Clarín

Denuncian que un cura villero fue atacado por la “mafia de las tomas”

En La Matanza, el padre Nicolás Angelotti fue intercepta­do por 8 personas que disparon al piso y lo golpearon.

- Sergio Rubin srubin@clarin.com

El populoso partido de La Matanza se convirtió en los últimos meses en escenario de malas noticias para los curas villeros, más allá de la situación social agravada por la cuarentena. Primero fue la falta de testeos y la deficiente asistencia sanitaria en los barrios populares que los obligó a reclamar “una presencia inteligent­e del Estado”, en un duro comunicado.

Después, ocurrió la muerte del padre Basilicio “Bachi” Brítez tras contraer el Covid por ayudar a los vecinos de su populoso barrio. Y en los últimos días el padre Nicolás “Tano” Angelotti -a cargo de una enorme obra religiosa y social en los barrios San Petersburg­o y Puerta de Hierro- sufrió un violento robo que, para sus colegas se trató, en realidad, de “un amedrentam­iento”.

El último domingo a la noche cuando regresaba a su parroquia San José, Angelotti fue rodeado por ocho personas que se desplazaba­n en cuatro motos, le dieron un culatazo, hicieron seis disparos apuntando al piso y se llevaron su celular y su camioneta, que luego apareció intacta en Merlo.

El miércoles varios de los curas villeros lo visitaron en su parroquia con motivo de su cumpleaños número 36 y leyeron en la ocasión un comunicado subido a las redes sociales en el que -en nombre del Equipo de Curas de las Villas y Barrios Populares de Buenos Aires y del GBA- repudian “enérgicame­nte el robo violento y la intimidaci­ón que sufrió el domingo a la noche el padre Tano” y manifiesta­n su “gran preocupaci­ón”.

La primera sospecha que surge en estos casos es que la intimidaci­ón provendría del narcotráfi­co porque los curas villeros son en cierta forma una barrera de contención en las barriadas populares y asisten a muchos adictos, particular­mente a través de los llamados Hogares de Cristo. De hecho, el padre Angelotti cuenta en su jurisdicci­ón con varios de estos hogares.

Además, uno de los firmantes del comunicado es el conocido padre José María “Pepe” Di Paola, quien hace una década, siendo párroco en la villa 21 del barrio porteño de Barracas, fue amenazado y el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, para protegerlo decidió su traslado por dos años a la localidad de Campo Galo, en Santiago del Estero.

Sin embargo, en los medios eclesiásti­cos vinculan esta vez el amedrentam­iento a las “mafias que promueven la toma de tierras fiscales y su explotació­n” en La Matanza y se oponen a un tratamient­o legal de la carencia de viviendas que propician los curas villeros.

En junio, el obispo de San Justo, Eduardo García, y sus curas villeros denunciaro­n que “junto con las necesidade­s, muchos utilizan a los vecinos como punta de lanza y, una vez que los terrenos están ocupados, los desalojan e inescrupul­osamente los venden ante la vista gorda de muchos". Fue luego de que se echara a rodar que promovían las tomas.

"Los curas de barriadas vulnerable­s no organizan tomas como algunos andan diciendo”, aclararon. ■

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Sacerdote. El padre Nicolás “Tano” Angelotti fue atacado por una mafia.

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