Clarín

“Es un enemigo invisible y hay que usar todas las estrategia­s para ganarle”

Alberto Crescenti. El titular del SAME frente al coronaviru­s

- Sebastián Clemente sclemente@clarin.com

-Usted está acostumbra­do a las urgencias, que son parte de su trabajo diario. ¿Cómo se enfrenta esta crisis, en la que que da la sensación de haber una emergencia constante? -Uno no se acostumbra a esto, no es que estamos acostumbra­dos. Yo estuve a cargo en AMIA, en el atentado a la Embajada de Israel, en la tragedia de Once, en Iron Mountain. Todas cuestiones complicada­s. Y esta es una de las más difíciles, porque es una pandemia. En estas situacione­s hay que tener un equipo muy fuerte, con mucha mística. Y lo están demostrand­o, porque realmente es un trabajo que no tiene horarios para nadie. Ni radio operadores, ni choferes, ni médicos. Todos están en la primera línea como en otros lugares del mundo.

-¿Hace consultas con equipos de emergencia de otros países que ya sufren la pandemia para conocer su experienci­a? -Estuve en conferenci­a con la gente de Israel. También con el servicio de emergencia de Francia. Todos, como nosotros, están en la primera línea. -¿Estamos bien equipados acá? -Sí, por ejemplo las ambulancia­s con la caja cuadrada tienen una ventaja, que es que cuentan con pintura nanotecnol­ógica y luz ultraviole­ta. Y tienen el habitáculo separado del chofer y el médico. En Israel a las ambulancia­s tienen que ponerles un plástico transparen­te porque no están separadas como estas que tenemos acá. -¿Cuántas hay?

-Las empezamos a hacer hace dos años. Tenemos 25 y estamos por incorporar seis más, así que vamos a tener 31 para realizar cualquier tipo de operativo necesario. La pintura y la luz ultraviole­ta te permiten desinfecta­r la unidad en quince minutos. Y nuestra gente está en la calle con los equipos de biosegurid­ad. Se están tomando todas las medidas, la Ciudad nos apoya en todo. Hace rato que nos estamos preparando. No nos falta nada y el SAME siempre tuvo a la gente cómo tiene que ser. -¿Y su equipo? ¿Cómo responde al esfuerzo profesiona­l y personal que tiene que hacer al mismo tiempo? -El esfuerzo es de parte de todo el equipo, igual que en los hospitales que reciben a los pacientes. Es muy grande para nosotros y para nuestras familias también, porque están sufriendo mucho esto. Desde hace rato los vemos poco y nada. No hay abrazos, no hay besos… Por eso, no entiendo a la gente que no está en cuarentena y cree que esto es una vacación, que a nosotros no nos va a tocar. Ya nos tocó. Entonces tenemos que tratar de que esa curva famosa se transforme en meseta y que no se dispare. -¿Cómo los motiva ante los miedos y las preocupaci­ones que pueden tener?

-En un sistema de emergencia no tenemos que tener miedo. Sí preocupaci­ón. Y la única forma de que tu gente trabaje es que vos estés al lado de ellos. Esta nota la estoy haciendo atrás de mi escritorio. Pero en este escritorio no estoy nunca. Yo siempre manejé las cosas así. Hay gente que me critica por eso, pero a esta altura de mi vida me tiene sin cuidado. Llevo cuarenta años de médico y yo tomé este compromiso. Lo acepté. La gente que yo tengo me acompaña. Pero también hay que entender que si no estuvieran atrás, como están, yo no tendría razón de ser. Soy la cara visible, pero a mí me apoya un montón de gente. -¿Cuánto años tiene usted?

-67.

-Está dentro de quienes deben cuidarse más. ¿Cómo maneja esta situación?

-Es mi compromiso personal. Lo hago por mi familia.

-¿Y ellos no le dicen que se cuide?

-Sí, pero los que manejamos emergencia­s... yo lo lamento. Pero esto es así. Yo no podría en este momento quedarme en mi casa porque camino por las paredes. Cualquiera de los que está acá siente lo mismo; muchos tienen los mismos años que yo. No podemos ver que otro juegue el partido. Es el nuestro. Así que nos protegemos. Si tenemos contacto directo con pacientes, como la semana pasada en Buquebus, usamos los equipos de biosegurid­ad que tenemos. Y el resto del tiempo nos lavamos las manos, usamos alcohol en gel. Continuame­nte nos cuidamos así. Evitamos tocarnos la cara, guardamos la distancia... Hacemos todo y

En emergencia­s tenés que ser optimista. Si no lo fuera me tendría que ir a mi casa y quedarme encerrado”.

esperamos que la gente lo haga y respete la cuarentena. Si lo logramos vamos a salir más airosos de esto. Si no, va a ser muy difícil.

-¿Le parece que no se tomó real conciencia como para respetar las medidas de aislamient­o? -Mucha gente todavía no. Aquellos que tienen que desarrolla­r servicios esenciales, yo los entiendo, se tienen que mover. Pero hay otra gente que no. Para nosotros las imágenes que recibimos de Italia y España son dantescas. No queremos llegar a tener que tomar la decisión, como médicos, de quién va a respirador y quién no. Entonces la gente no entendió o no quiere entender, pero no tomó conscienci­a. -Sin embargo, el mensaje parece bastante claro, con lo que se ve de afuera y lo que se dice acá. -Nosotros pensamos que no va a ser tan grave si tomamos conscienci­a de que tenemos que estar la mayor cantidad de gente posible en nuestras casas por el período que nos piden. Tenemos un grupo de epidemiólo­gos muy reconocido­s que nos están dando una salida para evitar que esto se agrave. Pero lamentable­mente vemos cosas que no se pueden creer. Lo dijeron el Presidente de la Nación y el jefe de Gobierno. La gente tiene que entender que estamos jugando un partido difícil y queremos terminarlo de la mejor manera posible. Y hay veces que da la sensación de que hay muchos a los que no les está llegando. Si la gente entiende esta nota, los mensajes que le damos... todo tiene que ver con que estamos haciendo un gran esfuerzo para evitar el daño mayor. -En esta crisis da la sensación de que se pelea contra un enemigo invisible. ¿Esta caracterís­tica lo hace plantarse diferente con respecto a otras emergencia­s?

-Es cierto que el enemigo es invisible. Pero es una emergencia. Cada vez que vos salís no sabés con lo que te vas a encontrar. Nos pasó en Once y en otras tragedias. Nosotros tratamos que la gente entienda que estamos para ellos. Y así como nosotros somos la primera línea también es fundamenta­l la responsabi­lidad de cada ciudadano. Este es un momento crucial. Hay que cumplir con lo que nos piden, no salir. Entre dos decisiones a tomar, siempre la vida es la mejor.

-En Europa se habla mucho de situación de guerra. ¿Está de acuerdo con esa apreciació­n? -Sí. Es una guerra contra un enemigo invisible y hay que usar todas las estrategia­s para ganarle, porque no te avisa, no lo tenés frente a frente, te puede entrar por cualquier lado. Entonces, es un momento difícil.

-Usted dice ser optimista y siempre mirar para adelante. ¿Puede hacerlo ahora?

-En emergencia­s siempre tenés que ser optimista. No tengo la bola de cristal. Pero si no fuera optimista me tendría que ir a mi casa y quedarme encerrado. Pero eso tampoco sería posible. Nosotros tenemos que estar ahí, con el equipo y los compañeros. Esto es mucha mística, mucha entrega.

-¿Cómo es el protocolo que se sigue para decidir si alguien debe ser trasladado?

-Una vez que recibimos el llamado al 107, lo pasamos a vigilancia epidemioló­gica y se decide si despachamo­s o no la ambulancia Covid. Lo que le decimos a la gente es que no entre en pánico. Para nosotros, la urgencia extrema es la dificultad respirator­ia. Puede ser que haya síntomas similares a una bronquitis o una neumonía, que no tengan que ver con el coronaviru­s. Igual, ante la duda, los vamos a ir a buscar. Se hará el hisopado y se verá cuál es el diagnóstic­o. Ya hicimos 490 traslados y recibimos casi 90 mil llamados. Son 6.000 por día. Puede ser que haya demoras, pero a todos los atendemos.

-¿Cambió la relación entre médico y paciente en estos días?

Imaginate que todas las noches, a las 9, nos aplauden. Pasamos de un lugar a otro, porque la sociedad entiende que los estamos ayudando. Y eso para nosotros es el reconocimi­ento de todo lo que se hace. Son muchas horas, es mucha entrega.

-A nivel político se muestra un trabajo en equipo. ¿Piensa puede servir para borrar las diferencia­s hacia el futuro?

-Yo soy médico. No me quiero meter en eso. No lo hice nunca. Cuando levantás un paciente no le preguntas de qué signo político es. -¿Por qué nunca aceptó un cargo político? -Porque yo soy médico. Y no lo cambiaría por nada. Creo que ninguno de los muchachos que está conmigo lo haría. Este es un equipo muy fuerte, que tiene mucha camaraderí­a. Y así estamos bien. En estos momentos nos vas a ver con gestos adustos, me van a ver en la calle dando órdenes. A veces no puedo parecer simpático. Pero este no es el momento de parecerlo. Hay que dar órdenes precisas. Es lo que se necesita en este momento. En emergencia es así, tenés que decidir, y la peor decisión es no tomar ninguna. -¿Vuelve a su casa en algún momento de estos días?

-Es un tema ese. Vuelvo. Me espera mi esposa, mis hijos ya son grandes... Y bueno. Espero que mi ángel de la guarda, que siempre me cuidó, lo siga haciendo conmigo y con el equipo. No queremos aflojar y por eso también nos cuidamos mucho nosotros. Pero bueno, en la vida de todos los días se da que a veces no podés cenar, o no podés desayunar. Por ahí recibís un llamado de tu esposa que te critica lo que dijiste. Es muy difícil. Es muy difícil (repite). No se lo deseo a nadie este sillón. No es agradable.

-Sin embargo se queda. ¿Por qué?

-Llevo 21 años conduciend­o el SAME, mas cuarenta de médico. Siempre me gustó la emergencia y voy a seguir con lo mismo. Es una vocación, como el bombero, el policía, el médico de guardia… Sin vocación, esto no se puede hacer. No podés especular. No es algo que hacés a cambio de otra cosa. Acá no. -¿Preparó a alguien que se quede en su lugar el día que diga basta?

-Sí, lo estamos haciendo. Pero va a ser difícil, para mí y para la gente que me acompaña. Acá hay gente que se lleva la radio con la frecuencia de urgencias y la escucha en su casa a la noche. Es un modo de vivir esto.

-¿Se desconecta alguna vez?

-Es difícil. Siguen sonando los teléfonos y los tengo que atender. A la madrugada también. Cuando te estás por dormir te aparece algo, y otra vez te conectás. Es complicado. -¿Nunca se le ocurrió escribir un libro?

-Me lo ofrecieron el año pasado. Pero dije bueno, cuando termine. Es una actividad para cuando deje de hacer esto, porque tengo mucho para contar.

-Pero parece que no está en sus planes dejar de trabajar.

-No, pero bueno. Me dedicaré a escribir cuando tenga más tiempo. ■

Así como nosotros estamos en la primera línea es fundamenta­l que la gente haga lo que le piden y no salga”.

 ?? ANDRÉS D’ELIA ?? Estilo de vida. “Sin vocación no se puede hacer esto. En emergencia­s no podés especular, no es algo que hacés a cambio de otra cosa. Acá no”, afirma Crescenti.
ANDRÉS D’ELIA Estilo de vida. “Sin vocación no se puede hacer esto. En emergencia­s no podés especular, no es algo que hacés a cambio de otra cosa. Acá no”, afirma Crescenti.

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