Ciudad: creen que la flexibilización de hecho presiona a una mayor apertura
Como mínimo, se prevé volver a la fase previa al 1° de julio. La presión de las industrias y el efecto vacaciones de invierno.
La filtración de un borrador con las diferentes aperturas de la cuarentena que analiza la Ciudad para seguir conviviendo con el coronavirus generó un fuerte cimbronazo dentro del Gobierno porteño. ¿Lo pudo haber circulado el propio Horacio Rodríguez Larreta para testear su impacto? Sería una jugada de Maquiavelo: tras el adelanto que dio el periodista Jorge Rial, el jefe de Gobierno apercibió a sus ministros y aseguró que, de hacer falta, volverá a las reuniones mano a mano para un mayor control. Pero más allá de esta puja interna, y de que luego se insistiera en el carácter de "borrador" del paper, la noticia anticipó algunos de los pasos que diseña la Capital.
Clarín habló ayer con altas fuentes de la Ciudad y, a partir de aquel borrador y la información que surgió el fin de semana, pueden trazarse cinco claves de lo que viene:
1) La base está (y es la fase 3)
La idea del Gobierno porteño es claramente aperturista. Esto es, tras la última marcha atrás, volver a la lógica inicial de ir ofreciéndoles a los vecinos siempre alguna flexibilización. Ahora, como mínimo, se prevé volver a la fase 3, la que regía hasta fines de junio. Esto implicaría, entre otras cosas, la reapertura de comercios en los barrios -además de los esenciales, que nunca cerraron- y la vuelta de la actividad física, lo que se estigmatizó como "los runners".
2) Otra flexibilización de hecho En la Ciudad, si bien aseguran que el cumplimiento de la cuarentena desde su arranque el 20 de marzo es alto, admiten que volvió a darse un fenómeno: la flexibilización de hecho. "Vos podés controlar el transporte o los accesos a la General Paz, y probablemente en estas dos o tres semanas se contabilice una baja. Pero dentro de los barrios, no cambió mucho la circulación respecto a la etapa anterior, pese a las mayores restricciones", admite un funcionario.
Clarín comprobó el fin de semana la apertura de comercios no esenciales; algunos con rejas o persianas por la mitad, otros como si estuvieran permitidos. Y no trascendieron multas ni sanciones. Como ocurrió con el take away, que empezó a funcionar y luego se anunció se reglamentación, otra vez la norma aparecerá después de la costumbre. "No hay peor regla que la que no se cumple", repite una fuente porteña.
3) Horizonte para industrias y otros comercios
Una de las novedades que anunciaría el Gobierno, sería dar un horizonte de aperturas para más comercios e industrias. "Muchas veces nos piden eso, no abrir ya, pero sí que les demos alguna fecha tentativa", explican en el Gobierno porteño.
Así, por caso, en el próximo anuncio podrían plantearse las aperturas de algunas fábricas. Hasta ahora, producen las vinculadas con lo esencial -alimenticias, laboratorios, por ejemploo que exporten. "Lo mismo de fijar una fecha futura podría pasar con los profesionales", señalan.
4) El impacto de las vacaciones de invierno
Un punto clave que limitaría las flexibilizaciones para estas últimas semanas de julio son las vacaciones de invierno, que van del 22/7 al 2/8. "No es lo mismo que los chicos tengan clases, aunque sea virtuales, que tenerlos sin ninguna actividad. Eso va a generar mayores salidas y por eso tenemos que ver cómo limitar o esperar las aperturas de otras cosas", explicaron en el Gobierno porteño.
5) Definen los casos (y la política) Es el mantra que repiten, convencidos, casi todos los funcionarios. Las aperturas dependen de cómo se comporte la curva de contagios, aunque está claro que no es la única variable. Esa línea sigue en alza pero estable, en torno a los 1.000 contagios diarios. Y agregan que no hay ningún parámetro hoy -como la ocupación de camas de terapia- que encienda fuerte las alarmas. ■