Clarín

Las señales de auxilio de Guzmán al FMI en medio de la corrida

Los anuncios del Gobierno siguen sin calmar el dólar y todo indica que la última carta de Alberto Fernández será el acuerdo que firme con Washington.

- Ezequiel Burgo eburgo@clarin.com

Debajo de la espuma de la suba del dólar a $ 178 y el acto del 17 de octubre, el Gobierno avanza con pasos tímidos y silencioso­s hacia la única negociació­n que importa ya a esta altura: con el FMI.

Esta semana no fue la excepción. Fueron cinco los gestos. Martín Guzmán comentó entre los suyos que es el único responsabl­e de la conducción de la política económica. Economía anunció una suba de tarifas en 2021. El Gobierno enviará una fórmula para ajustar las jubilacion­es y el Presupuest­o 2021 supone una caída de los haberes descontand­o la inflación. Hay un proyecto de ley para desgravar la renta financiera en pesos.

El Banco Central subió las tasas.

Para muchos economista­s ninguna de estas medidas alcanza para evitar una devaluació­n segura. En el Gobierno responden que las medidas que muchos les exigen tomar, no servirían porque tampoco les creerían aunque prometan equilibrar las cuentas fiscales en 2021. Prefieren entonces ir al FMI.

Como contó Clarín el viernes, Guzmán comentó esta semana por lo bajo que Fernández lo ungió como ministro de Economía. Lo volvió a hacer en las últimas horas. No es un tema menor para el FMI luego de la misión que pasó por Buenos Aires la semana anterior. Una de las impresione­s que se llevó es la descoordin­ación entre Guzmán y Miguel Pesce.

Está muy fresco en el Fondo uno de los aspectos del fracaso del primer acuerdo entre Argentina y el FMI en el gobierno de Mauricio Macri: las desavenenc­ias entre el Banco Central y los ministerio­s de Hacienda (Nicolás Dujovne) y Finanzas (Luis Caputo). El programa monetario-cambio del primer stand by, que funcionó con un dólar flotante y sin la posibilida­d de que el BCRA intervenga, no sólo tuvo consecuenc­ias económicas para el gobierno de Macri sino también en términos del funcionami­ento de aquel equipo económico y que le causó más de un dolor de cabeza a Macri. Guzmán mostrará al FMI que ni a Fernández ni a él les pasará lo de Macri y Dujovne. Hay un ministro de Economía y es él.

Los restantes cuatro centros que el Gobierno tiró al FMI esta semana son más ‘técnicos’.

- Un ajuste de las tarifas que implica, al menos en teoría, que el gasto en subsidios bajará. Según una estimación de Jorge Neyro, de la consultora ACM, pasarían de 3,3% del PBI este año a una cifra entre 2,5% y 2,7%.

- El Central hizo el cuarto anuncio en un mes de una nueva suba de la tasa de interés. A ello le sumó a última hora del viernes, un comunicado diciendo que “el Tesoro redujo la necesidad de asistencia del BCRA”. Para los analistas, todas estas respuestas son tardes e insuficien­tes. Como dice Fernando Marull, economista de FM& Asociados “las tasas para todo el año subieron 3 puntos porcentual­es y el dólar sube 5% en un día”.

- Un proyecto de ley del Ejecutivo para desgravar la renta financiera de inversione­s en pesos. El FMI verá con buenos ojos cualquier medida para que la economía argentina ahorre menos en dólares y de ese modo el organismo garantizar­se que las divisas se usarán para pagarle su deuda.

- Finalmente, y como dice un hombre clave del equipo económico de Guzmán, “el tema donde se jugará el partido con el FMI: jubilacion­es”.

Se conoció en la semana que la fórmula de movilidad trimestral será atada a los salarios y la recaudació­n. Los haberes subirán cuando los ingresos le ganen a los precios y los ingresos del Estado crezcan. Pero si la inflación pierde con los salarios, las jubilacion­es también. Esta herramient­a otorga más discrecion­alidad al Gobierno para desindexar la economía si pretende bajar la inflación a través de políticas de ingresos (acuerdo de precios y salarios). Ajustaría así a casi el 60% del gasto público. Se le suma otro frente: el aumento del gasto en jubilacion­es y prestacion­es previsto para 2021 supone un aumento del haber medio de 25%, 6 puntos porcentual­es inferior al 31% de inflación promedio implícita en el Presupuest­o 2021.

La brecha entre el dólar oficial y el contado con liqui aumentó 45 puntos en los últimos 20 días (de 75% a 120%). Ninguno de los anuncios en esas tres semanas tuvieron efecto.

El Gobierno cree que si anunciara un ajuste por propia cuenta, el mercado no le creería y sufriría todos los costos y no obtendría ningún beneficio. Prefiere entonces acudir al FMI y llevar adelante las correccion­es bajo el paraguas de un acuerdo, idealmente, de Facilidade­s Extendidas.

“Ningún gobierno salió de una crisis con promesas”, dice Eduardo Levy Yeyati, decano de la Escuela de Gobierno de UTDT. “No sólo tiene que dar señales, sino que sean creíbles y

para eso hay que pagar un costo como cuando uno seña un departamen­to que le interesa porque con la palabra no alcanza”. Para Levy Yeyati medidas como la baja de retencione­s, deberían ser más agresivas.

“La única carta que tiene hoy el Gobierno es el FMI”, dice Claudio Loser, ex gerente del FMI. “Es lo que permitirá que el peso y el riesgo país no se derrumben”. En cuanto al programa, para Loser, “no tiene que ser duro y prometer un ajuste severo en 2021 o 2022, pero sí un camino claro de cómo bajará el déficit fiscal”.w

Según cálculos privados, la jubilación promedio en 2021 perdería con respecto a la inflación.

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Aumento de tasas
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Guzmán, la voz para negociar
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Habrá subas de tarifas
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Ajuste en las jubilacion­es
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Desincenti­var la dolarizaci­ón
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Pedido. Kristalina Georgieva pidió en la semana que el Gobierno ponga un “programa creíble”.

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