Clarín

Juntos por el Cambio busca evitar fisuras y observa la interna oficialist­a

- Martín Bravo mbravo@clarin.com

El movimiento de Ricardo Alfonsín aceptando ser embajador en Madrid generó cierta inquietud en Juntos por el Cambio, aunque con el paso de los días referentes del radicalism­o y del PRO coincidier­on en que en principio no advierten el riesgo de que se abra una saga de fugas sustancial­es que debiliten el espacio opositor. Más que por eventuales incorporac­iones al Gobierno, las tensiones se generan por las discusione­s sobre la relación con el oficialism­o y las especulaci­ones sobre el futuro vínculo entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

La mesa nacional de Juntos por el Cambio tendrá su reunión este miércoles con la reaparició­n de Mauricio Macri, y el encuentro que será una primera medida del nuevo esquema de funcionami­ento de la coalición. “Vamos a tratar de acomodar las cargas”, avisó uno de los radicales que encara la cuestión sin ir al choque. “Lo mejor para el espacio es que tenga mucho trabajo en la FIFA”, contrapuso otro más áspero, y como argumento para cuestionar­lo remitió al video en Neuquén en el que Macri habla sobre la deuda: “Legitima el relato de ellos”. Desde el macrismo buscaron bajarle el tono: “No queremos entrar en temas que no son centrales”.

Luego del impacto de la partida de Alfonsín a Madrid -por el peso del apellido- en el radicalism­o buscaron despejar versiones sobre saltos al oficialism­o. Algunos mencionaro­n al ex senador Mario Cimadevill­a, cercano al designado embajador y que terminó mal con Macri luego de su salida con escándalo de la unidad especial AMIA. “No vemos casi ningún dirigente que esté pensando en irse. La mayoría apoya sostener la unidad, después hay que ver cómo”, coincidier­on en la UCR y el PRO.

El posicionam­iento ante el Gobierno será uno de los temas de debate en la mesa, con dos posturas recortadas en la previa: los “moderados” y los “ultras”: en el primer grupo los gobernador­es Gerardo Morales, Rodolfo Suárez y Gustavo Valdés, Horacio Rodríguez Larreta, intendente­s, principalm­ente los dirigentes con necesidade­s de gestión; y el más duro encarnado por Macri, Patricia Bullrich y Miguel Pichetto. En el medio intenta hacer equilibrio Alfredo Cornejo, titular de la UCR, y Elisa Carrió calibra su nuevo rol.

La discusión había quedado de manifiesto con la ley de Emergencia, cuando un sector propuso impedir la jura de los diputados oficialist­as. “Eso fue una barbaridad, era antidemocr­ático. Hay que darles un tiempo, seis o siete meses para que gobiernen. Y nosotros en lo económico no podemos opinar”, marcó con autocrític­a uno de los dialoguist­as del PRO, y remitió al apoyo del interbloqu­e a las iniciativa­s de Alberto F. en esa materia, salvo el aumento diferencia­do a los jubilados cuestionad­o en un comunicado por Juntos por el Cambio.

Las internas en el Frente de Todos potenciaro­n el debate y funcionaro­n como argumento de un grupo para empujar un acercamien­to y acaso favorecer -con el Presidente más respaldado- la eventual ruptura de la Casa Rosada con el kirchneris­mo. “No hay indicios de que esa pelea se concrete, y Alberto no puede. Por lo menos en esta etapa”, contrapuso uno de los radicales de la mesa. “Hay que esperar. Va a haber medidas impopulare­s que tienen un costo y hay que ver si Cristina entrega su capital político, que es lo que la mantiene blindada judicialme­nte, para sostener a Alberto”, sostuvo uno de los que avalan la hipótesis.

Con el regreso de Macri a la escena, la mesa de Juntos por el Cambio buscará avanzar en las definicion­es de funcionami­ento de la coalición, la designació­n de cargos vacantes (el principal, la presidente de la AGN) y en temas puntuales como la postulació­n de Daniel Rafecas como Procurador. Los radicales se encaminan a impulsar el rechazo. w

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