“La era del dinero gratis”, el extraño fenómeno que acelera la crisis
Es porque las tasas están en cero o aún por debajo de cero. Es debido a la acción de los bancos centrales.
La atonía provocada en las economías desarrolladas tras la crisis de la década pasada, unida a la evaporación de la inflación, llevó a los más potentes bancos centrales (Reserva Federal estadounidense, Banco Central Europeo, el de Japón, o el de Inglaterra) a reducir las tasas de interés hasta 0,0% o incluso en territorio negativo. Esos mismos bancos centrales llegaron a prestar a la banca comercial a tasas negativas, una forma de darles plata gratis.
Economistas y dirigentes políticos llevaban años advirtiendo que esas políticas monetarias muy expansivas debían acabar y diseñando escenarios para ir subiendo tasas de interés de a poco, a pesar de que en Europa o Japón el peligro es más a la deflación que a la inflación. Había que volver a políticas monetarias ortodoxas, recuperar un papel más anodino para los bancos centrales y permitirles que ganaran margen para la siguiente crisis.
La Reserva Federal lo intentó, sin apenas éxito. El BCE ni siquiera puso en marcha sus incipientes planes. Antes de intentarlo llegó el virus, haciendo que sean ya seis años (desde 2014) los que la Eurozona lleva con los intereses de referencia en territorio negativo.
Mientras se pensaba cómo volver a los días de antes de la crisis de 2008, una pandemia global y un destrozo económico no visto desde la Segunda Guerra voltearon la mesa. Para evitar daños irreversibles en el tejido productivo y una recesión aún más grave, los gobiernos tiraron del gasto público, disparando déficits y deudas, mientras los bancos centrales volvían a sacar los cañones para rebajar aún más las tasas, comprar deuda pública masivamente y mantener así por los suelos el riesgo país.
Algunos análisis empiezan a preguntarse cómo se podrá volver en las próximas décadas a “la normalidad” de principios de este siglo o si aquello que todavía se considera “lo normal” empieza a ser una quimera y el mundo ha entrado en lo que un análisis de Oxford Economics llama ya “la era del dinero gratis”.
Los bancos centrales y los gobiernos animan a acumular deuda, las tasas de interés nunca estuvieron tan bajas. Gastar, gastar y gastar. Apenas el FMI recuerda que sería conveniente guardar los recibos. Oxford Economics cree que las tasas por los suelos estarán así como mínimo cinco años o más. Siempre y cuando las economías se vayan recuperando el próximo lustro.
La era de las tasas de interés por los suelos tiene ganadores y perdedores. ¿Necesita usted plata para comprar una vivienda y es usted de fiar para su banco? Entonces nunca habrá tenido un crédito tan barato. Además su vivienda cada vez costará más porque las tasas por los suelos dispara la demanda. ¿Tiene plata invertida en acciones? Muy obtuso será para no ganar en cuanto diversifique un poco su cartera, porque el dinero barato de los bancos centrales seguirá alimentando las bolsas, como se vio estos meses en Europa: los mercados subían mientras la economía real, por el carril de enfrente, entraba en un socavón.
¿Tenía unos ahorros y esperaba que el banco le fuera pagando unos intereses? Con la inflación rondando en los países ricos el 0,0% y las tasas de interés acercándose al doble cero, su ahorro le reportará nada. Además, verá cómo aumenta la desigualdad, tanto entre clases sociales como entre generaciones. Los salarios para quienes van entrando en el mercado laboral europeo llevan años reduciéndose en relación a los salarios medios y al crecimiento económico y esta crisis sólo reforzará esa tendencia. Cohortes de jóvenes no podrán acceder a la vivienda en propiedad o sólo estirando como un chicle su magro salario.
Hay dinero de sobra. Sólo este año el BCE crea más de 1,5 billones de euros para comprar emisiones de bonos de los gobiernos de la Eurozona y de sus empresas. Porque las tasas de interés a 0,0% no son suficiente para sostener las economías. Eso está permitiendo a toda Europa financiarse a tasas históricamente bajas. Países con deudas públicas por encima del 135% del PBI y previsiones de hundimiento económico rondando el 10% anual como Italia se financian más barato que nunca.
El interés medio de la deuda alemana ya está por debajo de 1% cuando hace apenas tres lustros se acercaba al 5%. El interés medio de la deuda francesa en los mercados está en el 1,2%, el de la holandesa en el 1,4%, el de la española en el 2,1% y el de la italiana en el 2,4%. Los gobiernos se pueden permitir seguir endeudándose mientras los mercados financieros se crean este entramado. El servicio de la deuda (el porcentaje de PBI que un país gasta cada año en sus deudas) se reduce con fuerza en Europa. Alemania gasta en sus deudas apenas el 0,7% de su Pbi, Holanda el 0,8%, Francia el 1,3% y España el 2,3%.
Los países desarrollados siguen endeudándose y seguirán pudiendo hacerlo, advierten los economistas, mientras las tasas de interés sean tan bajas y las economías crezcan algo. Y para eso estarán los bancos centrales comprando deudas para mantener el riesgo país a tasas sostenibles. Alemania emite a deuda a 10 años a -0,4%. Francia a 0,0%, el Reino Unido al 0,2%. Eso provoca que mientras los países han ido acumulando deudas cada vez gastan menos porcentaje de su producto en devolverlas.
¿Había alternativa? Los bancos centrales se defienden: sin ellos la recesión económica brutal de este 2020 podría convertirse en una depresión de años con efectos negativos mucho peores de los previstos ahora mismo. Desde la Torre del Euro en Frankfurt, Christine Lagarde lleva meses advirtiendo que el riesgo ahora no es a gastar demasiado, sino demasiado poco. Las tasas actuales y los programas del BCE hacen que el dinero necesario para ese gasto sea prácticamente gratis.w
El riesgo ahora no es gastar demasiado, sino gastar poco, advirtió Christine Lagarde.