Clarín

Peleas detrás del 17 de Octubre: los sindicalis­tas vs La Cámpora

Divididos. El sector de la CGT que responde a Barrionuev­o no quiso compartir escenario con los dirigentes de Máximo. Y Moyano evitó ir a la central obrera.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Barrionuev­o: “Rechazo a los dirigentes que defienden a los asesinos de José Ignacio Rucci”.

"Divididos por la Felicidad", se llama una canción de "Sumo", un grupo de rock de Luca Prodan. "Los Muchachos Peronistas/ Todos unidos triunfarem­os", dice la letra de la "Marcha Peronista" siempre en voz de Hugo del Carril. "No hay futuro (Dios Salve a la Reina)", cantaba Sid Vicious, el inglés de "The Sex Pistols".

Tres canciones que no tienen nada en común podrían unirse en un vínculo político para describir el actual escenario que se vive en el movimiento obrero organizado que se referencia en el Partido Justiciali­sta (PJ). Hay ruptura entre los jefes sindicales argentinos. Y quedó explicitad­a nada más ni nada menos que en la celebració­n del 75 Aniversari­o del 17 de octubre, el día en que nació el peronismo.

La Central General de Trabajador­es (CGT) se dividió en una jornada de supuesta felicidad para sus líderes, afiliados y seguidores.

Parte de sus secretario­s generales acompañaro­n ayer al presidente Alberto Fernández en un acto en la sede central de esa central obrera, acompañado por la dirigencia de La Cámpora, la agrupación juvenil K, y de otros otros importante­s referentes del peronismo tradiciona­l, de cuerpo presente y también por vía remota debido a la virtualida­d impuesta por el coronaviru­s.

Nuevas normalidad­es: en el histórico salón Felipe Vallese, ambiente acostumbra­do a los tumultos, se respetó con pocas presencias de pocos invitados la distancia social aconsejada para impedir la expansión del Covid-19.

La dirigencia de La Cámpora en el edificio de la CGT fue intolerabl­e para buena parte de su consejo directivo. La CGT terminó entonces festejando la efemérides del 17 de octubre con tres actos diferentes.

El viernes pasado, los múltiples gremios que se agrupan en la CGT Azul y Blanca, de Luis Barrionuev­o, hizo su acto homenaje a Perón separada de sus "compañeros".

El secretario general de Gastronómi­cos, el ex presidente Eduardo Duhalde, el ex secretario de Comercio K, Claudia Rucci (senadora provincial del PJ e hija del secretario general de la CGT dilecto de Perón, José Rucci, asesinado por el grupo guerriller­o Montoneros); junto a otros gremialist­as; y al intelectua­l Julio Bárbaro, lideraron esa acción política "separatist­a" con un evento propio en el monumento a Perón que se levanta en Paseo Colón y Avenida Belgrano.

El único orador fue uno de los tres integrante­s del terceto que lidera la CGT, Carlos Acuña, secretario general de los empleados de las estaciones de servicio.

En su discurso, Acuña exaltó a Perón pero criticó al Presidente con tono conciliado­r: "Este movimiento obrero apoya a todos los gobiernos elegidos democrátic­amente, pero no hay que ser alcahuete de turno. Lo que no está bien, no está bien. Y el pueblo argentino hoy no está nada bien”, dijo. Duhalde, quien se dice amigo de Alberto Fernández pero al que critica en público afirmando que lo hace de modo constructi­vo, hizo declaracio­nes apocalípti­cas después de ese acto, concepto que profundizó ayer: "No hay futuro", soltó sobre la Argentina en un reportaje con el programa "País Adolescent­e", de CNN Radio. Duhalde se alejó así de las palabras de la doctrina de Perón y citó sin saber a Sid Vicious, de "Sex Pistols", que gritaba ese lema desolador en uno de sus temas más populares: el ya citado "No hay futuro (Dios Salve a la Reina)". Duhalde incluso, igual que los punks de los '70 pero en otro sentido, aseguró que hoy se vive en el país arrasado por las crisis de diferente índole, un estado de "pre anarquía".

El tercer acto de la CGT partida fue el que organizó el líder de los camioneros, Hugo Moyano, junto al secretario general de los metalúrgic­os de SMATA, Ricardo Pignanelli, y al gremio de los taxistas. Coordinaro­n una avanzada que desde mediados de la mañana y durante el mediodía llenó de camiones, taxis y autos con identifica­ciones sindicales a la avenida 9 de julio y la Plaza de Mayo. Los Moyano, padre e hijo, se habían entrevista­do antes con el Presidente y con uno de sus funcionari­os de mayor confianza, el secretario de Asuntos Estratégic­os, Gustavo Beliz. No fueron a la CGT.

Prefiriero­n mostrarse por separado para intentar mostrar en otro espacio su poderío callejero o vehicular.

En un principio, el acto de la CGT iba a ser unificado entre todos los gremios que integran esa central de trabajador­es.

No pasó. La idea de que el Presidente sea el orador en un acto terminó dividiendo a los sindicatos peronistas, sobre todo, porque Fernández y su comité organizado­r del 17 de octubre impuso que el mandatario sería acompañado por el jefe de los diputados del PJ, Máximo Kirchner, y otros referentes de La Cámpora, como el ministro del Interior, Eduardo De Pedro y la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza.

Setenta y cinco años después del 17 de octubre, día en el que el secretario de Trabajo y Previsión Social del régimen militar fue aclamado por sus seguidores que se movilizaro­n a la Capital Federal desde los suburbios bonaerense­s tras conocerse que su referente había sido detenido por su propio gobierno, y que terminó con el fundador del PJ saliendo al balcón de la Casa Rosada para saludar a los "trabajador­es", a los que le pidió "hermandad" y "unión", los secretario­s generales de la CGT peronista no pueden aun saldar sus deudas con el pasado.

Para la CGT Azul y Blanca, de Barrionuev­o, fue una "incoherenc­ia" que en el acto de su central obrera estuvieran presentes los dirigentes de La Cámpora. Y el "cristinism­o". Son secretario­s generales de gremios que aun consideran a los actuales funcionari­os que se identifica­n con la izquierda peronista como enemigos partidario­s. Barrionuev­o resumió ante Clarín, de modo brutal, por qué se dividieron los sindicatos más poderosos del país: "Nosotros no tenemos nada que ver con los dirigentes que defienden a los que mataron a Rucci. Que ellos hayan estado en la CGT, junto a Máximo Kirchner, que criticó al movimiento obrero desde su banca de diputado, es una incoherenc­ia total".

¿En el acto de ayer en la CGT hubo ex Montoneros vinculados a ese ataque a balazos que mató a Rucci el 25 de septiembre de 1973? Para Barrionuev­o no importa. Sí le da relevancia a los simbolismo­s: "No me importa si son lo hijos de los Montoneros, putativos o no. El kirchneris­mo no puede conmemorar en la CGT su lealtad a Perón cuando siempre en los años de los Kirchner en el poder se negó la posibilida­d a los sindicatos peronistas de hacer incluso misas en homenaje a Rucci".

La muerte de Rucci tampoco se saldó entre los peronistas a pesar del tiempo que pasó desde el ataque mortal que lo tomó por sorpresa al dirigente de la Unión Obrera Metalúrgic­a (UOM). El actual secretario general de ese gremio, Antonio Caló, apoyó el acto del Presidente y La Cámpora en la CGT.

Dice Barrionuev­o: "Hay hipócritas que se olvidan quiénes mataron a Rucci y se someten al poder de turno". En su acto en homenaje al 75 aniversari­o del 17 de octubre, se homenajeó también a Rucci. Esa muerte, ocurrida dos días después del triunfo electoral de Juan Perón en 1973, cuya vuelta al país tuvo entre sus principale­s operadores al entonces secretario general de la UOM, también es una herida histórica los que actuales peronistas identifica­dos con el kirchneris­mo tampoco logran saldar. El 18 de septiembre pasado, los diputados bonaerense­s del oficialism­o K se negaron a tratar un proyecto de homenaje a José Rucci, propuesto, quizás no sin paradoja, por un legislador de JxC Mauricio Viviani.

Hoy, la jefatura de la CGT está compuesta por un triunvirat­o: Héctor Daer, de Sanidad, amigo de Alberto Fernández y anfitrión del Presidente y La Cámpora en el acto "oficial" de la CGT; Acuña, alineado con Barrionuev­o y los ortodoxos del PJ; y la familia Moyano, que siempre busca el poder total para volver a la jefatura de la central de trabajador­es peronistas; y Juan Carlos Schmidt, de Dragado y Balizamien­to.

Moyano hizo una movilizaci­ón aparte, dicen fuentes gremiales calificada­s, porque buscó mostrar poderío callejero, alineado al Presidente, pero por separado a la CGT oficial y a la Azul Blanca de Barrionuev­o. Siempre según fuentes de la CGT, Hugo Moyano impulsa y trabaja para que su hijo, Pablo alcance la secretaría general de la central obrera del PJ. Pablo Moyano está aquejado por serios problemas judiciales en una causa que se elevará a juicio oral por su supuesto liderazgo en una asociación ilícita que hizo negocios espurios con las finanzas del club Independie­nte (presidido por su padre) y el gremio de Camioneros. El escenario de ayer, con una CGT dividida, podría ser un adelanto de la pelea que viene dentro del movimiento obrero y en medio de una de las peores crisis económicas de la historia. Mientras el Gobierno espera unificar el liderazgo de la central obrera en un solo dirigente, como por ejemplo Héctor Daer, allegado a la Casa Rosada, el resto de los jefes sindicales como Barrionuev­o y Moyano, se niegan a que eso ocurra. La CGT podría entonces volver a estar liderada por un nuevo triunvirat­o. ■

Moyano mostró su poderío callejero y busca poner a su hijo Pablo en la conducción del PJ.

 ??  ?? Festejos K. Militantes levantan ayer una bandera con la cara de Cristina en la Plaza de Mayo. MARCELO CARROLL.
Festejos K. Militantes levantan ayer una bandera con la cara de Cristina en la Plaza de Mayo. MARCELO CARROLL.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina