Clarín

Terapia intensiva: se ocupa más y no es por el Covid-19

Crecen las otras enfermedad­es. Los cardiólogo­s ya lo habían anticipado. Un tema que define el futuro de la cuarentena.

- Pablo Sigal psigal@clarin.com

Desde ahora y hasta el viernes 17 de julio, fecha en que los habitantes de la Ciudad y el GBA habrán vivido uno de cada tres días de 2020 en cuarentena, todas las miradas apuntarán a un solo lugar. El termómetro que determinar­á si es posible volver a la fase 3 será el nivel de ocupación de las unidades de terapia intensiva (UTI).

Las camas vienen siendo asignadas a los enfermos críticos de coronaviru­s de manera lenta pero sistemátic­a: hoy hay 688 pacientes con Covid haciendo uso de esos recursos de alta complejida­d en todo el país, cuando el 24 de junio había 433. Es decir, una diferencia de 255 pacientes en dos semanas.

Se sabe que el 92% del total de casos de Covid de Argentina -según el promedio histórico- se concentra en el AMBA, aunque la foto de los últimos días ya habla de un 94% de incidencia metropolit­ana en la cifra general. Se estima que de esos 688 pacientes graves, 632 están internados en hospitales y clínicas de la ciudad de Buenos Aires y del Conurbano.

Sin embargo, las terapias intensivas del país se van llenando más por otras enfermedad­es que por el Covid. Concretame­nte, sólo uno de cada tres nuevos pacientes ingresados a las UTI en las últimas dos semanas tenía coronaviru­s. En ese lapso se han sumado 817 nuevos enfermos en toda la Argentina, de los cuales sólo 255 son Covid positivos.

El escenario actual de las UTI muestra 6.067 camas ocupadas sobre un total de 11.668. En este momento hay un paciente de Covid por cada 9 que padecen otras afecciones,

pero esa ecuación fue variando con el tiempo. Hace dos semanas era 1 de cada 11. La vida sigue más allá de la cuarentena, al igual que los relojes biológicos de millones de personas que se continúan enfermando gravemente por otros motivos y que también necesitan cuidados intensivos.

Esto quiere decir que los hospitales, y en particular las terapias intensivas, reciben un flujo constante de pacientes más allá del Covid. Tanto como la nueva pandemia, esa demanda es una amenaza constante y potencialm­ente creciente, que suma complicaci­ones al escenario.

El ímpetu porteño de estas últimas horas por aliviar la cuarentena contrasta con la actitud bonaerense. En el distrito gobernado por Axel Kicillof se muestran entre cautelosos y reacios a esa posibilida­d, según el funcionari­o al que se consulte.

Tal contraste de posturas ocurre a pesar de que la media de ocupación de las terapias intensivas es del 64% en la Ciudad y del 52% en el GBA. La diferencia es que en el Conurbano hay algunos hospitales que ya muestran una ocupación casi total.

El promedio de gente que año tras año llega a las terapias intensivas de la Argentina es más o menos constante. Pero la pandemia puede poner esos números patas para arriba. Aún no está del todo claro cuáles serán las consecuenc­ias reales de la pandemia más allá del coronaviru­s, es decir, en la salud pública en general.

Por la desatenció­n de otras enfermedad­es, podría haber en el país entre 6.000 y 9.000 muertes adicionale­s, relacionad­as puntualmen­te con problemas cardiovasc­ulares. Muchas de esas personas requieren y requerirán el uso de terapias intensivas.

La Sociedad Argentina de Cardiologí­a lo viene advirtiend­o casi desde el comienzo de la pandemia. Desde el Estado no hubo campañas para que la gente no descuidara otros aspectos de su salud, más allá de lo estrictame­nte vinculado con el coronaviru­s. Y en cualquier enfermedad, pero sobre todo en la cardíaca, el tiempo es clave. Llegar antes a la consulta puede hacer toda la diferencia.

Así como el tiempo de encierro ha sido fundamenta­l para achatar las curvas de Covid, desde el 20 de marzo eso ha podido funcionar como un arma de doble filo: esto es, cuando el miedo a salir invade a las personas y se posterga la visita al médico.

Como sea, aquellas alertas iniciales de los expertos en cardiologí­a hoy parecen traducirse en cifras concretas, a medida que las terapias intensivas se van colmando. Esas otras enfermedad­es desatendid­as también conocen de urgencias, y pueden hacer eclosión en el peor momento de la crisis. ■

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