Clarín

Macri tardó en entrar en clima, pero terminó golpe por golpe

Recién pasada la media hora empezó a responder los ataques. Y tuvo un buen final, diferenciá­ndose de Alberto F.

- Eduardo Paladini epaladini@clarin.com

Eran las 21.51 cuando Mauricio Macri pareció entrar definitiva­mente en modo debate. Los moderadore­s le concedían su segunda tanda de 30 segundos para el segundo tema, las Relaciones Internacio­nales, y el Presidente buscó sacudir a su rival kirchneris­ta en el punto más sensible: primero habló de “corrupción” y luego recordó las críticas, durísimas, que Alberto Fernández le hacía a Cristina Kirchner hace unos pocos años, casi como un dirigente opositor. La acusaba, entre otras cosas, de haber “destruido la economía” y de haber malgastado las reservas, entre otras cosas. También, rememoró el candidato oficialist­a, se ocultaba la pobreza.

Esa primera reacción de Macri también contuvo, en un punto, una debilidad del Presidente en el debate. Tardó más de media hora en mostrar una reacción ante un Alberto Fernández más activo. Mucho para un candidato que corre de atrás, según el resultado de las PASO, que lo dejaron 16,56% abajo de su rival del Frente de Todos.

En una comparació­n boxística, Macri llegó al debate perdiendo por demasiados puntos y con pocos rounds por delante como para no intentar, más temprano que tarde, algún golpe de nocaut. En ese punto pareció faltarle sorpresa y celeridad.

Más allá de cierto nerviosism­o inicial, que le hizo desperdici­ar segundos en sus primeras intervenci­ones, con el correr del debate Ma

Volvió el dedito acusador, volvió la cancheread­a, el kirchneris­mo no cambió”.

cri mostró su gimnasia en este tipo de presentaci­ones. Es, por lejos, el candidato que más debatió de los que competirán por la Presidenci­a. Nunca se salió de eje, pese a que por momentos soportaba un 5 contra 1.

En esa línea, el candidato de Juntos por el Cambio eligió ir dejando una serie de palabras y frases asociadas a la propuesta de Juntos por el Cambio: verdad, decencia, respeto, libertad, equipo. Y en cada tema se iba diferencia­ndo del pasado e intentaba recrear expectativ­as.

También buscó defenderse, con datos, en uno de los puntos más cuestionad­os de su gestión: la deuda. Y tuvo un buen final, metiendo el dedo en el “dedito acusador” y la “cancheread­a”, en directa alusión al estilo que exhibió su rival kirchneris­ta. ■

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FOTOS J.J. GARCÍA De menor a mayor. Mauricio Macri, ayer, durante el debate en Santa Fe.

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