Vidal retoma las reuniones sorpresivas para levantarle el ánimo a su tropa
Baja un mensaje de que hay que brindar pelea de cara a octubre y perfila su figura como referente post 2019.
María Eugenia Vidal insiste en que todavía no está en campaña -en provincia de Buenos Aires oficialmente arranca el 22- aunque encadena recorridas y su paso por la plaza de Morón en su cumpleaños funcionó como un impulso para intentar retomar la pelea y marcó el estilo que tendrá la nueva etapa luego del amplio triunfo de Axel Kicillof en las primarias. La gobernadora no sólo busca mostrar mayor “cercanía” con los bonaerenses, también con los dirigentes y militantes en cada distrito con el objetivo de motivar y contener de cara a las generales y lo que vendrá después.
“Es necesario reordenar y transmitir la voluntad de dar pelea y de que vamos a jugar a fondo”, explicaron en La Plata el propósito de la saga de reuniones de Vidal con los intendentes, con los candidatos en los municipios que no gobierna Cambiemos, con los postulantes a diputados nacionales y los encuentros con unas 100 personas -partidarios de Juntos por el Cambio y fiscales- en cada sitio que visita. Ya lo hizo en San Fernando, La Plata, San Pedro, Junín y La Matanza.
“Es una forma de poner el cuerpo y reconciliarse con la política”, consideró un funcionario que participó de las reuniones. Si en esta campaña Vidal tendrá mayor autonomía de la Casa Rosada, la definición funciona como otra señal de la distancia del estilo y la estrategia fallida de Marcos Peña: “Por ahora no tenemos prevista ninguna actividad en conjunto con Mauricio, pero en algún momento vamos a coincidir. Estamos en la misma boleta". En las charlas con vecinos después de las primarias Vidal reconoció de manera más directa los efectos de la crisis económica.
"Está dedicándole tiempo a los equipos locales. Muchos piden verla para levantar el espíritu y salir a la calle", contó otro de los armadores. Uno de los funcionarios advirtió que en Morón y también en la manifestación a favor de Macri “el ánimo de la gente estaba por arriba del de los dirigentes”.
La gobernadora y su círculo más cercano dirán que la energía está puesta en la pelea para el 27 de octubre y no más allá, cierto aunque más que con la expectativa de remontar el resultado con el objetivo de acortar la diferencia y mantenerse como referencia en la próxima etapa. Con Federico Salvai -jefe de Gabinete y estratega-, Vidal armó las listas con candidatos propios como para conservar músculo en la legislatura bonaerense, aunque habrá que ver qué sucede con Cambiemos y se descuenta el quiebre con los laderos de Emilio Monzó. La intención de recuperar política apunta justamente a consolidar su espacio más allá del resultado de octubre.
Vidal reunió 3.223.460 votos y Kicillof le sacó casi 1.700.000. Entre los análisis para sumar aparece en la mira la estimación de un 10% de electores que en 2015 y 2017 eligieron a Cambiemos y en agosto optaron por el Frente de Todos u otras alternativas. Pero más todavía los más de tres millones que no fueron a votar. Con el padrón y los datos de las primarias, a los ausentes les están tocando el timbre casa por casa aunque con una contra para la gobernadora: ese trabajo de hormiga lo encaran principalmente los intendentes, como contó Clarín concentrados en sus disputas locales cada vez con menor disimulo. “Cada uno está viendo cómo se salva y no van a militar la boleta de ella”, descontó un hombre de Monzó. Cerca de Vidal lo relativizaron: “No hay que subestimar a la gente, que vota lo que quiere por más que le entreguen una combinación de boletas”. De cualquier manera la promoción del corte por parte de los jefes comunales tiene el aval de la mandataria.
El entusiasmo mayor de los seguidores del PRO que de algunos dirigentes se reflejó en el “aluvión” de voluntarios para fiscalizar en las generales. “En nuestro electorado se instaló la idea de que nos hicieron trampa. Hubo algunos problemas, pero la diferencia no se puede explicar por ahí”, aceptó un armador bonaerense. Según su mirada, más determinante resultó el rechazo de Peña al desdoblamiento y a otras elucubraciones para que Vidal esquivara el lastre de la crisis económica de la gestión de Macri. La mirada de la gobernadora se concentra en octubre, pero en su futuro político no visualiza al jefe de Gabinete y acaso tampoco al Presidente. ■