El peligro en Italia llega ahora con los migrantes que huyen de sus países
Muchos arriban desde Bangladesh y lo hacen con certificados falsos de testeos antivirales.
Se estima que 600 contagiados de Bangladesh que sortearon los controles en las últimas dos semanas circulan por Roma y otras ciudades italianos difundiendo la pandemia de coronavirus. Dos aviones con 165 bengalíes fueron bloqueados este miércoles y expulsados de Italia por “grave emergencia sanitaria”.
La alarma crece rápidamente este verano boreal que debía ser una pausa tras cuatro meses de dura pestilencia que causó 35 mil muertos. Pero aunque fallece poca gente y los enfermos sufren mucho menos que antes, los focos estallan aquí y allá. La principal razón son los “contagios importados”: extranjeros que llegan a la penísula o los italianos que regresan desde el exterior y son portadores de Covid-19 con fuerte carga viral, como fue aquí en la primera fase. El coronavirus parece haber mutado, adaptándose a sus víctimas. Pero la peste sigue presente y hay alistamiento para una segunda ola en setiembre y octubre.
En los hospitales romanos han sido distribuidos más de un centenar de bengalíes en cuarentena porque hay serias indicaciones de que una parte viajó a Italia para hacerse curar. En Bangladesh las autoridades denuncian a su vez el tráfico de falsos certificados de idoneidad y de otros documentos firmados a la bartola, a gente a la que no se le practicaron hisopados y pagó para pasar el falso examen.
Los italianos, cada vez más preocupados, elaboran una lista negra de países contaminados. Como el mismo Bangladesh, que tiene 180 millones de habitantes y una pobreza oceánica que favorece la peste. Brasil, Perú, Iran, Etiopía, India, Moldavia y Ucrania estarían en la lista.
El ministro de Salud Pública, Roberto Speranza, pidió a la comisión y a la presidencia de la Unión Europea que se delineen “medidas cautelares para el arribo de personas fuera de la UE”. El gobierno italiano cree que es necesario apretar el control “de todas las cadenas de trasmisión” para evitar un verano violento de focos de virus traídos desde el exterior.
Los grandes aeropuertos como Fiumicino en Roma y Malpensa en Milán son los escenarios más críticos, pero también desde el este de Europa. Con vuelos cortos o viajes por trenes o rutas, desde el este europeo llega gente que debe ser controlada.
En Roma, la Terminal 5 de Fiumicino, uno de los aeropuertos internacionales con mayor tráfico en Europa, ha sido reabierto para ser transformado en un hospital de campo. Los vuelos sometidos a control, que aumentarán en los próximos días, son llevados al T5, donde esperan 24 médicos del hosptial Spallanzani de Enfermedades Infecciosas, que dirigen equipos sanitarios. Si la situación se sigue agravando, los italianos están dispuestos a controlar a todos los viajeros. La frecuencia de los vuelos a raíz de la pandemia es muy inferior. En largas mesas se llevan a cabo análisis e hisopados. Personal policial examina las documentos que presentan los pasajeros, especialmente los que certifican que el titular ha superado los controles antivirus.
Parece inevitable que aumentarán las cuarentenas obligatorias. En Fiumicino existe un hotel Hilton que servirá para alojar a los que deben seguir dos semanas de cuarentena.
Los pasajeros con problemas médicos serán trasladados a hospitales romanos.
Una mujer embarazada que, al enterarse que no podía desembarcar en Roma se sintió mal, fue trasladada ayer a uno de los hospitales. Estos sobresaltos pandémicos en pleno verano afectan los flujos turísticos. En el país se vive una crisis económica “devastadora”, dijo el gobierno italiano. La producción de la riqueza nacional, el llamado PBI, podría descender hasta 13% en 2020 y el rebote positivo de la economía que se espera para el año próximo no llega a 6%.
Un gran noticia que los italianos celebraron fue el anuncio del hospital Juan XXIII de la ciudad de Bérgamo, la más castigada por la pandemia con seis mil muertos en toda la provincia, de que no hay ya ni un paciente internado por el coronavirus. El anuncio fue recibido con una ovación por parte de los médicos, enfermeras y el resto del personal sanitario.
En el norte italiano, las regiones protagonistas de la pandemia a partir del 21 de febrero fueron Lombardía, Véneto, Piamonte, Emilia Romagna y Liguria. Allí se concentró el 80 por ciento de las infecciones y las víctimas. Ahora que la pestilencia se ha debilitado notablemente, el peligro inmediato son los casos de “contagio importado”.
La situación arriesga ser explosiva por las fugas de gente de países como Bangladesh o la India, tercera detrás de EE.UU. y Brasil por el número de contagios, debido a que en sus países los sistemas sanitarios están colapsados. Cuando en mitad de junio en China volvió a estallar el miedo hacia el virus, sobre todo en Beijing, las autoridades locales descubrieron que en un solo vuelo operado entre Dacca y Guangzhou había 56 casos a bordo del avión que hacía el trayecto Bangladesh-China. Otras decenas de bengaleses fueron detectados positivos al coronavirus en Japón y en Corea del Sur. Todos ellos llevaban falsos certificados de testeos de antivirus.