Optimismo de Londres y Bruselas por un “acuerdo político” sobre el Brexit
Lo transmitieron el premier Johnson, Macron y Merkel. Pero hay dudas sobre el Parlamento británico.
Habrá acuerdo del Brexit “pero no será esta noche” porque continuarán negociando las próximas horas, según confirmaron fuentes del gobierno británico. No descartan que el primer ministro Boris Johnson “decida viajar anticipadamente a Bruselas” para pujar por un acuerdo político, que podría estar finalizado políticamente durante la cumbre del Consejo Europeo de hoy y mañana. Necesitaría ajustes técnicos, que serían discutidos después pero antes del 31 de octubre, la fecha límite para Boris, según sugieren funcionarios británicos cercanos a las negociaciones.
Una “extensión técnica” podría ser pedida por Johnson, luego de que intente “un voto significativo” de este esqueleto de acuerdo político, si fuera necesario, en el próximo “Súper sábado” legislativo de la Cámara de los Comunes.
El secretario del Brexit, Stephen Barclay, anunció a los legisladores que Johnson escribiría una carta a la Unión Europea (UE) pidiendo una extensión más allá del 31 de octubre del artículo 50, que establece el divorcio entre ambas partes. Si no la pide y favorece un no acuerdo, puede ser procesado por desacato a la ley y volvería a intervenir la Corte Suprema.
Las negociaciones están en su “Sprint final” y “estoy convencida” de que un acuerdo podría encontrarse, fue la descripción de la canciller alemana Ángela Merkel, en su conferencia de prensa con el presidente Emmanuel Macron en Toulouse ayer por la tarde. El jefe de Estado francés tiene la esperanza de que haya acuerdo para la cumbre. “Es nuestra esperanza poder firmar un acuerdo y espero ese acuerdo en las próximas horas”, dijo Macron desde el tradicional gabinete francoalemán. “Yo creo que el acuerdo se ha finalizado en Bruselas y lo podemos aprobar mañana (por hoy)”, informó Macron. Londres no confirma esta finalización, aunque Boris está en directo contacto con el jefe de Estado francés. Fuentes de Downing Street aseguran que son “optimistas” pero “cautelosos” en el resultado de las negociaciones.
Los problemas van a surgir en la Cámara de los Comunes si los legisladores se niegan a aprobarlo el sábado y exigen que sea aprobado o rechazado en un nuevo referéndum. Boris Johnson informó a los diputados euroescépticos y a los rebeldes los avances de las negociaciones, a las que describió “aun envueltas en la niebla”. Las mismas palabras las utilizó frente al poderoso Comité 1922 de los conservadores. Ignoró a los nacionalistas escoceses anti-Brexit.
Una nueva ola de pragmatismo se ha apoderado de algunos rebeldes conservadores, como el ex chancellor de las finanzas Philip Hammond, que no descarta apoyar el plan de Boris en una votación. Otros, como el ex procurador de la Corona y legislador rebelde Tory Dominic Grieve, exigen una extensión y la aprobación o rechazo por referéndum o elección anticipada.
Para Johnson y su plan, hoy el problema no está en Bruselas sino en la Cámara de los Comunes y en sus aliados irlandeses del DUP, los protestantes unionistas. El partido, fundado por el reverendo ultra Ian Paisley, se ha quebrado sobre la propuesta de “consenso”, que debería votar la Asamblea Legislativa irlandesa en cuatro años para salir o quedarse en el mercado único europeo. Es en nombre de las “salvaguardas” aplicadas para defender el Acuerdo del Viernes Santo, que garantizan la paz en la convulsionada provincia, tras la guerra civil religiosa entre protestantes y católicos republicanos. Un grupo es más flexible que el otro y son 11 legisladores.
Esta propuesta británica inquieta a Irlanda, que no quiere dejar en manos de los soberanistas del DUP y su poder sectario de veto parlamentario, el futuro de su comercio y su vínculo con Irlanda del Norte.
EL DUP volvió por segunda vez en el día a Downing Street para más discusiones.
El primer ministro irlandés Leo Varadkar anunció desde Dublín que “hay un camino a un posible acuerdo”, pero hay cuestiones que deben ser “completamente resueltas”. La Cámara de los Comunes se reunirá el sábado, porque los juegos obstruccionistas de Boris han impedido que el Parlamento se siente para discutir o legislar sobre el Brexit.
Si el premier Johnson llega con un acuerdo o su esqueleto político, no tiene garantías de que lo voten favorablemente o lo condicionen los diputados, incluyendo los suyos, cuando es un gobierno al que le faltan 45 para tener mayoría. ■