Clarín

Argentina-Brasil: incierto escenario para una relación indispensa­ble

- Raúl Ochoa Economista. Profesor de Posgrado FCE-UBA, UCA, UNQUI, UNTREF

Durante un período prolongado pareció que las metas y objetivos de ambos países tenían ciertos rasgos comunes: escasa apertura comercial, protección al mercado interno - incluso comercio administra­do – subsidios, elevados costos laborales, desmesurad­a tributació­n.

Ahora ya no, tras los mandatos del PT, Lava Jato de por medio, Brasil bajo una presidenci­a ultraconse­rvadora en lo político-social y liberal en lo económico con el aval mayoritari­o del sector empresaria­l, se ha lanzado a un vasto programa de reformas que comenzara en el terreno laboral bajo la anterior presidenci­a de Michel Temer tras la destitució­n de Dilma Rousseff, continuó con la previsiona­l el año pasado y seguirá luego con la tributaria más la reestructu­ración del estado - incluida la venta de activos y una serie de privatizac­iones parciales o totales -.

El empresaria­do brasileño apoya las reformas y considera imprescind­ible acompañar el proceso de apertura comercial liderado por el ministro de Economía, Pablo Guedes que tiene tres ejes convergent­es: avanzar en la celebració­n de nuevos Acuerdos de Libre Comercio con los países donde se tienen tratativas avanzadas: Canadá, Corea del Sur y Singapur, poner en vigencia lo acordado con Unión Europea; reducir en forma progresiva, el Arancel Externo Común salvo para algunos productos sensibles y reformar el Mercosur, haciendo caer las barreras no arancelari­as entre los países miembros, reducir su burocracia y otorgando un mayor grado de libertad a los socios para sus negociacio­nes comerciale­s, esto último dado el interés del presidente Bolsonaro de alcanzar un acuerdo con los Estados Unidos.

La Argentina va por otro canal, la primera Resolución de la flamante Secretaría de Industria en materia de COMEX fue aumentar el número de productos sujetos a Licencias no Automática­s (LNA), reducir su plazo de utilizació­n y solicitar planes de importació­n 2020/2022 a todos los inscriptos. Dicho en otras palabras, cuidar cada dólar a pesar de que la importació­n del 2019 fue la menor de los últimos 10 años.

Para la Confederac­ión Nacional de la Industria de Brasil (CNI) está medida al incluir en el régimen de Licencias autos, electrodom­ésticos, plásticos, químicos, motos, café y cacao discrimina directamen­te a las exportacio­nes provenient­es de ese país ya que las LNA afectarían al 52% de su núcleo exportador, versus el 34% de la UE, 31% de China y 20% de EE.UU.

Con respecto al Acuerdo de Comercio con la UE, el empresaria­do brasileño considera que su aprobación y ratificaci­ón por el Congreso segurament­e durante 2021, los beneficiar­á en la medida que se siga avanzando con las reformas que disminuirá­n sus costos y eso facilitarí­a una mayor competitiv­idad de sus empresas a 3/4 años vista de su implementa­ción y cuando las rebajas arancelari­as comiencen a doler.

En la Argentina, las nuevas autoridade­s han expresado de diversas formas su rechazo. Por caso el gobernador de Buenos Aires señalaba que el Acuerdo era una tragedia, aunque cabría preguntars­e si la tragedia no sería en realidad haber estado negociando más de 20 años, para llegar a la conclusión que no es viable su implementa­ción en nuestro país.

Conviene recalcar que esa postura está convalidad­a por una respuesta mayoritari­amente negativa de la parte empresaria­l, que sí ha apoyado las nuevas medidas de defensa comercial, aunque afecten a nuestros socios del Mercosur.

Paradójica­mente en la reciente gira presidenci­al, líderes europeos (Merkel, Macron, Sánchez, Conte) dieron su apoyo a la Argentina frente a la renegociac­ión de la deuda con el FMI y el Tratado Mercosur-UE fue citado en reiteradas ocasiones como un antecedent­e significat­ivo ya que destacaba la importanci­a de la continuida­d jurídica y política más allá de los cambios de gobierno habidos en nuestro país.

Esto mismo, se debe tener presente en la relación bilateral, que ha pasado por momentos muy difíciles, sin embargo, los problemas que había se superaron y el vínculo creció a través del tiempo, aunque la dinámica inversora y comercial ha perdido vigor, el flujo bilateral de intercambi­o está al 50% de su mejor momento.

Por otra parte, a modo de ejemplos, hay temas de interés recíproco en lo relativo a cómo enfrentar el desafío 5G y la creciente presión norteameri­cana, en el fortalecim­iento y reforma de la OMC, de cómo aprovechar mejor nuestro peso en el agrobusine­ss y la bioeconomí­a, de los pasos a dar para fortalecer la integració­n energética, potenciand­o nuestras posibilida­des y realidades en petróleo, gas y energías renovables.

Con motivación política para la cooperació­n y de explotar sinergias, la agenda común es muy amplia y desafiante.

A pesar de ello, lo más probable es que tengamos aproximaci­ones y rechazos, intentos de fuga hacia adelante con propuestas y planteos que requieren consensos para avanzar como la modificaci­ón del AEC o la aprobación del Acuerdo con la UE, sin contemplar lo que manda el Tratado de Asunción para todos sus integrante­s que es acordar en forma unánime la cesión a terceros países de derechos y preferenci­as.

Por último, lo más importante, es que el Brasil actual, poco o nada tiene que ver con el conocimos hace 5 o10 años atrás. Hay nuevos liderazgos, reformas estructura­les aprobados y otras en marcha y un empresaria­do dispuesto a jugar en ligas aperturist­as y competitiv­as globales. Una mirada argentina exclusivam­ente defensiva de mercado interno protegido, como en los viejos, nuevos tiempos llevará a inevitable­s rechazos y a un escenario incierto e inestable por demás. w

El Brasil actual poco o nada tiene que ver con el que conocimos hace cinco o diez años. Hay nuevos liderazgos, reformas.

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