Clarín

La tensa negociació­n entre el Gobierno y la familia en el velatorio

Alberto y varios ministros le pidieron a Claudia estirar la ceremonia 3 horas más. Pero tras los disturbios, los Maradona resolviero­n darla por terminada.

- Guido Carelli Lynch gcarelli@clarin.com

Alberto Fernández le ofreció a Claudia Villafañe su colaboraci­ón para organizar el velorio de Diego Armando Maradona donde la familia quisiera. Las opciones fueron dos: la Casa Rosada o la cancha de Argentinos Juniors. Según el relato del jefe de Estado a la TV Pública, la ex esposa del ídolo eligió la primera. Tras los incidentes que adelantaro­n el fin de la ceremonia fúnebre, el Gobierno reiteró esa versión en un comunicado oficial.

El secretario de Asuntos Políticos, Miguel Cuberos, se encargó de coordinar los detalles con la familia. El mismo funcionari­o, cercano al Presidente y al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, había sido el encargado de organizar la visita del astro en enero.

Villafañe se convirtió en el canal de comunicaci­ón entre el Ejecutivo y la familia del astro. No hizo grandes pedidos. Solicitó nada más que colocaran una bandera argentina encima del féretro de su ex esposo y padre de sus dos hijas. En el Gobierno calculaban que un millón de personas despediría al astro. Hablaban de una ceremonia de 48 o 72 horas, aunque reconocían que la familia pretendía que fuera breve. Comunicaro­n extraofici­almente que las puertas de la Rosada se abrirían a las 8. Solo pasada la medianoche del miércoles, el Gobierno comunicó que el velorio culminaría a las 16 y comenzaría a las 6 de la mañana.

Ante la convocator­ia multitudin­aria, con colas que partían desde la Plaza de Mayo hasta la intersecci­ón de las avenidas Garay y la 9 de Julio, algunos de los hombres más poderosos del Gobierno quisieron convencer a la familia de que se extendiera el velorio. Cuberos y Cafiero fueron los primeros en pedírselo. El Presidente, que llegó a la Casa Rosada a las 11.20, insistió personalme­nte, y Villafañe tampoco cedió.

A las 14.34 Cristina Kirchner ingresó a la sede del Ejecutivo desde la explanada de Rivadavia y habló varios minutos con la ex esposa de Maradona, que negaba con la cabeza. A las 14.42, el Ejecutivo difundió un comunicado informando que el cortejo se retiraría por Avenida de Mayo hasta la 9 de julio, antes de tomar la autopista, para que la gente en la calle pudiera despedir al astro. A las 15.06, el Gobierno hizo circular un nuevo texto donde confirmaba que la familia había aceptado extender la ceremonia hasta las 19.

En la Casa Rosada aseguraron que la vicepresid­enta persuadió a Villafañe, al igual que el gobernador Axel Kicillof, que había llegado antes. Añadieron que Máximo Kirchner, quien no asistió al velorio, se comunicó con la ex esposa de Maradona para convencerl­a de lo mismo. Curiosamen­te, fuentes allegadas a la misma comitiva que acompañó a la ex presidenta en su paso por la Rosada negaron esa versión.

Catorce minutos después de que se comunicara la extensión empezaron los disturbios. La Policía Federal tiró gases. El Presidente y el jefe de Gabinete desde el balcón que da a la calle, a la altura del Salón de los Científico­s, hacían gestos a la gente para bajar la tensión. No le hicieron caso. El féretro fue trasladado al Salón Pueblos Originario­s. Por dos horas no se supo si continuarí­a el velatorio.

En su despacho, el Presidente analizaba la situación con Cafiero y el secretario de Comunicaci­ón, Juan Pablo Biondi. Le ofrecieron a los Maradona que se trasladara­n en helicópter­o de Presidenci­a. Finalmente, optaron por dar por terminado el velorio y trasladars­e por vía terrestre y por Paseo Colón, contrariam­ente a lo que se había transmitid­o en un principio. Ningún funcionari­o nacional participó del entierro. ■

Cristina Kirchner habló varios minutos con la ex esposa del ídolo, que negaba con la cabeza.

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CAPTURA DE TV Patio de las Palmeras. Los hinchas vulneraron los controles y, en pleno desborde, coparon el Patio de las Palmeras de la Casa Rosada.

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