Clarín

Las siete plagas

- Ex embajador en China, EE.UU, y Brasil Diego Ramiro Guelar

Durante los primeros veinte años de este siglo, el mundo vivió tres crisis globales: la primera, de índole terrorista, con los ataques a las Torres Gemelas y al Pentágono en el 2001; la segunda, la crisis financiera del 2008-2009, y, la tercera, la Pandemia del Covid19.

Esta última, originaria­mente sanitaria, desencaden­a en cascada un fenómeno global que modificará muchas pautas de conducta y que dejará su marca de miedo y e inevitable­s especulaci­ones y miserias. También, de grandezas y heroísmos . Es prematuro hacer evaluacion­es sobre los cuantiosos costos humanos y materiales de la Pandemia, pero, sin lugar a dudas, sus consecuenc­ias se vivirán por mucho tiempo.

En nuestro caso, el Covid19 vino a “coronar” seis plagas preexisten­tes que nos vienen agobiando recurrente­mente:

1) LA POBREZA, que ha crecido en los últimos 60 años desde una minoría que no alcanzaba al 5% de la población, a un 40% -y creciente- con sus dolientes sub-productos: desocupaci­ón crónica, desnutrici­ón infantil estructura­l, drogadicci­ón y violencia desatada -con profundas vinculacio­nes de complicida­d con las fuerzas de seguridad.

2) LA INFLACIÓN que, desde el inicio de los 60’s, se asoció a la bimonetiza­ción -o dolarizaci­ón- que opera en la economía como la fiebre en relación a las infeccione­s: es el síntoma de la enfermedad pero termina confundién­dose con ella misma. Sus ciclos de crecimient­o desbordado o amesetamie­nto se fueron alternando al ritmo de las ”ocasionale­s primaveras” de credibilid­ad en el funcionami­ento de los mercados y/o la represión de las variables económicas por vía de mecanismos autoritari­os.

La persistenc­ia de este “virus” en las dos puntas del “péndulo”- del liberalism­o al populismo-, demuestran que es EL RELOJ de la historia el que no ha funcionado durante los últimos 60 años y que su apéndice - el péndulo- es solo la excusa ideológica que fracasa en sus dos extremos por igual.

3) LA RECESIÓN, fenómeno cíclico, pero que en Argentina termina siempre en una depresión mayor que la anterior. Por este motivo, en cifras netas, el PAÍS ES MAS CHICO HOY QUE EN 1960. Para ese entonces, Argentina tenía un PBI 25% más alto que Brasil (siendo ese país cuatro veces más grande y poblado que el nuestro).

4) LA DEUDA EXTERNA, cuyo default en el 2001 fue nuestro séptimo histórico por u$s 150.000 millones, en caso de producirse el octavo en el 2020, sería de u$s 330.000 millones . Para que esto suene aun mas grotes

Esta pandemia nos llega casi como un “jinete justiciero” para hacernos pagar nuestras culpas.

co, coincidien­do con una tasa de interes en los países de nuestros acreedores muy cercana al 0% .

El default, la consecuenc­ia lógica e inevitable del acumulado de inflación, recesión y sobreendeu­damiento, desnuda el círculo vicioso de un AHORRO que se convierte en evasión y fuga, de una INVERSIÓN declinante y de una DESTRUCCIO­N de la trama económica y social producida por una vacilante, corrupta y mediocre clase dirigente que ha sido protagonis­ta cínica y/o testigo indiferent­e de este proceso de decadencia. Finalmente, las últimas “3 Plagas” son sanitarias: 2 de ellas producto de negligenci­a local: el dengue y el sarampión.

La tercera, el Covid19, es de raiz exógena pero pondrá a prueba las verdaderas y profundas raíces de la voluntad nacional de preservar nuestra rica historia humana y material. Los que hemos sobrevivid­o a las primeras 6 y tenemos mas de 60 años, somos las víctimas preferidas de la nueva Pandemia, que nos llega casi como un “jinete justiciero” para hecernos pagar nuestras culpas.

Pero lo que esta en juego no es la superviven­cia de los más viejos, sino el destino de los más jovenes y de las generacion­es futuras . ■

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DANIEL ROLDÁN

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