Violencia imparable en Rosario: asesinan a una mujer y su beba
Drogas. Pese a la purga policial y a la llegada de fuerzas federales, este año ya hubo 37 crímenes. Mafias que quedaron al mando de “terceras líneas”, entre las causas.
Iban en una moto y su conductor -también baleado- está grave. Les dispararon desde un auto. En lo que va del año ya hubo 37 crímenes.
A mediados de enero, frente a la ola de homicidios en Rosario, Marcelo Sain lanzó: “Esto no es Sinaloa”. Apenas un mes más tarde, el ministro de Seguridad santafesino trazó una comparación diametralmente opuesta ante un escenario en el que no hay tregua para las autoridades y advirtió que la gente de la ciudad cree que vive en “un cantón suizo” mientras crecía una saga que llegó a 11 crímenes en ocho días.
La muerte de un joven de 28 años (baleado en la madrugada del viernes en la zona oeste) y las de una mujer y su beba (ver aparte), elevó a 37 la cantidad de asesinatos registrados en la Cuna de la Bandera y las localidades vecinas en lo que va del año. La cifra supera ampliamente los 23 casos relevados en el primer bimestre del año pasado, sobre información del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
Aunque 2019 concluyó con una baja del 17% en el número de víctimas, la situación cambió drásticamente a nivel local, en paralelo con los problemas que también jaquean a la ciudad de Santa Fe.
Entre la brutalidad de las bandas narco mexicanas y la lejana tranquilidad de Suiza, el diagnóstico de las autoridades provinciales sigue centrado en ponerles freno a organizaciones delictivas cuyas primeras y segundas líneas ya están tras las rejas. Esto, sumado a la importante purga promovida por Sain en la Policía, generó que ya no exista una regulación de los negocios criminales por parte de uniformados cómplices.
En ese contexto, el funcionario considera que los nuevos líderes en las calles son jóvenes “rústicos” y “de poca monta” que “gerencian mal” la continuidad de sus actividades ilegales mientras sus jefes están presos.
Un conflicto que quedó expuesto en esa sintonía tuvo lugar la noche del pasado lunes, cuando dos jóvenes de 22 y 26 años fueron asesinadas con pocas horas de diferencia en la zona norte de Rosario.
En ese territorio solía pisar fuerte Emanuel Sandoval, el joven que se declaró culpable como instigador del atentado contra la casa del exgobernador Antonio Bonfatti. A “Ema Pimpi” lo mataron en octubre pasado en un golpe comando en el que hubo otras dos víctimas fatales. Esteban Alvarado, otro peso pesado del narcotráfico local ya detenido desde hace un año, también figura entre los cabecillas de grupos que no se resignan a perder la batalla por la plata de la droga en el sur santafesino.
Esta semana, el ministro de Seguridad profundizó el análisis sobre la problemática y remarcó que “hay un nivel de violencia enorme en la sociedad rosarina”. De ahí surgió la comparación con Suiza para subrayar que Rosario “viene padeciendo esto hace muchos años”.
Sain fue contundente: remarcó que la cuestión excede comparaciones entre el centro y la periferia. “No es un problema de gestión política, sino de estructuración social”, concluyó en cuanto a una demanda para consumo no sólo de estupefacientes sino de autopartes y celulares. Todos son negocios a los que se dirigen las organizaciones criminales, tal como lo hicieron “Los Monos” recientemente al volcarse a la extorsión de organizaciones sindicales, locales bailables nocturnos y hasta el casino City Center, donde ocurrió uno de los hechos más resonantes del verano.
A tres meses de la asunción del gobernador Omar Perotti, el incremento de los homicidios es uno de los principales motores del debate en la Legislatura santafesina ante el pedido del Ejecutivo para declarar la emergencia.
Sain reclama un acuerdo con la oposición para avanzar cuanto antes sobre ese tema, ya que no cree contar con las herramientas adecuadas para resolver la crisis en Rosario. Al respecto, enfatizó que cuentan con una “policía extremadamente corta”, con limitaciones materiales para trabajar en la calle en días calientes.
En Rosario hay actualmente unos 2.200 agentes federales, más otros 800 en el resto de la provincia de Santa Fe. Los números de la violencia, sin embargo, siguen en rojo. w