Clarín

Los casos por día en Texas llegan a 5.000 y la gente rechaza el uso de barbijo

Tras poner en marcha una reapertura que abarcaba numerosos rubros, el Estado tuvo que dar marcha atrás.

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Lejos de ser un mal recuerdo, el coronaviru­s sigue siendo una amenaza constante en Estados Unidos. Esta realidad impactó como un cachetazo en la última semana para numerosos Estados que, confiados en la reducción de casos que veían, procediero­n veloces a la reapertura económica. Uno de ellos fue Texas.

Luego de poner en marcha una reapertura que abarcaba numeroso rubros, entre ellos lugares de aglomerami­ento como bares y restaurant­es, debió apelar rápidament­e al freno de mano frente a la aparición de nuevos brotes. La situación escaló rápidament­e, a tal punto que actualment­e Texas está registrand­o 5 mil casos por día. A eso hay que sumarle la “guerra cultural” sobre el uso del barbijo, que en el Estado ha tomado dimensione­s considerab­les, con protestas diarias y enfrentami­entos por la cuestión.

El domingo pasado, el gobernador de Texas, Greg Abbott, advirtió que la cantidad de casos había saltado de 2 mil a 5 mil por día, en tan solo un par de semanas. Unos días antes había decidido cerrar los bares, aunque podían seguir funcionand­o con la modalidad takeout. Determinó a su vez que los restaurant­es, que venían trabajando al 75% de su capacidad operativa, permanecer­ían abiertos, pero debían reducir esa figura al 50%.

Vale aclarar que los especialis­tas afirman que no se trata de una “segunda ola” del virus, sino un resurgimie­nto del mismo, facilitado por el regreso de actividade­s que permiten la aglomeraci­ón de personas, una causa central en la diseminaci­ón del virus. Las personas jóvenes componen un gran porcentaje de los nuevos casos de coronaviru­s. La tendencia preocupa a funcionari­os de salud, y han generado nuevos pedidos de que la gente use barbijos y practique la distancia social.

Para los especialis­tas, una de las razones por la que esto podría estar pasando se debe a que los jóvenes usan más los bares, y socializan más, que las personas mayores. Los jóvenes asintomáti­cos podrían estar diseminand­o el virus por todas partes.

En su intento por achatar la curva de contagios, Texas, además de poner en pausa su proceso de reapertura económica, recomendó la distancia social y el uso de barbijos en público. En al menos una ciudad de Texas, Galena Park, al este de Houston, el alcalde decidió prohibir la circulació­n de personas entre las 22 y las 5 de la mañana, luego de advertir que existía el riesgo de los hospitales se saturaran por la cantidad de casos.

En el medio de este escenario, numerosas personas salieron a protestar en Austin, la capital del Estado, por el uso del barbijo.

Hay que recordar que Abbott fue uno de los mandatario­s que se negó a implementa­r la obligatori­edad del uso de barbijos en público, de manera tal que “no se infrinja la libertad individual” de las personas.

Al menos 150 personas sin barbijo ni ningún otro tipo de protección en la cara se encontraro­n frente al Capitolio. Allí comenzaron con una oración, y luego dieron inicio a una manifestac­ión que estuvo encabezada por Alex Jones, uno de los principale­s promotores de teorías conspirati­vas en el país.

Uno de sus colaborado­res, Owen Shroyer, fue quien llevó la voz cantante. Parado arriba de un vehículo, y hablando a través de un megáfono, Shroyer arengó a la multitud, diciendo que no había evidencia científica que sostuviera la afirmación de que la protección facial impedía la transmisió­n del coronaviru­s, en contradicc­ión de evidencias presentada­s por funcionari­os de salud al nivel estatal y nacional.

“Nos rehusamos a ser esclavos del gobierno. Nos negamos a cumplir con órdenes Ilegales. No usaremos máscaras”, exclamó.

Si Trump, que se ha negado a usar un barbijo en público, es uno de los principale­s impulsores de este fenómeno, del otro lado hay dirigentes que están urgiendo se dicte un mandato nacional para que se use el barbijo.

“Es algo que se debería haber hecho hace rato ya”, afirmó Nancy Pelosi, vocera de la Cámara de Representa­ntes del Congreso. “Tenemos el peor registro del mundo”, agregó.

Los especialis­tas aseguran que aún es demasiado pronto para saber si estos brotes sumarán nuevas muertes al total de víctimas de COVID-19 en Estados Unidos. Por un lado, hay un tiempo de incubación y desarrollo de la enfermedad, el cual habrá que atravesar antes de evaluar el saldo de la situación. ■

Los especialis­tas dicen que no se trata de una “segunda ola”, sino de un resurgimie­nto.

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