Las expensas en la Ciudad subieron por arriba de la inflación y creció la morosidad
En diciembre completaron un salto anual del 51,8%, según datos del Gobierno porteño. Un 30% de las familias se atrasa con los pagos y se demoran las reparaciones en los edificios.
Es un problema que viene desde hace varios años y que se acentuó en 2019, según el relevamiento oficial. Las expensas abarcan un porcentaje cada vez mayor de los ingresos familiares. El 30% de los hogares, atrasado con los pagos.
Los alquileres, el ABL, los servicios públicos, las cuotas hipotecarias. Todo lo que tiene que ver con el costo de la vivienda viene sufriendo aumentos que cada vez duelen más en los bolsillos de los porteños. Pero hay uno que genera particular preocupación: el año pasado, las expensas en la Ciudad subieron por encima de la inflación general del distrito. Así, cada vez más familias tienen problemas para pagarlas y las reparaciones en los edificios se postergan, incluso aquellas que suponen algún riesgo.
El dato surge del informe que mes a mes realiza la Dirección de Estadísticas y Censos del Gobierno porteño. En diciembre, las expensas promedio que paga una familia tipo en Buenos Aires completaron un salto del 51,8% en el año. Si el costo mensual era de $ 2.368 en diciembre de 2018, un año más tarde se fue a $ 3.598.
Ese incremento supera al 50,6% de inflación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el mismo organismo en el distrito.
La serie estadística del organismo porteño permite observar otros aspectos. Uno, que si la canasta mensual de consumos de esa familia es de $ 48.000 por mes (de acuerdo a la estimación), los $ 3.598 que se destinan a las expensas equivalen al 7,5% del total. El otro punto es que los números muestran claramente el daño de la inflación y la devaluación en los últimos años: en diciembre de 2014, las expensas promedio eran $ 698, y representaban el 7% del total de gastos de la canasta medida entonces.
Además, no hay que perder de vista que el aumento del 51,8% es un promedio. Esto quiere decir, obviamente, que para muchas familias la suba fue bastante mayor. “Hubo casos del 70% de incremento o más. Si hay abusos y uno presenta una queja en el Registro de Administradores, la respuesta llega un año después. La gente se cansa, cada vez concurre menos a las asambleas. Es un descontrol absoluto”, se lamentó Samuel Knopoff, presidente de la Federación de Consorcistas (FEDECO)
Los gastos generales de los consorcios subieron básicamente por dos temas. Primero, el costo salarial de los encargados de edificios. Según informaron en la Unión de Consorcistas de la República Argentina (UCRA), el año pasado los trabajadores tuvieron dos cuotas de aumentos del 11,5% en marzo y mayo, otras dos de 9,5% en julio y noviembre, más una tercera a pagar en marzo próximo. Además, un bono no remunerativo de $ 5.000 pagado en dos mitades en octubre y noviembre. Aparte, los encargados cuentan con un bono de fin de año que equivale al 20% del salario básico de convenio, y que se paga junto al aguinaldo.
“Muchos consorcistas nos llaman para ver cómo reemplazar al encargado con una empresa de limpieza que no vaya todos los días”, comentó Alicia Giménez, titular de UCRA.
El otro impulsor del aumento fue la inflación en los gastos de limpieza y mantenimiento del edificio, sobre todo en aquellos que tienen servicios comunes. En muchos casos, y por el encarecimiento de la energía, en el invierno hubo edificios donde se apagaban las calderas o se controlaba mucho la calefacción común.
Por el lado de los gastos comunes, el Gobierno porteño intentó un paliativo el año pasado. A través de la eliminación de requisitos burocráticos, apuntaron a bajar los costos. Según explicaron en la Secretaría de Atención Ciudadana, quitaron la obligatoriedad de presentar el certificado de libro seguro y llevar un libro de datos periódicos, lo que significó un ahorro de $ 18.000 anuales para un edificio promedio. También espaciaron los controles de los tanques de agua (supone un ahorro de $ 15.000 por año) y las fumigaciones ($ 26.000 al año), entre otros cambios.
Pero los consorcistas dicen que esos ahorros fueron marginales. Y lo sostienen con un dato: el aumento de la morosidad. De acuerdo a la Asociación Civil de Administradores de Consorcios, en septiembre un 30% de las familias ya tenía problemas para pagar al día las expensas.
Esto llevó a que muchas administraciones tomaran una decisión de doble filo: cobrarles cuotas extra a los que sí pagan al día, para compensar el déficit.
La otra cara del encarecimiento de las expensas y el salto de la morosidad es la falta de mantenimiento. Muchos consorcios no tienen más remedio que postergar reparaciones. Y no solamente las estéticas, como puede ser la pintura o la iluminación, también otras situaciones, como eventuales arreglos en fachadas y balcones, que suponen un riesgo de accidentes.