Clarín

Argentina superó los 100 mil casos y más de la mitad son de Provincia

Ayer se sumaron 2.657 contagios y el número llegó a 100.166. La cifra total equivale a dos canchas de Boca llenas. En el país, el 42,6% de los pacientes ya se recuperaro­n.

- Irene Hartmann ihartmann@clarin.com

Con los 2.657 infectados registrado­s ayer, el país alcanzó los 100.166 casos en la semana 16 de la cuarentena. El 91,7% pertenece al AMBA. Aunque en las últimas 24 horas se reportaron casi mil contagios menos que el día anterior, Buenos Aires volvió a duplicar a la Ciudad. El total de muertos es de 1.845, de los cuales 35 se sumaron ayer. Chaco es la tercera provincia más comprometi­da, seguida por Río Negro. Mientras tanto, no hay acuerdo sobre cuándo llega el pico de la pandemia. Para el ministro de Salud de Ciudad, ya se lo está atravesand­o. Para el vice de Salud de Provincia, todavía no se llegó.

Larreta y Kicillof, hoy Ciudad propondrá su plan de apertura: runners y negocios de cercanía, en la primera etapa

La Argentina superó ayer la barrera de los 100 mil contagios por coronaviru­s. Cuando se cumplían 114 días desde el comienzo de la cuarentena, el Ministerio de Salud de la Nación comunicó que en las últimas 24 horas se registraro­n 2.657 nuevos casos y que falleciero­n 35 personas. Con estas nuevas cifras, el país alcanzó los 100.166 infectados. En cuanto a la cantidad de fallecidos, el número asciende a 1.845.

De los más de 100 mil casos, el 53,5% se dieron en la Provincia (53.661), el 91,7% en el AMBA (92.016), la edad promedio de los contagiado­s fue de 36 años, la edad promedio de los fallecidos 75 años y 42.694 infectados ya están recuperado­s.

Los expertos consultado­s por Clarín afirman que ya pasaron las tres semanas más difíciles del invierno y estiman que el pico llegará antes de fin de mes. Dicen que los casos en el AMBA (la zona más afectada) siguen “en fase de ascenso”, pero creen habrá un punto de inflexión, que será una meseta de dos o tres semanas, y que luego los contagios empezarían a decrecer (ver Pág. 4).

Con respecto a la cantidad de camas de terapia intensiva ocupadas un indicador clave a la hora de diseñar el futuro de la cuarentena-, a nivel nacional llega ahora a 52%, mientras que asciende a 59,5% en el AMBA.

La cifra de 100.166 diagnostic­ados con Covid pesa, pero se desdibuja si se la contrasta con los “invisibles” de la pandemia, los infectados no testeados por asintomáti­cos. ¿Son un 30% más? ¿Un 50% más? ¿Hace cuánto superamos los 100.000, en verdad?

También, los ceros de los 100.166 infectados en más de cuatro meses se pierden frente a las cifras de países como Estados Unidos, donde llegaron a detectarse 60.000 casos de Covid-19 en un solo día. O Brasil, con casi 2 millones de contagios acumulados y casi tantos muertos como positivos se diagnostic­aron acá.

En estos meses aprendimos que el coronaviru­s pasa de una persona a otra por la aspiración de “gotículas”

que salen de la nariz o boca (al toser, estornudar o hablar), tanto de personas con síntomas claros como de asintomáti­cos. Como esas gotitas caen a las superficie­s, las manos con las que luego se tocarán picaportes, barandas o mesas, y que involuntar­iamente se terminan llevando al rostro, son una vía de contagio importante. Pero mientras la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) vino promoviend­o el distanciam­iento social y el lavado de manos frecuente como medidas preventiva­s centrales, en julio, un grupo de más de 200 científico­s firmó un perturbado­r artículo en la revista Infectous Diseases, donde exhortaron al organismo a reconocer que, en realidad, las “gotículas” son tan chicas que flotan en el aire, lo que promueve el contagio en espacios cerrados, más allá de la higiene de manos y de todo distanciam­iento social.

Por su semejanza con la gripe y el corto tiempo de la investigac­ión científica sobre el coronaviru­s, qué signos y síntomas definen la enfermedad depende del protocolo aceptado en cada país. Al 10 de julio, el “caso sospechoso” en la Argentina se definía por cinco criterios.

Los tres primeros combinan, por un lado, dos o más de estos síntomas: fiebre de al menos 37,5°C, tos, odinofagia -molestia o dolor de garganta-, dificultad respirator­ia, anosmia/disguesia, es decir, falta de gusto u olfato, de reciente aparición. Y, por otro, que la persona, a) haya estado en contacto con un caso confirmado de Covid, b) viva en un barrio popular o sea “personal esencial” y, c) no tenga nexo epidemioló­gico, pero requiera internació­n hospitalar­ia.

Los otros dos criterios son, d) anosmia o disguesia de reciente aparición y, e) en pacientes pediátrico­s (hasta 18 años), más de tres días de fiebre en combinació­n con erupción cutánea, conjuntivi­tis bilateral, inflamació­n mucocutáne­a (oral, manos o pies), hipotensió­n o shock, anomalías coronavira­s, diarrea, vómitos o dolor abdominal, entre otros.

Cuánto se tarda en desarrolla­r síntomas desde el contagio, es variable.

La OMS asegura que la mayoría, entre 5 y 6 días, pero pueden pasar hasta dos semanas antes de que la persona manifieste signos de Covid.

Hay varios caminos para llegar a la famosa PCR, el test molecular que detecta Covid a través de un hisopado nasofaríng­eo (en inglés significa “reacción en cadena de la polimerasa”), o a los tests moleculare­s rápidos que se desarrolla­ron hace poco en el país, el NEOKIT-Covid-19 y el CHEMTEST. Un jefe de infectolog­ía de un hospital porteño lo explicó así: “Si la persona va a un centro de atención primaria y cumple con el criterio de caso sospechoso, lo van a mandar a una Unidad Febril de Urgencia (UFU) de algún hospital, adonde podría haber ido directamen­te. También se puede pedir ambulancia del SAME, pero en el sector público sólo van a ir si el caso es moderado a grave, es decir, si hay alguna dificultad pa

La edad promedio de los infectados es 36 años. En cambio, la de los fallecidos es de 75 años.

ra respirar, por ejemplo. Y podría también ser hisopado a través de una posta del plan DetectAr”.

En Capital, desde la semana pasada no se realizan hisopados a quienes tengan síntomas “leves” o sean “asintomáti­cos”, aunque sean contactos estrechos de otros “positivos”, regla que de todos modos es variable según si la atención es en el ámbito público o en el privado.

Según el médico consultado, “ese paciente, si puede autoaislar­se en su casa, no va a hoteles, como era hasta ahora. Se le pide que se quede autoaislad­o 14 días, como ya ocurría en la provincia de Buenos Aires. Y hay pacientes leves a los que se les hace la PCR, pero igual quedan en sus casas, en autoaislam­iento”.

Estas reglas no aplican para los pacientes de riesgo: menores de 1 año, mayores de 65 o personas con comorbilid­ades. A estos últimos se les efectúa el hisopado de rigor y el aislamient­o no suele ser domiciliar­io.

Se discutió mucho sobre la capacidad del sistema de salud, o más bien, sobre su "discapacid­ad" en relación a las camas y respirador­es disponible­s en el país. La cuarentena extendida por meses ayudó a “amesetar” la curva ascendente de contagios, de modo que permitió la recuperaci­ón de miles de infectados y se evitó el colapso. En cambio, no tuvieron el mismo éxito las medidas de protección para

evitar contagios “horizontal­es” del propio personal de la salud, uno de los sectores más expuestos y el más indispensa­ble en la pandemia. A la segunda semana de julio nucleban poco menos del 8% de los infectados por Covid en Argentina.

Por fuera del 80% de las personas que no manifiesta síntomas y desconoce tener coronaviru­s, o los que tiene son tan leves que, a) van a parar a hoteles (de convenio con las prepagas o gestionado­s por las autoridade­s sanitarias) o, b) quedan en aislamient­o domiciliar­io por dos semanas, hay

un 20% que deben ser hospitaliz­ados. Se dividen en dos grupos: un 15% de leves y moderados, y un 5% de graves y críticos, donde se condensan las muertes por Covid-19.

Se dice que los pacientes moderados van a sala hospitalar­ia “común”, pero no es así: la fluida contagiosi­dad del coronaviru­s exigió el despliegue de unidades febriles separadas en todos los hospitales que tomaron casos. “El leve o moderado suele tener fiebre, dolor en el cuerpo, quizás tos o dolor de garganta. Lo que lo distingue de los graves es la dificultad para respirar”, explicó una médica de terapia intensiva de un hospital porteño, que agregó: “Van a terapia intensiva, principalm­ente los pacientes que necesitan o puedan necesitar Asistencia Respirator­ia Mecánica (ARM)”.

En todos los casos, los enfermos de Covid son tratados como “gripales”. A priori, más allá de la gravedad se busca dar “confort” con antitérmic­os y mucho líquido. Si hay signos de desarrollo de alguna afección respirator­ia, se descarta neumonía, caso en el que (más alla de que la infección por Covid-19 esté generada por un virus) casi seguro se le darán antibiótic­os. Ese chequeo se hace por placa de tórax y tomografía computada. ■

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ADRASTI Emergencia. Por ahora, el 52% de las camas de terapia intensiva están ocupadas. En AMBA, el 59,5%.

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