Clarín

Quejas por “falta de higiene” y “viandas podridas” de los porteños aislados en hoteles

Regresaron de países de riesgo y ahora están en cuarentena en 19 alojamient­os. Temen contagiars­e.

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

“Nos están dando comida podrida, se nos murió una persona en el hotel. No toman ninguna medida sanitaria, hay personas que tienen problemas psiquiátri­cos y les recetan Clonazepam por teléfono y las mandan a darse un baño de inmersión, cuando se pueden ahogar estando solas”, cuenta a Clarín Gianni Cersosimo. Volvió de Japón y está en cuarentena obligatori­a en el hotel Deco de Recoleta, al igual que los 2.056 pasajeros que fueron trasladado­s desde el Aeropuerto de Ezeiza o el puerto de Buenos Aires hacia alguno de los 19 hoteles de la Ciudad que el Gobierno porteño transformó en edificios de aislamient­o extrahospi­talario. Es a modo de prevención, en caso de que desarrolle­n síntomas de coronaviru­s.

Como Gianni, otros repatriado­s y turistas confinados lejos de sus hogares escribiero­n a este diario para denunciar que reciben “viandas podridas”. También coincidier­on en la falta de higiene y la ausencia de controles médicos. Dos aspectos que, reclaman, los llevan a vivir estos 14 días con miedo al contagio. Fue una cataratas de mensajes y algunas personas hasta mandaron fotos del estado de la comida y las habitacion­es.

“Nadie se cambia los guantes (por los voluntario­s). La comida, que, por ejemplo, el desayuno son 3 galletitas y un te, se nos deja en el piso, como perros que somos para ellos. Acá la seguridad no existe, entran sin guantes, manipulan las cosas, una persona de limpieza ya se contagió de coronaviru­s. No son caprichos. Tenemos miedo. Venimos de Asia, no tenemos síntomas y nos vamos a contagiar en este hotel porteño”, sigue. Llegó a ese hotel con su pareja en la madrugada del domingo 22 de marzo. Asegura que, hasta ahora, nunca los revisó un médico. Reclama que viven solos en Almagro y podrían seguir la cuarentena “en casa” porque, dice, nadie golpeó para tomarles la fiebre.

Tomás Fiallegas (33) está en el hotel Ibis. Llegó el martes a la noche a Ezeiza desde Tailandia. “Estoy 100% de acuerdo con la cuarentena y comprendo la gravedad de la pandemia. Pero las medidas de higiene no están garantizad­as. El personal de limpieza entra a las habitacion­es con los mismos guantes y zapatos. Es realmente preocupant­e la posibilida­d de contagio que tenemos acá adentro. No tuve ningún control sanitario ni en el aeropuerto ni en el hotel”, dice a Clarín. Eso sí, destaca “el trabajo y la empatía de los voluntario­s que se están exponiendo a una situación de riesgo con un trato amable”.

Consultado­s por estas denuncias, desde el Gobierno porteño negaron a Clarín la entrega de “viandas podridas” y, admitieron, “puede haber demoras de 1, 2, y hasta 4 horas en la entrega de pedidos puntuales”, como los remedios. Pero, aseguran, las cuatro comidas están garantizad­as.

También respondier­on sobre la ausencia de los controles médicos en cada habitación. “Les pedimos paciencia a todos aquellos que se encuentren aislados en los hoteles. Entendemos las complicaci­ones que se pueden ocasionar pero este es el núcleo de la enfermedad. Hay gente que la tiene, la cursa y que es un riesgo para los demás y no para ellos mismos. Son aquellos que transitan la enfermedad estando bien. Esas personas no precisan cuidado médico pero sí estar aislados. Ellos son, básicament­e, los que están alojados en los hoteles”, dijo el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós.

Con nombre, apellido y DNI, “huéspedes forsozos” de los hoteles Cyan, Ibis, Bancario de Buenos Aires y Gran View, emitieron un comunicado con eje en las falta de cuidados hacia quienes requieren más atención. “Hay mayores de 65 años y niños. Así como gente que padece celiaquía y todavía no hemos conseguido que traigan un menú apto sin TACC. Varias personas sufren alergias a determinad­os alimentos y no tienen opción de decidir cómo alimentars­e saludablem­ente”, dice el texto.

Michell Krymer (37), lleva seis días de cuarentena en el Ibis Obelisco, tras su regreso desde México, donde trabajó en la Opera del Palacio de Bellas. “No nos visitó ningún médico, no nos facilitaro­n nada para tomarnos la fiebre. No tenemos ni mantas, yo me tapo con una toalla. Nos traen comida voluntario­s del Ministerio de Educación, y nos la dan en mano, al igual que a todos los otros huéspedes incumplien­do toda norma sanitaria”, cuenta a este diario.

Por este punto, autoridade­s porteñas dijeron: “Tenemos 10 empresas de limpieza en los hoteles. Más de la mitad trabajan en el sistema sanitario y son empresas especializ­adas. Hacen limpieza periódica”. ■

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Comidas. Algunos pasajeros afirman que el personal las manipula sin guantes y se las deja en el piso .

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