La economía japonesa es la más perjudicada por la postergación
El Comité Olímpico Internacional tomó una decisión con efectos negativos hasta para sus bolsillos.
Incluso para una economía poderosa como la japonesa, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 venían a ser un bálsamo. Con problemas en los últimos años -menores a los de muchas otras naciones, pero problemas al fin, el gobierno había dictaminado en 2019 una suba en el IVA que lo llevó al 10 por ciento: el doble que un lustro atrás; luego llegó el coronavirus, que ralentizará el flujo del dinero proveniente de las exportaciones. Por eso, pese al enorme gasto que implica organizar la máxima cita deportiva de la humanidad, los dividendos eran esperados con los brazos abiertos. Ahora, sin embargo, habrá hasta un año de demora. ¿Qué pasará con la economía relacionada a los Juegos Olímpicos?
Antes de la postergación y sin tener en cuenta los Juegos, economistas de la financiera japonesa Nomura estimaban una caída en el Producto Bruto Interno japonés del 0,7 por ciento, cifra que se doblaba considerando una posible suspensión (1,5). Vaya si Tokio 2020 era importante.
La inversión, repartida entre la ciudad de Tokio, el Comité Organizador y el Estado, se calcula en aproximadamente 13 mil millones de dólares. Los dos primeros se encargaron de la mayor parte del gasto (casi 6 mil millones cada uno). En esa cifra no se incluye lo invertido desde que en 2013 se adjudicó la sede: sería casi el doble del dinero.
Además, había entre 3 mil y 4 mil millones de dólares comprometidos por parte de los patrocinadores locales, sin contar a las multinacionales Toyota, Bridgestone y Panasonic, habituales auspiciantes del evento a partir de que cuentan con acuerdos directos con el Comité Olimpico Internacional (COI).
Analistas económicos internacionales consideraron a Tokio 2020 como una de las salvedades en la golpeada situación japonesa y ahora calculan que el país perderá -o dejará de percibir por el momento- nada menos que entre 5.500 y 6 mil millones de dólares.
La infraestructura no es un tema menor. Por un lado, el sólo hecho de mantener los estadios, reparar lo que sea necesario y volver a poner a punto muchos espacios demandaría unos 3.800 millones de dólares. Por el otro, hay un tema apremiante aunque no implica dinero directamente: los 5.600 departamentos que conforman la Villa Olímpica que, por contrato, debían ser entregados en septiembre, es decir un mes después de la fecha original prevista para el cierre de las competencias.
Si bien no es un número determinante en medio de las cifras astronómicas que se manejan, la organización contaba con casi 85 millones de dólares generados por la venta de entradas. Ahora habrá que resolver la devolución del dinero a aquellos que así lo demanden porque está claro que no todos tendrán la misma disponibilidad para asistir a los eventos que si se hubieran hecho este año.
Donde sí la falta de público hará importante mella es en el turismo. En ese sentido, Nomura auguró que los visitantes que Tokio recibiera por los Juegos Olímpicos dejarían en las arcas de la ciudad unos 2 mil millones de dólares de ingresos. Esa proyección se evaporó con el anuncio de la suspensión. Sólo esa caída significaría, de acuerdo a Citigroup Global Markets Japan, una reducción del 0,2 por ciento del total del PBI para el trimestre de julio a septiembre comparado con los tres meses anteriores.
Algunas maneras de afrontar esas dificultades implican la utilización de un fondo de reservas que tiene el COI y alcanza unos 900 millones de dólares, así como también los seguros contratados. Este último es todo un tema en sí mismo.
Analistas del grupo Jefferies estiman gastos de 2 mil millones de dólares en términos de seguros incluyendo a las televisoras y auspiciantes y, en ese sentido, la postergación en lugar de una cancelación reducirá la cifra a cobrar. De todos modos no se sabe qué contratos contemplan el aplazamiento y, a diferencia de la cancelación definitiva, “no siempre esa situación está incluida“.
El COI, por su parte, recuperaría unos 800 millones de dólares sobre los cerca de 1.000 millones invertidos. ■