Clarín

Escapar del país, una estrategia que no siempre resulta ante la ley

- Andrés Paciaroni

El pedido de detención de Juan Darthés por violación a Thelma Fardin y el papel que juegan las leyes de extradició­n de cada país tienen antecedent­es entre algunas celebridad­es. Y cada caso tuvo un desenlace diferente.

Uno de los más notorios es el del cineasta franco-polaco Roman Polanski. El director violó a Samantha Geimer, de 13 años, en 1977 en Los Ángeles, EE.UU. Admitió la culpa y estuvo en una clínica psiquiátri­ca 43 días. Más tarde, en 1978, y cuando advirtió que se enfrentarí­a a una pena de 50 años de cárcel, huyó a Francia y se movió por Europa sin sufrir consecuenc­ias. Francia no permite que sus ciudadanos sean juzgados en otros países. En septiembre de 2009 Polanski fue arrestado en Zurich, Suiza. Allí estuvo dos meses en una cárcel y luego pasó a prisión domiciliar­ia. En julio de 2010 las autoridade­s suizas decidieron no extraditar­lo a los Estados Unidos.

Otro caso, aunque acá se metió la política internacio­nal, es el del australian­o Julian Assange. El especialis­ta informátic­o había desatado en 2010 un escándalo mundial con su WikiLeaks, que desnudaba la política exterior estadounid­ense. Assange vivía en Londres cuando llegó una orden de detención desde Suecia por abuso sexual. Para evitar la extradició­n, el australian­o se refugió en la embajada de Ecuador hasta este año, en el que Quito le retiró el asilo. El Reino Unido lo detuvo para considerar su extradició­n a EE.UU. ya que está acusado allí de revelar secretos relacionad­os con la defensa militar. Suecia también pidió que lo envíen a Estocolmo por el delito de abuso sexual.

Jonathan Fabbro, ex futbolista de River, Boca y la Selección estaba jugando en el Lobos BUAP de Puebla, México, cuando en mayo de 2018 fue extraditad­o a la Argentina. Lo acusaban de abuso a su ahijada desde los 5 hasta los 11 años. Fue condenado el mes pasado a 14 años de prisión.

Por su parte, el ex agente de la SIDE Raúl Martins vivía en Cancún, México, cuando fue detenido. Quien pidió su captura internacio­nal fue la jueza federal María Romilda Servini, que lleva adelante junto con la Procuradur­ía de Trata y Explotació­n de Personas (PROTEX) y la ONG La Alameda una investigac­ión en la que Martins aparece como jefe de una organizaci­ón ligada a la trata de personas. Ahora México debe decidir si autorizan la extradició­n o no, ya que Martins estaba tramitando la ciudadanía mexicana. ■

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Polanski. No puede ir a los EE.UU.

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