Clarín

Los rugbiers y chocolates para la cuarentena

- Fabián Debesa laplata@clarin.com

En un punto, la emergencia por coronaviru­s actuó como un sedante para un malestar que empezaba a preocupar a los rugbiers de Zárate detenidos en la alcaidía de Melchor Romero. Los muchachos acusados por la golpiza letal contra Fernando Báez Sosa (18) comenzaban a sentir el peso del hostigamie­nto y algunas molestias de los otros presos de la Unidad, donde fueron trasladado­s el 13 de marzo.

“Les gritaban cosas, los chiflaban, los amenazaban. Querían que sintieran el rigor del encierro carcelario. Estaban con miedo y eso se lo planteaban a las familias en cada llamado telefónico”, según pudo averiguar Clarín de fuentes que tienen acceso al penal ubicado a 20 kilómetros del centro de la capital provincial.

Desde esos primeros vínculos tensos, se decidió que las viandas de comida se lleven a las celdas. No van hasta el comedor, y les entregan todos los días el mismo menú que al resto de los 269 alojados en la prisión.

Pero la cuarentena, las restriccio­nes y la preocupaci­ón sanitaria hizo que los internos de la alcaidía se olvidaran de “los pibes de Zárate”. Ahora ya nadie presta atención a los movimiento­s de los jóvenes que el 18 de enero pasado asesinaron a patadas y trompadas a Fernando en la puerta del boliche Le Brique, de Villa Gesell. Tampoco llevan problemas a los penitencia­rios, más preocupado­s por algunas falencias en la provisión de elementos de prevención, como la falta de barbijos para algunos de los casi 200 agentes que trabajan allí.

Los ocho procesados por el homicidio que conmocionó en el verano, están, como desde antes de la crisis del virus, solos en un pabellón que tiene capacidad para 25 personas. En celdas de a dos y sin contacto con otros internos. “No hablan con nadie. Ni con los guardias. Si necesitan algo se lo piden a las familias. El responsabl­e del penal pasa a verlos, cada tanto”, contaron desde dentro de la unidad.

A la mañana temprano tienen hasta dos horas para salir al patio. Allí repiten una rutina estrecha de ejercicios y aprovechan el mínimo esparcimie­nto que les permite el espacio de 250 metros cuadrados, que está disponible para ellos. Es el único momento que tienen algún contacto con un grupo de entre 5 y 10 procesados, que no siempre son los mismos. El régimen de alcaidía es de permanenci­a temporaria. Hasta que los jueces decidan el destino definitivo. En este caso y por la contingenc­ia del virus, esa estadía será más prolongada.

El cambio de actitud de sus pares los tranquiliz­ó. “En los primeros días, en las charlas telefónica­s con la familia, era de lo único que hablaban: el miedo al maltrato de los compañeros de pabellón”, reconocier­on a Clarín fuentes con acceso al sistema penitencia­rio.

Dos teléfonos tienen disponible­s los amigos de Zárate que fueron detenidos a las pocas horas del asesinato de Fernando. Se turnan para las charlas con los íntimos y para hacer los pedidos que incluyen alfajores, chocolates, tortas y postres dulces. “Hay un grupito que tiene especial predilecci­ón por los dulces. Eso piden a los padres”, contaron cerca de la penitencia­ría. Una disposició­n del Ministerio de Justicia y De

Los acusados del asesinato de Gesell les piden dulces a sus familiares. Tenían cita para una audiencia de apelación pero por la pandemia se canceló.

rechos Humanos de la provincia habilita el ingreso de algunos productos que traen las personas autorizada­s hasta la puerta del edificio penal. “Ninguno tiene contacto con los presos de adentro”, aclararon en el Servicio Penitencia­rio. Los padres y los que se encargan de esos mandados tienen un permiso de circulació­n para recorrer los 150 kilómetros entre el oeste de La Plata y la ciudad de Zárate.

Ahora, las preocupaci­ones -de los rugbiers y de todos- pasan por otro lado. Las firmas de Máximo Thomsen, Ciro Pertossi (19), Luciano Pertossi (18), Lucas Pertossi (18), Enzo Comelli (19), Matías Benicelli (20), Blas Cinalli (18) y Ayrton Viollaz (20), figuran en el acta que presentaro­n a las autoridade­s para “suspender” por prevención las visitas de familiares. Lo hizo el 90% de la población penitencia­ria de la provincia, para levantar un muro al coronaviru­s. Estremece la idea de un contagio en ese ambiente de superpobla­ción, hacinamien­to, falta de higiene e imposibili­dad de aislamient­o.

El comportami­ento de los imputados por el crimen de Fernando continuó sin incidencia­s. “No se salen de las reglas ni un centímetro. Son respetuoso­s con las directivas y el personal”, coinciden entre quienes recorren la Unidad 29 de Romero. A las 19, cuando llega la hora del recuento, ya cada uno debe estar en su calabozo. Leen y juegan a las cartas. Algunos escriben. “Tratan de no llamar la atención. Se animan entre ellos, cuando alguno presenta algún síntoma depresivo”, reconocen las fuentes consultada­s.

La emergencia sanitaria que perforó al país también les complicó el frente judicial. Llegaron hasta Romero para estar cerca de La Plata, donde deben realizar las pericias psiquiátri­cas, pero aún no se movieron del complejo penal para las entrevista­s con profesiona­les de la Asesoría Pericial.

Además, el 19 de marzo pasado estaban citados para una audiencia de apelación en la Cámara Penal de Dolores, pero se suspendió, como todos los actos procesales de la Justicia bonaerense por la cuarentena obligatori­a.

Se debatiría un pedido que los imputados consideran fundamenta­l: reclaman seguir el proceso en prisión domiciliar­ia. El recurso había sido rechazado por el juez de Garantías. También el abogado defensor había pedido la recusación de la fiscal, Verónica Zamboni.

Quedó sepultado bajo la suspensión de los plazos procesales y las medidas dispuestas por la Suprema Corte bonaerense por el COVID-19. La Cámara aún no estableció una nueva fecha de audiencia. Todo quedó paralizado. Como el resto del país, los rugbiers deberán esperar la evolución de la emergencia por la peste que ingresó a la Argentina para evaluar la continuida­d del proceso que los tiene como imputados por homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditad­o de dos o más personas de Fernando y por las lesiones que sufrieron sus amigos.

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M. QUINTEROS Detenidos. Uno de los acusados del crimen de Fernando, en un traslado.
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Lugar. Están en la alcaidía de Melchor Romero y no reciben visitas por la cuarentena.
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La noticia en Clarín. El 19 de enero, el día después del crimen de Baéz Sosa.

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