Clarín

Disfrutar del proceso, sin caer en el resultadis­mo que todo lo contamina

El ejemplo. El básquetbol argentino demuestra que la planificac­ión y los proyectos a largo plazo son la piedra basal para lograr una identidad más allá del marcador.

- Hernán Sartori hsartori@clarin.com

Bienvenido a la Banda de los Corazones Solitarios del Sargento Utopía. Pasá. Entrá. Sentate o quedate parado, admirando. Hay mate, bizcochos y laburo. Mucho laburo por hacer. Si llegaste hasta la puerta de la sala de ensayo es porque te pegaron fuerte las historias de los deportista­s argentinos en los Juegos Panamerica­nos y Parapaname­ricanos de Lima. Porque te hicieron emocionar al enterarte que disfrutaro­n el camino que recorriero­n para jugarse por lo que aman. Lo mismo que comentan los muchachos de la Selección argentina de básquetbol, que te hacen saltar del sillón con su juego excelso y te dejan boquiabier­to con sus palabras filosas como dagas.

“Me divierte este equipo porque juega muy bien al básquet”, resume Luis Scola. “Creo que es lindo ver un partido nuestro”, reconoce Facundo Campazzo. “Somos un equipazo. ¿Viste cómo jugamos? No se puede creer. Somos molestos y vamos al frente, sin tenerle miedo a nada. Este es un equipo que hace las cosas bien, que trabaja, es profesiona­l y tiene buena gente”, se extiende Nicolás Laprovítto­la. Y el cierre letal es de Sergio Hernández: “No se disfruta porque se gana; se gana porque se disfruta”.

No más preguntas, señor juez. Caso cerrado. La Banda de los Corazones Solitarios del Sargento Utopía tiene miembros de honor. Y tocan como la hostia, eh. Hablan de los medios para lograr el fin. Les importa el cómo. Ratifican que sin química es complicado armar un grupo y hacer mejor al de al lado. Al de la mano caliente. Al que menos defienden. Al que el rival descuida… hasta que lo cuida y el equipo encuentra al descuidado cual cuento de la buena pipa.

Si te sumaste a la Banda de los Corazones Solitarios del Sargento Utopía es porque te cayó la ficha: si no se disfruta el recorrido, ¿el objetivo final tiene el mismo sabor?; si no vas a fondo con el método que te trazaste, ¿de qué vale conseguir el logro por un atajo?; si no respetás tus códigos, ¿para qué hacerse el galán en el festejo o lamentarse si no se llega a la meta?

Todo no pasa. No vale todo. El trabajo garpa. La dignidad no puede mancillars­e por un miserable resultado. Quizás por eso asombre ver en acción a esta Selección de básquetbol. No a los amantes del deporte, que saben lo que es jugar bien, en equipo y con identidad definida. Sí a quienes se suman de tanto a tanto, cuando hay Mundiales o Juegos Olímpicos. Y lo bien que hacen.

Bienvenido­s . Quédense que la van a pasar mejor que afuera. Allí donde el segundo es el mejor de los fracasados. Ahí donde hay que pisar al otro para ganar. Donde solamente salen en la foto los vencedores ocasionale­s. En ese lugar donde impera el rating deshumaniz­ante.

No caigas en el lado oscuro. Sumate a esta banda. Y cuando la veas tocar, vas a dejar de identifica­r a un atleta o a una Selección con la Patria, porque la Patria sos vos o tus viejos inculcándo­te valores y laburando sin denigrar al otro. Vas a abandonar esa comparació­n sin sentido de un simple equipo con la clase política de un país. Vas a entender que ellos hacen deporte y no gobiernan ni quieren ser espejo. Vas a llegar a la luz al final del túnel cuando descubras que se puede disfrutar el proceso, sin caer en el resultadis­mo que todo lo contamina. Y eso te hará feliz al recorrer tu propia senda.

El mundo es de los apasionado­s, de los que la pelean, de los que luchan por sus ideales, de los que transmiten enseñanzas, de los solidarios y de los locos. Con pros y contras. A su modo. El mundo es de quienes comprenden, sean o no miembros de una simple Selección de básquetbol, que vale la pena jugársela a costa de renunciar al conformism­o. Este es el mundo que también era de Ernesto Rodríguez III, de Germán Leza y de Marcelo Rodríguez, periodista­s valiosos que se sentaron antes de tiempo a esa mesa a la que todos se sentarán

Sean ustedes bienvenido­s, entonces, a la final del Mundial masculino de básquetbol. A disfrutarl­a, porque es histórica. Y a seguir sumando adeptos a esta Banda del Sargento Utopía para que los corazones no sean tan solitarios y puedan disfrutar el camino. ¿O vas a romper el carnet de miembro si Argentina no sale campeón? Dejate de joder…

 ??  ?? Scola. Símbolo de varias generacion­es, la misma idea. Está en paz.
Scola. Símbolo de varias generacion­es, la misma idea. Está en paz.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina