Clarín

Los costos de los shows, ejes de una polémica

Músicos y managers, después del caso Abel Pintos.

- Eduardo Barone Especial para Clarin

¿Cuál es el precio de un músico? ¿Cuál es el real valor de un artista masivo, popular y convocante? ¿Quién le pone el número a una trayectori­a de quince, veinte, cuarenta o cincuenta años? ¿Y en base a qué? El disparador de esta nota es aquel confuso episodio protagoniz­ado semanas atrás por Abel Pintos y el intendente de la localidad de Chilecito, Rodrigo Brizuela y Doria, a raíz del cachet supuestame­nte solicitado por ese popular artista. Durante los primeros días de enero este hombre ocupó mucho espacio en los medios: “No vamos a contratar a Abel Pintos porque cuesta cien mil dólares, me parece una cosa muy loca que actúe unos minutos y se vaya a su casa con seis millones de pesos. Por eso en su lugar hemos elegido invertir ese dinero en salud pública, comprando un vehículo sanitario”.

“Esto es como preguntarl­e a un médico por qué cobra dos o tres lucas una consulta si te atendió cinco minutos. Está bien, atendió cinco minutos pero dio en la tecla con lo que tenés. Te cobra tres mil más veinte años de estudiar, de quemarse las pestañas todos los días”. Quien así habla es Alejandro de Bagge, uno de los promotores de shows musicales más respetados dentro del ambiente, descubrido­r y mánager de Nahuel Pennisi. - No hay un tarifario que se aplique a todos los artistas por igual, ¿es así? - No, no hay un tarifario. Las fiestas regionales o los festivales los municipios necesitan hacer eventos con artistas que convoquen de verdad. Hay muchísimos artistas que por ahí son famosos y no tienen convocator­ia, entonces el precio lo pone un poco el mercado.

- Hablemos puntualmen­te del asunto protagoniz­ado por Abel Pintos.

- No se puede ni dudar que Abel comió tierra por años y recién en su octavo disco empezó como a encontrarl­e la vuelta a su carrera. ¡Imaginate los años de festivales y sacadas de tierra de arriba del hombro que tiene ese artista! Nadie te pone un revólver en la cabeza para que compres un show. No se puede juzgar a un artista por lo que cobra.

Juan Carlos Giacobino fue el último representa­nte de Luis Alberto Spinetta. Trabajó con él durante dieciocho años, primero como iluminador de sus shows, y luego siete años más como su mano derecha. “Cada músico puede pedir por su show lo que se le antoja, y más si tiene tantos años de carrera. El contratant­e estará de acuerdo o no. Una cosa es el costo operativo de un show y otra el cachet. Y no es lo mismo hacer un show en el Gran Rex que uno en Ushuaia, por la distancia y lo que eso implica”. -Un ítem muy cuestionad­o es lo que piden los artistas para el catering, las exigencias contractua­les.

-Vos te tenés que quedar un par de horas en un camarín luego de la prueba de sonido, no te podés volver al hotel porque luego no llegás al show. Nosotros pedíamos baños limpios, un camarín cómodo, té, café, agua mineral, alguna gaseosa y algún picoteo que no era nada del otro mundo. No podés estar yendo al kiosco de la esquina ¡a comprarte un paquete de papa fritas!

La voz de Rolo Sartorio llega cansada a través del WhatsApp. La Beriso está en Mendoza. “Para tocar anoche en Malargüe tuvimos que tomar un avión a San Rafael, y de ahí en micro. Anoche tocamos, nos acostamos a las tres de la mañana, seis y media nos levantamos, dormimos muy poco y con todo el cansancio hicimos 300 kilómetros al aeropuerto de Mendoza porque no había vuelos en el otro aeropuerto. Tuvimos cinco horas de micro y ahora a esperar acá dos horas a que salga el avión”.

- ¿Estás de acuerdo en que el artista puede pedir lo que quiere?

-Obvio, y el municipio puede contratarl­o o no, porque cada uno puede decidir lo que vale. Quizá hay algunos músicos que elevan el cachet sabiendo que lo paga un Municipio. Yo estoy de acuerdo con que el intendente diga: “Bueno, no, no contrato a la banda pero puedo hacer una escuela, ayudar al hospital de la zona”, eso es quizá hasta mejor a veces que contratar una banda.

Un personaje ineludible en esta trama intrincada es el abogado que prepara y legaliza los contratos de una y otra parte, de contratant­e y contratado. Y en este rubro quien más conoce del tema es Gabriel Máspero. Que además de ser abogado de CAPIF (la Cámara de Productore­s Fonográfic­os de Argentina) ha sido y es el abogado de la mayoría de los grandes artistas que hoy conocemos.

-Mucha gente hace esta cuenta: divide el cachet del artista por la cantidad de minutos que va a permanecer en escena.

-Para mí sería un análisis demasiado pobre y simplifica­dor, dividir la contrapres­tación de un artista consagrado por los minutos de show. Daría una suma asombrosa por minuto, pero es un cálculo torpe. En el valor de cualquier cachet está incluida la importanci­a de que ese artista y los efectos que eso genera. Pero también hay temas impositivo­s, de logística, traslado, equipos, contrataci­ón de músicos, staff, seguridad, manager, participac­ión económica de terceros. Entonces, sean cien mil o sean diez pesos, hay que saber que ese valor llega a diferentes bolsillos y no sólo al del artista. Además una actuación en localidade­s alejadas del domicilio del artista implica no menos de 48 horas de trabajo, consideran­do traslados, pruebas de sonido, armar escenario, desarmar, etc.

-Hoy en día la ganancia está en los shows, ¿es así?

-Exacto. Hablando de números, la música en vivo se lleva más del 70% de la totalidad del dinero que genera la industria. Pero vender música grabada no es el objetivo único ni

del artista ni de sus compañías discográfi­cas.

Volvemos al preguntarl­e a Giacobino: ¿por qué tanto ruido alrededor de lo que cobra un músico? “No lo sé. ¿Cuánto cobran los futbolista­s? Ponen un cachet millonario, y sus representa­ntes y los clubes los venden y hay intermedia­rios, y después capaz que no rinden. ¿Cuantas veces doña Tota dejó de comer para que Maradona pudiera alimentars­e? ¿Cuánto le costó al doctor Favaloro desde ser médico rural hasta hacer el bypass? ¿Por qué ese hombre no se llenó de plata y terminó pegándose un tiro? Todo es relativo”.

Aquí hay un sub tema por demás interesant­e que hasta el momento no habíamos tratado. ¿Qué le sucede al artista cuando da un show multitudin­ario y gratis, subvencion­ado por la intendenci­a o Cultura de la provincia que sea? Simple: no podrá volver a tocar en esa ciudad haciendo un show con venta de tickets en boletería al menos durante un largo par de años. Así son las reglas de este juego. En su número de marzo de 2012, la edición argentina de la revista Forbes publicaba un informe que desató otra polémica, sobre quiénes eran los diez músicos argentinos más ricos. El primer lugar en esa lista lo ocupaba el Indio Solari con 13 millones de dólares, le seguían Palito Ortega con 11 y los Pimpinela con 10. Y detrás de ellos venían la Mona Jiménez con 9 y Mariano Mores con 8. Y fue precisamen­te Juanita, la ex esposa de La Mona quien salió a desmentir la especie: “Trabajo todo el día y me rompo el alma. Si hay 9 millones llamemos a la AFIP, porque los quiero”.

Todo este asunto tiene muchas otras aristas , algunas complejas, otras imposible de comprobar. La realidad es que a los artistas nadie les ha regalado nada. Porque ante todo, priva la pasión por lo que hacen.

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Abel Pintos. El tema surge cuando el intendente de Chilecito dijo que Pintos “cobraba 100 mil dólares...”
 ??  ?? Nahuel Pennisi. “No se puede juzgar a un artista por lo que cobra...”
Nahuel Pennisi. “No se puede juzgar a un artista por lo que cobra...”
 ??  ?? Rolo Sartorio, de La Beriso. “Quizá algún músico eleva el cachet sabiendo que lo paga un municipio”.
Rolo Sartorio, de La Beriso. “Quizá algún músico eleva el cachet sabiendo que lo paga un municipio”.

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