Cuidar las relaciones y otras claves de Facundo Manes para la cuarentena
Diálogos Clarín. En el marco de este ciclo, advirtió que “la soledad mata” y alertó sobre el uso del miedo para el control.
Es un largo viaje la vida de Facundo Manes. Nació en Quilmes y creció en Arroyo Dulce y Salto, al norte de la Provincia de Buenos Aires. Es neurólogo y neurocientífico, graduado en la UBA y en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, donde obtuvo su Doctorado en Ciencias. En 2001, regresó al país y creó el Instituto de Neurología Cognitiva, INECO, y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. También creó la Fundación INECO para la investigación en neurociencias cognitivas. Es profesor de universidades del exterior y ha publicado más de 250 trabajos científicos e revistas internacionales. Está convencido de que la riqueza de un país “se mide por el capital humano, la educación, la ciencia y la
tecnología, y que allí está la base del
desarrollo social”.
Esta conversación con Clarín, que formó parte del ciclo de entrevistas Diálogos, exclusivo para suscriptores, se llevó a cabo en pleno endurecimiento de la cuarentena. Un concepto interesante anclado en su mensaje: para el neurólogo no hay un “día después” de la pandemia. En todo caso, señala, “el día después es ahora“y no hay tiempo que perder. -Vivimos con miedo, estar expuestos
a un virus nos predispone de un modo que no habíamos experimentado, ¿cómo lo vive?
-Estamos, por primera vez en la historia, emocionalmente sincronizados grandes sectores de la población mundial. Es una crisis de salud, pero también humanitaria, social, de relaciones internacionales, de tensión entre potencias. Vamos a un mundo multipolar. Pero también es una crisis moral, política, ideológica. Lo vivo como la mayoría de las personas. Tengo la suerte de contribuir con mi granito de arena al legado del doctor
René Favaloro, tratando de acompañar a los médicos de la Fundación, que están en el frente de batalla, y preocupado por el país porque esta situación requiere de un compromiso colectivo.
- No sirve salvarse solo, no se puede. - El sálvese quien pueda acá no existe. Estamos más que nunca en el mismo mar. No en el mismo barco, en el mismo mar.
abrumados?
-La pandemia y la cuarentena producen un impacto concreto. En epidemias previas en el sudeste asiático, también en Canadá, hubo cuarentenas que duraron mucho menos, unas 3 semanas. Algo tan largo y que abarca a tanta gente nunca sucedió. Los datos de impacto en la salud mental son de cuarentenas más cortas y se observó cómo aparecían síntomas negativos: estrés postraumático, depresión, ansiedad, agotamiento, insomnio, preocupaciones psicosomáticas, frustración, desapego, mayor uso de sustancias, de tabaco, alcohol, drogas, más violencia doméstica, confusión e ira.
-Nadie dice por ahora cómo será la salida.
-Es cierto. La falta de horizonte, de una perspectiva, de una salida administrada que sea integral, multidisciplinaria, basada en la evidencia científica, con datos fiables y que aborde la enfermedad mental o el impacto mental. La salud es una sola e incluye la mental. Es clave que la sociedad tenga un horizonte y que haya una discusión seria, honesta, no de facciones, no contaminada por la política habitual, que sea un debate sanitario, social y económico. Y esto nos va a permitir reducir la incertidumbre. Si los mensajes de las autoridades son contradictorios, se agrava el impacto mental de la pandemia. Las autoridades deben tener la empatía para comportarse y comunicar en forma transparente y forma muy responsable, con humildad, siendo conscientes de que muchos están viviendo en la pobreza o han perdido el empleo.
-¿Qué podemos hacer en este tiempo de aguantar?
-Una herramienta es ver noticias confiables y no por mucho tiempo.
Te voy a contar qué pasa en el cerebro. Si Facundo Manes, 51 años, que hace 3 meses se hizo un chequeo y tiene buena salud, está todo el día viendo noticias de gente no muy confiable, contando muertos, recibiendo whats apps de amigos con fotos de lo que pasó en China, en Madrid, empieza a pasar una cosa que llamamos
negligencia de la probabilidad. Yo, que tengo casi muy pocas chances de que me pase algo, empiezo a pensar mucho más en la probabilidad de infectarme y percibo que me voy a enfermar gravemente y morir. Otra conducta que sucede en esta crisis, sobre todo al principio, cuando nos avisaban que íbamos a entrar en cuarentena, es que la gente va al supermercado a comprar papel higiénico, ¿te acordás? Esto es una ilusión de control. Aparece ansiedad y miedo.
La ansiedad es un miedo anticipatorio. Aprovisionar, claro, es una forma de bajarla un poco. Tenemos los papeles higiénicos. Pero después sube con mayor fuerza. También estamos viendo que se propaga el miedo y eso es muy importante charlarlo.
-Por supuesto, adelante.
-Es porque nos enfrentamos a algo
novedoso, amenazante, impredecible. Y por primera vez en la historia existe un miedo generalizado al mismo tiempo en gran parte de la población mundial. Y el miedo es uno de los estados emocionales que hace que el mundo se detenga. Todo en un compás de espera hasta que el peligro sea resuelto. Pero por ahora eso no va a pasar. ¿Por qué hay que tener cuidado? Porque el miedo es una emoción muy efectiva para el control social. El miedo a quedarse sin trabajo le hace al trabajador agachar la cabeza. El miedo a ser perseguido le hace al ciudadano resignarse frente al atropello del poderoso. Es una estrategia primitiva de coerción que dista mucho de lo que las sociedades modernas y democráticas mantenemos como ideal.
-Cuidado con la política del miedo.
--Claro, frente a esto, ¿qué hacer? La cooperación, otra vez sentirnos parte de algo colectivo. Es muy importante conversar de esto, porque los poderosos pueden usar el término cuidarnos para controlarnos.
-Hay un debate: ¿cómo va a ser el mundo post pandemia?
-Cada pandemia a lo largo de la historia cambió las creencias de la época. La pregunta es cómo nos está cambiando. Pienso, como muchos, que se van a acelerar tendencias previas. Por ejemplo, va a haber una a distancia mucho más importante. Pero también es cierto que nunca va a reemplazar al docente, al
contacto, porque el cerebro humano aprende básicamente cuando algo nos motiva, nos inspira.
-Está dando un mensaje muy positivo en un momento en que no queda más remedio que estar un poco en soledad.
-Ahora vamos al terreno de las herramientas para combatir este momento. Entra un término que es importante: resiliencia, una conducta humana que nos permite enfrentar un problema, atravesarlo. Superarlo y salir fortalecidos. Se estudiaron desastres y se vio que una gran parte de la población sale más resiliente. Lo primero es que aceptar emociones negativas es parte de nuestro bienestar, ya que vamos a atravesar dolor, estamos atravesando dolor. La soledad es un tema muy importante, porque el cerebro humano es un órgano
social. Hay varios estudios que demuestran que la gente que tiene más vínculos humanos tiene más expectativa de vida. Por eso, una recomendación. Lo mejor en este momento con respecto al bienestar mental es mantener el distanciamiento físico, pero estar conectado socialmente. Usar la tecnología, por ejemplo. Mi mamá vive en Salto, es mayor, no podemos ir a visitarla. Mi hermano vive en Buenos Aires conmigo, pero la llamamos dos veces por día. A la noche, cuando comemos, los nietos la llaman, come con nosotros por teléfono o por videoconferencia. La soledad nos mata. Sentirnos solos crónicamente es un factor de mortalidad tan importante como la obesidad, la polución ambiental o el tabaquismo.
-¿Y no tener miedo a pedir ayuda, no?
-Esto es muy importante, porque uno no tiene vergüenza de decir tengo sed, pero la tiene respecto de que está solo.
-Mindfulness: ¿ qué es?
-Es una técnica de meditación con raíces budistas, que hoy la ciencia la usa y consta en una atención plena al presente sin juzgar, porque cuando uno está concentrado en el presente, el cerebro es mucho más productivo y más feliz, y los pensamientos ansiosos desaparecen.
-¿Y la actividad física se puede considerar una herramienta más?
-Definitivamente, por mínima que sea. Es uno de los mejores ansiolíticos y antidepresivos.
-¿Cómo piensa el 2021?
-La Argentina viene de una decadencia crónica que es inaceptable y en la que ningún partido político puede levantar bandera. Tenemos el mismo ingreso per cápita que en el ‘74. Hay 50% de pobreza. Entonces, llegó el momento de la verdad. Tenemos que pensar y hacer un país diferente. Algo nuevo, sin los atajos ni las trampas de siempre. Tenemos que salir por arriba de esta grieta que nos empobrece. Tenemos que empezar a discutir las preguntas importantes. Tenemos que recomponer las instituciones y protegernos de los abusos del poder, la corrupción, las arbitrariedades, los zigzagueos. Vamos a tener, sí o sí, que invertir en lo que no invertimos hasta ahora, es decir, salud, educación, nutrición.
“Hay que distanciarse físicamente y usar la tecnología para vincularse”, afirmó.
“El miedo puede hacer agachar la cabeza y resignarse a los atropellos”, marcó.