Clarín

La reserva de asientos generó dudas y hubo gente amontonada

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Fue una mañana compleja para los usuarios del tren Sarmiento porque, además de la intensific­ación de los controles en todos los accesos a la Ciudad, comenzó a implementa­rse la obligatori­edad de tener una reserva para viajar en la hora pico de ingreso a Buenos Aires. En medio de la pandemia, hubo colas, algunos amontonami­entos de pasajeros y dudas sobre si se cumple el distanciam­iento social en los coches.

Graciela, por ejemplo, viajó más cerca de las 10, así que evitó el momento de mayor concentrac­ión de pasajeros (de 6 a 9). "Pensé que no iba a poder viajar porque no soy esencial. Viajé cómoda, pero el problema se da en las salidas, porque hay poco espacio y terminamos todos amontonado­s. Además, ahora se suman los controles, entonces es como que se arma un embudo", le contó a Clarín.

Ayer por la mañana hubo imágenes diferentes. En Merlo un usuario filmó el amontonami­ento y la cantidad de gente que transitaba en uno de los túneles de esa estación. Si bien se podía observar que todas las personas usaban tapabocas, el distanciam­iento social no se cumplía. Caminaban pegados unos con otros, y muy lentamente. "Yo me obsesiono por mantener distancia con otros, pero acá no es fácil", contó Esteban, también usuario del Sarmiento.

Hay tres formas de acceder a esta reserva, indispensa­ble para los trabajador­es esenciales: se puede llamar al call center de Trenes Argentinos, 0800-222-8736, o bajar la app "Reservá tu Tren". También ingresando a la web argentina.gob.ar/reservatut­ren.

Según datos oficiales, para cada formación, compuesta por nueve coches, hay entre 550 y 600 lugares disponible­s entre las 6 y las 10 de la mañana. En ese rango de tiempo hay 34 servicios en sentido a Once.

Para las reservas se cuentan los asientos y los lugares junto a las puertas, que están marcados para indicar donde debe pararse cada persona. Eso explica que las butacas se vean ocupadas y genera dudas sobre si así se respeta el distanciam­iento.

Nahir, empleada del Sarmiento, afirma que tenían dudas sobre las reservas y su buen funcionami­ento en Merlo por cómo es estación. “Es más chica y recibe mucha gente. Nosotros no damos abasto, no hay modo”, dice respecto al manejo de la situación.

Ana tiene 50 años, vive en Loma Grande y viaja rumbo a Palermo dos veces a la semana. “No tuve ningún problema al momento de sacar la reserva. Lo que sí noto es la misma cantidad de gente que otros días. El problema más que nada es a la vuelta: en Liniers, se hace una especie de embudo”, cuenta. ■

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