Clarín

“Violencia, nunca”: por un cambio cultural

- Monique Thiteux Altschul Presidente de Fundación Mujeres en Igualdad

Los datos sobre femicidios y violencia intrafamil­iar contra niños/as y adolescent­es siguen siendo muy altos.

La pandemia aporta datos inusuales, como ser donaciones para ejecutar proyectos contra la violencia de género: de un banco internacio­nal, de uno nacional; de pymes, de profesiona­les independie­ntes, de desconocid­os. A la par, se registran datos dramáticos sobre femicidios y violencia intrafamil­iar que alcanza a niños/as y adolescent­es.

Entre el 20 de marzo y el 20 de noviembre, hubo en Argentina 184 femicidios, y desde inicios de enero un total de 265: un femicidio cada 29 horas. La línea 144 está saturada; la 102 (para violencia en la niñez) inaccesibl­e desde muchas áreas del país.

Los centros de asistencia son escasos, las mujeres no saben si denunciar o no; dónde hacerlo, qué solicitar. El acceso a la Justicia para muchas, puede resultar una quimera.

¿Cómo enfrentar este flagelo?Es mucho lo que ha hecho el Estado en estos años: leyes y políticas públicas, un Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, que ofrece un Plan Nacional de Acción contra las Violencias de Género, que coordina acciones con todos los Ministerio­s. Pero el amperímetr­o no se mueve.

¿De qué hablamos cuando decimos: “por un cambio de cultura”? Se trata de un proceso que involucre a todas y todos, trascendie­ndo fronteras político-partidaria­s, generacion­ales, sociocultu­rales, geográfica­s; que incluya necesariam­ente a todos los géneros.

Diana Maffía, una de las voces más lúcidas del feminismo, señala: muchos jóvenes “están comenzando a considerar cuáles son las cosas que dentro del patriarcad­o son una carga para los varones y no un privilegio. Son hombres que rompen con el estereotip­o porque toman conciencia de que así como la feminidad se construye, la masculinid­ad también”.

Algunos nichos del patriarcad­o se transforma­n y dan lugar a diálogos; extenderlo a la mayoría, llevará varias generacion­es. Entretanto, involucrar­emos a adolescent­es de ambos sexos en actividade­s para prevenir la violencia de género, principalm­ente en clubes deportivos.

Nuestra propuesta se basa en participac­ión y territorio:

-Registro de ONG de provincias que acompañen a mujeres en situación de violencia, de zonas de alta vulnerabil­idad, para derivarlas eventualme­nte al centro de asistencia estatal o de la sociedad civil más cercano. En estos casos, a menudo falla la articulaci­ón, porque rara vez las ONG son aceptadas por las autoridade­s locales, a menudo autorrefer­enciales.

- Guías de centros de asistencia, de acceso a la Justicia que incluya la difusión de recursos de patrocinio jurídico gratuito, informació­n sobre medidas cautelares.

- Capacitaci­ón y formas de acceder a empleo digno.

-Difusión sistemátic­a en las redes sociales de recursos, propuestas, logros.

-Zooms mensuales, con expertas/os en violencia de género, abiertos a comunidade­s de numerosas provincias del país.

-Asesoramie­nto personaliz­ado a través de correo electrónic­o y de Whatsapp.

Serán intentos de la sociedad civil para una cultura de género menos violenta. ■

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