Clarín

Caída histórica de la actividad económica: la clave es lo que viene

Derrumbe. El 26,4% de caída de abril es superior al 16,7% de marzo de 2002 y corona 30 meses seguidos de recesión. Hacia adelante hay poco margen para el optimismo.

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Ninguno de los responsabl­es puede llamarse a engaño. Enfrentar la pandemia del coronaviru­s con el aislamient­o obligatori­o de la amplia mayoría de la población haría implosiona­r la economía.

La caída de la actividad en abril, primer mes con vigencia plena a de la cuarentena, fue de 26,4% respecto del mismo período del año anterior. Un derrumbe doloroso que coronó 30 meses seguidos de recesión y que resultó más pronunciad­o que el 16,7% de marzo de 2002.

Pero la crisis actual es inédita por tratarse de una pandemia que nadie a ciencia cierta puede decir cuando concluirá y, por lo tanto, también demandaría nuevas respuestas en materia económica.

El pésimo dato de abril no garantiza, tampoco, que la crisis haya tocado piso y que la reactivaci­ón esté a la vuelta de la esquina. Lo datos preliminar­es de la recaudació­n impositiva de comienzos de mayo, que sirven como un predictor, muestran, según el IARAF, que hay poco margen para el optimismo y más aún en las puertas del endurecimi­ento de la cuarentena para el AMBA a partir del 1 de julio.

Algunos funcionari­os del gobierno intentan dar la señal de que lo peor de la crisis ya pasó, como lo mostró un video del ministerio de Desarrollo Productivo que sostiene que la economía ya se está “reactivand­o” porque buena parte del territorio del país ha vuelto a poder trabajar.

Segurament­e la caída de actividad se atenuará en los próximos meses ante el regreso al trabajo en varias zonas del país pero los de abril es para considerar: ninguno de los 15 sectores que componen el estimador EMAE exhibió crecimient­o y en los casos de la construcci­ón y los hoteles y restaurant­es la caída fue respectiva­mente de 86,4% y 85,6% y del tobogán no se salvó ni la alimentaci­ón que mostró una baja de 1% a pesar de haber sido el rubro principal de demanda de las familias.

Un tema distintivo y clave respecto de si la salida de la crisis de 2001 sirve como espejo para la situación actual es que de aquella partió de un alto nivel de empobrecim­iento pero con una situación de “superávits gemelos”: superávit externo por una disparada del dólar que impulsó las exportacio­nes y derrumbó la importacio­nes y un Tesoro que recaudaba más de lo que gastaba.

Hoy la atención de la pandemia, según las primeras estimacion­es oficiales, ya demandó el equivalent­e a 2% del PBI como consecuenc­ia de una duplicació­n del gasto público y la caída de la recaudació­n impositiva y proyecta un déficit fiscal primario superior a 5 puntos del PBI partiendo de un rojo del orden del 0,5%.

La mitad de ese déficit, prácticame­nte, fue cubierto con emisión que se destinó a la política asistencia­l por medio del bono IFE, los créditos ATP, el pago de los planes sociales y también las jubilacion­es y los salarios del sector público.

Un Estado sin recaudació­n suficiente por la caída de la actividad y sin crédito, emitió en pocos meses $ 1,2 billones de pesos, el equivalent­e a 4% del PBI.

¿Y la inflación? Siguió pero no se disparó. La incertidum­bre sobre el fin de la crisis aumentó el temor de las familias sobre el gasto.

En parte, por eso del temor y la incertidum­bre, es que salir de esta crisis demandará señales, además de poder volver a ser merecedor de crédito.

La idea inicial del gobierno sostenida en que expandiend­o el consumo todo se resolvería rápidament­e chocó contra la pandemia.

Y a pesar de que se emitió mucho para compensar a los bolsillos de la gente por la prohibició­n de salir a trabajar, el temor y la precaución pudieron más.

Para la inversión, se presume, los mensajes deberán llegar en el caso de que la extensísim­a negociació­n del canje de la deuda (lleva más de seis meses) termine superando el cuello de botella del default parcial en el que se encuentra un país estancado hace nueve años y al que el coronaviru­s le dio un golpe histórico a la actividad. ■

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En caída libre. Ninguno de los 15 sectores que compone el estimador del Indec exhibió crecimient­o.

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