El valor del dólar, una tentación para los que quieran visitar Argentina
Los turistas extranjeros podrían cenar en un una parrilla premium por US$ 15 o alojarse en un hotel de lujo por US$ 48. Esperan que abran las fronteras.
La Argentina resulta una “ganga” para los extranjeros que tienen dólares o euros y planifican visitar el país, o para los compatriotas que tienen un colchón en esas divisas.
Rossana Laurenti es argentina, pero vive en Roma hace años. No ve la hora de viajar al país para reencontrarse con su familia, pero también para aprovechar lo barato que está la Argentina para alguien que, como en su caso, trae euros. Ella calcula que por 15 euros podrá invitar a su mamá a cenar en una parrilla premium como La Cabrera, por ejemplo.
Desde su casa de Roma ya estuvo viendo el menú online del restaurante palermitano e hizo una reserva ya con el menú requerido: comerán una molleja grillada de entrada, un bife de chorizo mariposa para compartir, acompañado de dos gaseosas y una degustación de helados. “El viernes vi que el euro blue cerró a $ 189, no me pude resistir”, dice esta diseñadora gráfica que vive en el barrio Vaticano. En Roma “la misma cena no baja de los 80 o 90 euros”, dice Rossana.
“Yo tengo una jubilación en dólares y la verdad es que tengo una gran ventaja porque vivo en pesos, aunque me duele lo que está viviendo el país, es inmensa la desproporción que hay entre el cambio oficial y el blue, nuestra moneda se echó a perder, desgraciadamente”, afirma Juan Carlos Aguado, de 77 años, que vivió y trabajó dos décadas en Nueva York.
“Los amigos de allá no pueden creer los montos que se están manejando aquí para quienes pudieran venir con dólares”, comparte Juan Carlos.
Un salmón con guarnición, o pastas con una copa de vino en el barrio italiano de Nueva York salen unos US$ 40. Unos jeans cuestan US$ 60 y unas zapatillas orillan US$ 80. “Imaginate si vienen acá, al cambio blue se compran dos o tres por los mismos valores”, describe el jubilado.
Si tomamos los valores del mercado informal, donde el dólar para la venta trepa a $ 174 por unidad, encontramos un panorama de precios irrisorios. Clarín tomó algunos ejemplos: en el supermercado Carrefour, una buena botella de un malbec promedio cuesta US$ 1,40 ($ 244). Alojarse en pareja en el Sheraton de Retiro cotiza a US$ 48 la noche ($ 8.476). Y un viaje en subte, 0, 10 dólares ($ 19).
Precios que, de acuerdo con argentinos que viven en Madrid, Barcelona, Milán, Londres y Berlín, serían impensables son ahora una realidad en la devaluada Buenos Aires. Ciudad que si estuvieran abiertas las fronteras no tardaría de llenarse de extranjeros turistas, saliendo a comer y yendo de shopping. ¿La contracara? Salir del país, si se pudiera, se volvió carísimo para el argentino por el 65% de recargo (la medida tomada en septiembre por el Banco Central).
Para el economista Gabriel Zelpo esta brecha “parte, básicamente, de un gobierno que tiene un déficit fiscal grande y necesita urgente financiamiento. La cuarentena salió muy cara, más de lo previsto: se emitieron muchos pesos y se generó demasiado déficit. Y otro problema es que el argentino de a pie no quiere al peso como moneda corriente y hace lo que sea para sacárselo de encima”.
Laura Medina López es periodista de una empresa norteamericana y cobra en dólares, lo que le permite vivir holgadamente en Buenos Aires y no sufrir la devaluación y la disparada de las monedas extranjeras. “Yo alquilo un departamento de 60 metros en Palermo que en 2018 pagaba US$ 700 -que por entonces se cotizaba unos $ 20- y hoy estoy abonando por la misma propiedad menos de US$ 200. La verdad es que está regalada”.
De normalizarse el turismo, ¿podría convertirse la Argentina en un destino de compras como lo fueron Miami y Santiago para muchos argentinos? “No creo que vengan de compras. Los extranjeros no van a encontrar nada que los deslumbre en tecnología y telefonía, y menos ropa, que sigue siendo cara y la calidad bajó muchísimo”, analiza Zelpo.
El economista sí es optimista en que “la Argentina se convertirá en un lugar para cosas puntuales: venir a comer un bife de chorizo, tomar un buen vino, pasar un fin de semana en una estancia, o viajar a las Cataratas del Iguazú, Salta, Mendoza, la Patagonia o CABA... Creo que se vendrá un malón de chilenos y brasileños, que aquí se sentirán millonarios”. ■
“Se vendrá un malón de chilenos y brasileños”, especula el economista Gabriel Zelpo.