Clarín

Las expensas en la Ciudad subieron por arriba de la inflación y creció la morosidad

En diciembre completaro­n un salto anual del 51,8%, según datos del Gobierno porteño. Un 30% de las familias se atrasa con los pagos y se demoran las reparacion­es en los edificios.

- Pablo Novillo pnovillo@clarin.com

Es un problema que viene desde hace varios años y que se acentuó en 2019, según el relevamien­to oficial. Las expensas abarcan un porcentaje cada vez mayor de los ingresos familiares. El 30% de los hogares, atrasado con los pagos.

Los alquileres, el ABL, los servicios públicos, las cuotas hipotecari­as. Todo lo que tiene que ver con el costo de la vivienda viene sufriendo aumentos que cada vez duelen más en los bolsillos de los porteños. Pero hay uno que genera particular preocupaci­ón: el año pasado, las expensas en la Ciudad subieron por encima de la inflación general del distrito. Así, cada vez más familias tienen problemas para pagarlas y las reparacion­es en los edificios se postergan, incluso aquellas que suponen algún riesgo.

El dato surge del informe que mes a mes realiza la Dirección de Estadístic­as y Censos del Gobierno porteño. En diciembre, las expensas promedio que paga una familia tipo en Buenos Aires completaro­n un salto del 51,8% en el año. Si el costo mensual era de $ 2.368 en diciembre de 2018, un año más tarde se fue a $ 3.598.

Ese incremento supera al 50,6% de inflación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el mismo organismo en el distrito.

La serie estadístic­a del organismo porteño permite observar otros aspectos. Uno, que si la canasta mensual de consumos de esa familia es de $ 48.000 por mes (de acuerdo a la estimación), los $ 3.598 que se destinan a las expensas equivalen al 7,5% del total. El otro punto es que los números muestran claramente el daño de la inflación y la devaluació­n en los últimos años: en diciembre de 2014, las expensas promedio eran $ 698, y representa­ban el 7% del total de gastos de la canasta medida entonces.

Además, no hay que perder de vista que el aumento del 51,8% es un promedio. Esto quiere decir, obviamente, que para muchas familias la suba fue bastante mayor. “Hubo casos del 70% de incremento o más. Si hay abusos y uno presenta una queja en el Registro de Administra­dores, la respuesta llega un año después. La gente se cansa, cada vez concurre menos a las asambleas. Es un descontrol absoluto”, se lamentó Samuel Knopoff, presidente de la Federación de Consorcist­as (FEDECO)

Los gastos generales de los consorcios subieron básicament­e por dos temas. Primero, el costo salarial de los encargados de edificios. Según informaron en la Unión de Consorcist­as de la República Argentina (UCRA), el año pasado los trabajador­es tuvieron dos cuotas de aumentos del 11,5% en marzo y mayo, otras dos de 9,5% en julio y noviembre, más una tercera a pagar en marzo próximo. Además, un bono no remunerati­vo de $ 5.000 pagado en dos mitades en octubre y noviembre. Aparte, los encargados cuentan con un bono de fin de año que equivale al 20% del salario básico de convenio, y que se paga junto al aguinaldo.

“Muchos consorcist­as nos llaman para ver cómo reemplazar al encargado con una empresa de limpieza que no vaya todos los días”, comentó Alicia Giménez, titular de UCRA.

El otro impulsor del aumento fue la inflación en los gastos de limpieza y mantenimie­nto del edificio, sobre todo en aquellos que tienen servicios comunes. En muchos casos, y por el encarecimi­ento de la energía, en el invierno hubo edificios donde se apagaban las calderas o se controlaba mucho la calefacció­n común.

Por el lado de los gastos comunes, el Gobierno porteño intentó un paliativo el año pasado. A través de la eliminació­n de requisitos burocrátic­os, apuntaron a bajar los costos. Según explicaron en la Secretaría de Atención Ciudadana, quitaron la obligatori­edad de presentar el certificad­o de libro seguro y llevar un libro de datos periódicos, lo que significó un ahorro de $ 18.000 anuales para un edificio promedio. También espaciaron los controles de los tanques de agua (supone un ahorro de $ 15.000 por año) y las fumigacion­es ($ 26.000 al año), entre otros cambios.

Pero los consorcist­as dicen que esos ahorros fueron marginales. Y lo sostienen con un dato: el aumento de la morosidad. De acuerdo a la Asociación Civil de Administra­dores de Consorcios, en septiembre un 30% de las familias ya tenía problemas para pagar al día las expensas.

Esto llevó a que muchas administra­ciones tomaran una decisión de doble filo: cobrarles cuotas extra a los que sí pagan al día, para compensar el déficit.

La otra cara del encarecimi­ento de las expensas y el salto de la morosidad es la falta de mantenimie­nto. Muchos consorcios no tienen más remedio que postergar reparacion­es. Y no solamente las estéticas, como puede ser la pintura o la iluminació­n, también otras situacione­s, como eventuales arreglos en fachadas y balcones, que suponen un riesgo de accidentes.

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ARCHIVO Presión al bolsillo. Para compensar la morosidad, algunas administra­ciones cobran cuotas extra.

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