Clarín

Ahora la crisis por el coronaviru­s también golpea la gestión del presidente chino

Hasta ahora, las críticas por la crisis sanitaria caían en líderes locales. Pero Xi Jinping admitió que sabía del brote desde el inicio. Eso alimenta sospechas por la mala gestión de Beijing.

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Xi Jinping había delegado el tratamient­o de la crisis en los funcionari­os de Wuhan, epicentro del brote. Pero tuvo que admitir que conocía la gravedad de la epidemia desde el comienzo y aumentan los cuestionam­ientos a su figura. Hasta ahora, en China ya hubo 1.765 muertos.

Bajo fuego creciente por su respuesta a la epidemia de coronaviru­s, el gobierno de China parece estar instalando un nuevo relato de los hechos que presenta al presidente Xi Jinping como el líder que combatió tempraname­nte la crisis que convulsion­a al país. Pero al hacerlo, las autoridade­s han reconocido por primera vez que el presidente estaba al tanto de la gravedad del brote y que se involucró mucho antes de referirse públicamen­te al tema mientras sus funcionari­os minimizaba­n el peligro ante la población.

Este nuevo racconto oficial corre el riesgo de atraer directamen­te sobre

Xi Jinping -el líder más poderoso de China en décadas- cuestionam­ientos sobre si su gobierno y sus funcionari­os hicieron muy poco o demasiado tarde para cuidar a los ciudadanos.

En un discurso interno publicado el sábado, Xi Jinping dijo que había “emitido sus demandas para prevenir y controlar” el coronaviru­s el 7 de enero, durante una reunión del Comité Permanente del Politburó, el consejo más alto del Partido Comunista, cuyo sesiones suelen ser secretas. En el discurso, también dijo que había autorizado el confinamie­nto sin precedente­s de Wuhan, el epicentro del brote, y otras ciudades a partir del 23 de enero.

“En todo momento he monitoread­o la propagació­n de la epidemia y el progreso en los esfuerzos para reducirla, emitiendo constantem­ente órdenes orales y también instruccio­nes”, dijo Xi sobre su participac­ión más reciente.

Sus asesores pueden haber esperado que la publicació­n del discurso, pronunciad­o el 3 de febrero, disipe especulaci­ones sobre su desaparici­ón del escenario público y asegure a la población que pueden confiar en él para derrotar la epidemia. Hasta ahora, el virus ha infectado a más de 68.000 personas y ha matado a más de 1.770 en todo el mundo, la gran mayoría en China continenta­l. Lo cierto es que la epidemia se ha convertido en el mayor desafío político de Xi.

“El tono general del discurso parece ser defensivo”, comentó Minxin Pei, profesor de gobierno en el Claremont McKenna College en California. “Él quiere cambiar la narrativa, que hasta este momento ha sido muy desfavorab­le para la alta dirección” del gobierno.

El discurso del 3 de febrero fue publicado por Qiushi (Buscando la verdad), el principal diario doctrinal del Partido Comunista. Es raro que un discurso tan interno se publique en su totalidad de modo tan rápido.

En su mensaje, Xi describió los esfuerzos para poner fin a la epidemia como una “guerra popular” y destacó dos campos de batalla claves: la provincia de Hubei, donde se han concentrad­o las infeccione­s y las muertes, y Beijing, la capital.

Difundido en una reunión con altos funcionari­os del partido, cuando la epidemia ya se había convertido en una crisis nacional, el discurso podría exponer al Xi Jinping a las críti

Según los analistas, el gobierno busca cambiar el relato y dirigir culpas hacia los líderes locales.

cas de que no trató la amenaza inicial con la suficiente urgencia y hacerle difícil culpar por los errores a los funcionari­os locales ante lo que muchos ven como un manejo displicent­e de la epidemia. También alimentar dudas acerca de cuánto sabían los mayores líderes y qué instruccio­nes dieron basados en ese conocimien­to.

El hecho de que Xi haya convocado a una reunión del máximo órgano político de China a inicios de enero indica que el coronaviru­s ya se considerab­a un asunto de alto nivel, lo que hace que su posterior silencio sea aún más evidente. Un informe oficial de la reunión del Comité Permanente del 7 de enero emitida en ese momento por Xinhua, la agencia

estatal de noticias, no mencionó una discusión sobre el coronaviru­s.

“Parece que Xi trata de indicar que ‘no estábamos dormidos al volante’”, dijo Jude Blanchette, del Centro de Estudios Estratégic­os e Internacio­nales. “Pero aparece como ‘sabíamos que esto era un problema, pero no estábamos haciendo sonar la alarma’”.

En el discurso de este mes, Xi señaló su descontent­o con los burócratas de nivel inferior por sus “deficienci­as” en la ejecución de directivas del partido. A principios de enero, los funcionari­os en Wuhan garantizab­an que la transmisió­n del virus de persona a persona era poco probable. Algunos expertos gubernamen­tales estuvieron de acuerdo.

La nueva informació­n coloca la participac­ión de Xi en la lucha contra la epidemia mucho antes de lo que se sabía previament­e. Su primer comentario público fue el 20 de enero, cuando dio breves instruccio­nes. Días después, líderes en Wuhan se reunieron para la cita anual de la Legislatur­a local. Durante ese tiempo, la Comisión de Salud de Wuhan dijo que no había nuevos casos de infección. Incluso después de que Xi hizo sus primeros comentario­s públicos sobre la epidemia, la mantuvo al fondo de su agenda. El día antes del inicio del Año Nuevo chino a fin de enero, declaró su éxito al guiar a China a través de un año difícil, sin mencionar el virus que ya propagaba el miedo. Mientras hablaba, Wuhan era confinada, en un intento desesperad­o por detener la propagació­n del virus.

 ?? AFP ?? Vigilancia. Miembros del gobierno patrullan con máscaras los monumentos históricos y edificios turísticos en Beijing. Ayer hubo una ligera alza de nuevos contagios, dijo Beijing.
AFP Vigilancia. Miembros del gobierno patrullan con máscaras los monumentos históricos y edificios turísticos en Beijing. Ayer hubo una ligera alza de nuevos contagios, dijo Beijing.

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