los de Christine Nöstlinger o Pippi Calzaslarg­as, de Astrid Lindgreen. Nosotras los leíamos y seguíamos sumidas en un machismo perverso. Y si creemos que porque hacemos algo en un libro la vida cambia, ya mismo pongámonos a escribir libros donde las cosas sean distintas, porque si la literatura tiene esa potencia, ¡qué brutos que somos que no la usamos para cambiar el mundo! -¿Cómo ves las relación de los chicos con la lectura? El famoso leen o no leen...

-Los chicos leen como nunca en la vida, si no, no existiría esta industria. Si están con la pantalla, están leyendo. Hay una corriente que cree que leer ficción es una de las formas más elevadas de lectura. Yo acuerdo medianamen­te. Leer, leés todo el tiempo: caras, gestos, WhatsApp, jueguitos. Los chicos cuando están jugando jueguitos están metidos en una ficción. Quizás no es la mejor, pero hay libros que tampoco son la mejor ficción. ¿Entonces, qué es lo que no leen? ¿Papel, literatura, lo que vos querés, lo que le gustaría a la escuela? Peter Pan hoy no es políticame­nte correcto: un chico que rapta a una chica para que sea su “madrecita” y para que le prepare comida y lo consuele. Lo leés y es totalmente disruptivo. La gente es muy culposa con la literatura. Siempre te parece que no leíste lo que hay que leer, lo suficiente, lo correcto. Son cosas súper relativas. Lo bueno de ahora no es lo bueno de antes. Entonces, ¿qué es lo que no están leyendo? Eso siempre hay que ponerlo en tensión. ■

Hay una idea de que si yo empiezo a mostrar en los libros mujeres fuertes, las mujeres van a ser fuertes, y no funciona de esa manera. Para derrotar al patriarcad­o hay que cambiar las relaciones sociales.”

 ?? LUCIANO THIEBERGER ?? Una brújula en la infancia. En el libro sobrevuela la presencia de Peter Pan: “Debería ser de lectura obligatori­a en la escuela”.
LUCIANO THIEBERGER Una brújula en la infancia. En el libro sobrevuela la presencia de Peter Pan: “Debería ser de lectura obligatori­a en la escuela”.
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240 págs. 345 pesos
Nunca Jamás Carola Martínez Arroyo Norma 240 págs. 345 pesos

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