El contraste con el kirchnerismo frente a la caída de la economía
Diferencias. Macri y Alberto Fernández ratificaron su enfrentamiento en un debate sin propuestas. Se esperaba una pelea dramáticamente desigual, pero no lo fue.
A casi cuatro años del debate presidencial de 2015 frente Daniel Scioli que condujo a Mauricio Macri a la Presidencia, los roles se invirtieron. El Presidente, que arranca detrás, se mostró cómodo frente a las cámaras, aferrado al guión, aunque incómodo cuando debía pasar al ataque, contrastando toda la noche su gestión con la del kirchnerismo, en búsqueda de alguna reivindicación. Sin embargo, la corrupción no fue una de sus banderas.
Alberto Fernández, en cambio, comenzó tenso pese a poner poco en juego a partir de la importante ventaja que obtuvo en las PASO del 11 de agosto. Y después se fue afianzando, aunque siempre con una estrategia unívoca: recurrir a las chicanas, apuntando al “Presidente”, con sus críticas pero también con su dedo, como el responsable de la grave situación económica. En ambos casos, las propuestas estuvieron ausentes.
Se esperaba una pelea dramáticamente desigual a favor de los candidatos opositores. No fue así. Quizás porque Macri hace casi doce años que está en el poder -8 en la Ciudad y casi 4 en la Nación- lo que le da una ductilidad mediática, que tiene un valor extra de la mano del marketing político. A favor del candidato del Frente de Todos estuvo el hecho de ser opositor, esgrimir solidez discursiva y contar con el poder cuestionar sin ataduras la política económica del Gobierno, su flanco más débil.
Las estrategias quedaron expuestas antes del primer minuto de la disputa. Enseguida Alberto Fernández puso la vara muy alta para despegarse del pelotón opositor que completaban Roberto Lavagna, José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión. Sin rodeos, calificó de mentiroso a Macri, como varias veces en la noche. La primera, al aludir a aquél debate del 15 de noviembre de 2015. “Mintió el presidente y el que dijo la verdad está sentado en el salón”, dijo. Así, quedó claro el motivo de la presencia de Scioli en el recinto.
El capítulo más ríspido, como se esperaba, fue el económico. En teoría, sería todo ganancia para Fernández. Pero el recurso de Macri fue minimizar responsabilidades y compartirlas con el kirchnerismo. Buscó construir expectativa -una de sus carencias- argumentando que lo peor ya pasó y que está todo listo para empezar a crecer. Hasta chicaneó a Fernández, sin nombrarlo, al decir que lo asustaba que en la oposición hablan de aumentar impuestos. Se refería a bienes personales.
Macri no tuvo límites. Respecto del endeudamiento, ensayó que 2 de cada 3 pesos en los que se endeudó “fue para pagar deuda del gobierno anterior”, mientras que el peso restante lo destinó a apagar el déficit, aunque no terminó consiguiéndolo.
Alberto Fernández esperaba a un Macri a la defensiva y no al ataque, y eso lo sorprendió. Como reacción, redobló su ofensiva. Se ocupó de dejar en claro que el Gobierno “fracasó” en materia económica y que termina su mandato con 5 millones de pobres más. El momento quizás más tenso se vivió cuando, visiblemente ofuscado, lanzó que algún día Macri deberá dar explicaciones -¿ante la Justicia?porque cree, que de los 39 mil millones de dólares que otorgó el FMI buena parte se lo llevaron sus amigos del sistema financiero. En todos los temas, Fernández aludía a la crisis económica.
Quien también reaccionó airadamente a la maniobra del Presidente fue Lavagna, al sintetizar que el Gobierno, sobre cuatro años, termina con tres de caída del PBI y el aumento de la pobreza. “Por seriedad con los argentinos, basta de estas frases”, le enrostró. Si bien el ex ministro de Economía cuestionó varias veces la gestión de Macri, intentó ubicarse equidistante del macrismo y del kirchnerismo. Como cuando describió ochos años de estancamiento, cuatro de Cristina y cuatro de Macri.
La táctica de los contrastes funcionó en muchos aspectos. Alternando beneficios entre Macri y Alberto.
Como cuando el Presidente trajo al debate la condecoración a Nicolás Maduro por parte del gobierno de Cristina. O cuando aseguró que la década K había roto los lazos internacionales para luchar contra el narcotráfico y no había reconocido los derechos de las víctimas de la inseguridad. Alberto F. no evitó el tema aunque sí hablar de una dictadura al definir que “Venezuela tiene problemas”. Después defendió la no intervención sobre otros países.
Apenas se desviaba, el ex Jefe de Gabinete volvía sobre sus pasos, apuntando a la Economía. Así, le endilgó que en siete semestres no entró “ningún centavo” producto de las relaciones internacionales. “No alcanza con las fotos”, le dijo a Macri. También lo embistió al abordar temas como la educación y la salud. “No le interesan”, dijo.
En el cierre, ambos ratificaron su estrategia. Macri señaló que “volvió el dedito acusador, la canchereada. El kirchnerismo no cambió, es lo mismo” y aseguró que tres años fue poco para enderezar políticas erróneas del pasado. “Los espero a todos”, concluyó. Fernández continuó con las ironías, “dos mil puntos de riesgo pais y hemos vuelto al mundo”, chicaneó. Y finalizó. “Se que cuento con ustedes, cuenten conmigo”, dijo. ■