Clarín

Una voz en los diales

El periodista está para el Guinness: trabaja en cuatro programas de tres emisoras diferentes.

- Federico Ladrón de Guervara Flguevara@clarin.com

A Eduardo Caími (54) se lo conoce como el “Polaco”. Pero su verdadero apodo, el que le dicen sus familiares y amigos más cercanos es “Cartucho”.

“Cuando nací, en Necochea, era una bola de cinco kilos... Tenía todo el cuerpo colorado y la cabeza amarilla. Sí, ¡parecía un cartucho de escopeta! Y entonces a mi papá se le ocurrió ponerme ese apodo”, cuenta, con mucha gracia, Caími, uno de los relatores más prestigios­os de la Argentina, un as del micrófono.

Inquieto, con intereses que van más allá de la pelota, “Cartucho” es un hombre de radio full time, alguien que podría formar parte del libro Guinness de los récords: por estos días trabaja en cuatro programas de tres emisoras diferentes y, los fines de semana, se encarga de las transmisio­nes de los partidos.

“Son días intensos”, resume Eduardo. “Y, ¿la verdad? Me considero un afortunado”, agrega. En Mitre, durante la semana y a la medianoche, integra el Súper Mitre Deportivo que conduce Gabriel Anello.

En la AM 750, también de lunes a viernes pero de 22 a 24, está al frente de La casa invita. “Lo hacemos con Alejandro Apo y Victoria Torres. Es un ciclo con historias de vida, literatura...”, explica Caími.

En la FM 94.7 Club Octubre, de lunes a viernes de 13 a 15 y de 19 a 21, se lo puede escuchar en otros dos programas futboleros: Primer tiempo y Segundo tiempo. En este caso lo acompañan, entre otros, Germán Sosa, Gustavo Cima y Walter Vargas.

Por si fuera poco, Eduardo da clases en el Instituto Crónica. Y, “cuando los tiempos me lo permiten”, cursa materias de Historia en la sede de Puan de Filosofía y Letras. “Es otra de mis grandes pasiones”, confiesa.

-Y también sos abogado...

-Sí, terminé la secundaria en 1982, en el Nacional Número 13 de Liniers, a la vuelta de la cancha de Vélez... Tuve amigos que fueron a la guerra de Malvinas. Fue un año de mucha movilizaci­ón... Yo quería cambiar el mundo. Y una manera de ampliar el horizonte era estudiando. Por eso decidí anotarme en la UBA.

-¿Llegaste a ejercer de abogado? -Trabajé varios años en Osecac y en un par de estudios, armé algo con una socia...

Antes de cumplir los 20 años, a mediados de los ‘80, Caími empezó a relatar las campañas de Independie­nte y Quilmes en radio Real de Colonia (de origen uruguayo) y que “se escuchaba bien en el sur del Conurbano... Después me sumé a La Oral Deportiva y estuve unos 25 años en Rivadavia... Luego seguí en la radio de ESPN. Y en el 2016 llegué a Mitre”.

-¿Y por qué la pasión por el relato? -De la cuna. De chico ya hacía mis primeros relatos. Además, mi viejo, que de nombre artístico se había puesto Norberto Malbrán, era un conductor y animador muy vinculado con el tango. El fue quien me abrió las puertas de un estudio de radio.

-¿Cómo se define tu estilo de relato? -Me gusta tirar paredes con el comentaris­ta; que el relato sea intenso, con mucha impronta futbolera. Y mucho análisis. Y también me gusta incluir cuestiones vinculadas con la realidad, con situacione­s, personajes...

-¿El mejor gol que relataste?

-Uno de Messi a Brasil en Nueva Jersey. 2012, la Selección ganó 4-3. Messi enganchó frente a Marcelo, gambeteó a otros dos rivales y la clavó en un ángulo. Ese gol me sacudió... En el relato ligué a Messi con Diego, con Di Stéfano, con el Bocha (Bochini), con Alonso... -¿Y cuál fue tu furcio más grande? -Fue en uno de los primeros partidos que relaté para Rivadavia. Un Gimnasia-Boca en La Plata: penal a Gimnasia, para Boca atajaba Navarro Montoya. Pateó el Mellizo Guillermo. Lo metió. Y yo dije “Gol de Boca”.

-O sea, ¡periodismo de anticipaci­ón! -Sí, claro (se vuelve a reír). Con el tiempo, Guillermo pasó a Boca e hizo mil goles con esa camiseta.

-¿Y tu referente como relator?

-José María Muñoz, Víctor Hugo, que nos rompió la cabeza a todos... Le agregó recursos idiomático­s, metafórico­s, a la narración convencion­al. Recogió la verba de Fioravanti con el ritmo de los 80 más intenso. En la Argentina hay muchos relatores que se destacan: Walter Saavedra, Cima, Bulos, Anello... El que condensa todo lo que yo pretendo es Osvaldo Wehbe, que combina lo académico con el barro.

-En los nuevos River-Boca, ¿vas a volver al “relato zen” como cuando jugaron las finales del año pasado?

-No, eso fue para aquel momento, que se había generado un escenario de locos. Por eso quisimos relatar en “modo zen”, sin levantar la voz... Lo hicimos en Radio Colonia y estuvo muy bueno. Algo había que hacer con esa situación: en la cancha de Boca, durante el primer partido, fueron asistidas más de 100 personas por problemas cardíacos.

Casi, casi, Caími vive en la radio. Por eso no sorprende que esté casado con una colega. “Se llama Valeria Delgado, es locutora y crítica de arte. Trabaja con Juan Di Natale en Mega, en la 750... Nos conocimos en Rivadavia”, cuenta. -¿Jugaste al fútbol en algún club?

-El que jugó fue mi hermano, Claudio Caími, el “Polaco”, en Excursioni­stas, en Bélgica e Israel.

-También le dicen el “Polaco”.

-Sí. Es que mi mamá nació en Dinamarca. Y somos rubios. Pero acá a nadie le dicen “Danés”. Si sos rubio, te dicen “Polaco”, “Ruso” o, en todo caso, el “Alemán”. Te decía: mi hermano fue un gran jugador. Yo jugué de manera amateur, nada importante.

-¿De qué jugabas?

-De 6 o de 5. Un 6 como Enzo Trossero, visceral, protestón... El 5 que siempre me gustó fue Marangoni. O Redondo. Pero estuve muy lejos de jugar como ellos... Eso sí, me destacaba por algo: cuando jugaba, relataba al mismo tiempo. ■

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Referentes. Menciona a Muñoz, Víctor Hugo, pero sobre todo a Wehbe.

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