Estudios
Hipertensos y sin control.
En Argentina, por lo menos uno de cada tres adultos es hipertenso, según arrojan estudios epidemiológicos y la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR 2018). Si bien ese dato por sí solo es preocupante, lo es aún más que alrededor de la mitad de ellos desconoce que tiene sus valores de presión arterial por encima de lo normal y que, entre quienes sí conocen su condición, un porcentaje importante no está tratado y otro tanto pese a estarlo no se encuentra bien controlado.
Es una realidad que volvió a ponerse de manifiesto en los resultados de la campaña “Conoce y controla”, de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), que estableció a partir de este año el 14 de septiembre como Día Nacional del Hipertenso, ya que la fecha se asocia con la cifra límite (140/90 mmHg) a partir de la cual se considera que una persona tiene la presión elevada.
Se trata de la tercera edición de la campaña que cuenta con el auspicio de la Secretaría de Salud y Desarrollo Social y en cuyo marco durante el mes de mayo se realizaron mediciones de presión a 85.296 adultos de todo el país (casi el triple de los 30.000 de 2017), con un promedio de edad de 61 años.
Más de la mitad (53%), tras dos mediciones de presión espaciadas, tuvieron cifras de hipertensión. Entre ellas, el 26,8% desconocía su condición, mientras que entre las que conocían su diagnóstico, casi todas (97%) estaban bajo tratamiento: la mitad con su presión arterial controlada y la otra mitad no. En síntesis: casi el 65% de los hipertensos no tiene bajo control sus valores.
A diferencia de los años anteriores, el nivel de conocimiento y de personas bajo tratamiento fue más alto, algo que está vinculado a que el promedio de edad también fue mayor (en 2018 había sido 52) y la hipertensión es un problema que aumenta su frecuencia con los años, pese a que se ve cada vez más en niños, niñas y adolescentes, vinculado a la epidemia de obesidad y sedentarismo, advierten los especialistas.
“Esto no es un estudio epidemiológico, es una campaña que está dirigida a concientizar, a llamar la atención, que la gente se dé cuenta que estamos hablando de algo que es sumamente frecuente, que es fácil de diagnosticar, que tiene tratamiento claro, pero a pesar de todos esos puntos a favor, la prevalencia es alta.
Hay algo que está fallando”, analiza en diálogo con Clarín Irene Ennis, presidenta de la SAHA. “De diez hipertensos hay seis que están mal: tres porque no lo saben y tres porque están mal tratados. Es incomprensible”, coincide Marcos Marín, vicepresidente de la entidad.
La hipertensión es el factor de riesgo más importante para la enfermedad cardiovascular, la principal causa de muerte en el país. Ennis dice que “se está llegando tarde” al tratar consecuencias graves que podrían prevenirse. Y la responsabilidad, insiste, es compartida: “Los médicos no estamos controlando lo suficiente o indicando lo suficiente el tratamiento, o la gente no lo está valorando. No llegan a darse cuenta porque no duele, no pica, no da señales hasta que hacen el infarto o el accidente cerebrovascular (ACV)”.
Por eso, el mensaje que buscan transmitir está dirigido a toda la población. “La idea de la campaña es abrirles los ojos a todos, incluidos médicos y responsables de los programas de salud. Entre todos tene
mos que corregir esto. Hay gente que después de un ACV tiene que dejar de trabajar, o que requiere internación y tratamientos costosos. Llegar antes es más sencillo: sólo hay que tomar la presión y decirle al paciente que de ahora en más debería comer menos de sodio, hacer actividad física y tomar remedios accesibles”.
Según el autorreporte por cuestionario de la última ENFR, el 34,6% de los adultos en Argentina tiene la presión arterial elevada. Pero la encuesta nacional realizada el año pasado incluyó por primera una fase de mediciones objetivas (a un subgrupo se le midió la presión), que arrojó otros datos: de la población general,
el 40,6% tuvo la presión arterial elevada.
En el informe preliminar difundido en abril, desde la Secretaría de Salud sostenían que “es evidente que la prevalencia de hipertensión arterial en adultos en Argentina es mayor al 34,6%” y que de los resultados se desprende “el alto nivel de subdiagnóstico de esta condición”.
El problema es que la oportunidad de encontrar a las personas con presión elevada muchas veces se pierde incluso dentro del consultorio. “Nosotros creemos que el médico en general (no especialista) no toma la presión. Entre otras cosas, porque no tiene el aparato. Y cuando tiene el aparato, habitualmente es viejo, aneroide (el del “relojito”), está descalibrado, la toma rápido y ‘ningunea’ el resultado”, dice Marín a este diario.
“Dada la alta proporción de hipertensos que desconocen su condición,
en cada contacto con el sistema de salud debería controlarse la presión
arterial, en todas las especialidades e independientemente del motivo de la consulta”, propone Martín Salazar, profesor titular de Clínica Médica de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata y miembro de la SAHA.
Pero no se está haciendo agua sólo con los hipertensos que “escapan” al diagnóstico, sino también con la mitad que estando bajo tratamiento no logran un buen control de la enfermedad.
La presidenta de la SAHA, vuelve a repartir responsabilidades: “En ocasiones, al médico le cuesta combinar fármacos (se pueden necesitar hasta tres) y a veces los pacientes hacen lo que les parece”. ■