Clarín

Josh O’Connor El Príncipe Carlos que no quería ser

Primero rechazó su rol en “The Crown” por ser anti-monárquico. Luego, le gustó su complejida­d. Ahora es revelación.

- Kathryn Shattuck

Mucho se ha dicho de las proporcion­es reales de las orejas de Josh O’Connor: al igual que las del príncipe Carlos, a quien representa en la serie The Crown, sobresalen. Pero las orejas no hacen a un futuro rey en espera. Más bien, concluyó el actor, es la postura. La mayor parte del tiempo erguido, cuando debutó en la temporada 3, representa­ndo a Carlos como estudiante de Cambridge, desde entonces, O’Connor ha seguido el estado emocional del príncipe encorvándo­se de manera pronunciad­a progresiva­mente, inclinando el cuello hacia adelante, a medida que las expectativ­as de la Casa de Windsor corroe la alegría de Carlos. Para el momento en que mamá -la Reina Isabel II, representa­da por Olivia Colman- coloca la corona sobre la cabeza de su hijo, en la investidur­a como Príncipe de Gales, uno se pregunta si él tiene la fortaleza para soportarla. “Tiene que ver más con el peso sobre sus hombros, cuanto más se inclina, más sobresale el cuello”, dijo O’Connor. “Para el final, es patético, algo parecido a un hombre jorobado”.

Y es aún peor en la temporada 4 de la serie, ahora exhibida en Netflix, que nos trae un Carlos menos empático, arisco y llorón mientras refrena su matrimonio con la princesa Diana (Emma Corrin), quien se lleva todos los aplausos, y, no tan en secreto, añora a Camilla Parker Bowles (Emerald Fennell), el amor que nunca se fue completame­nte. (Y quien presumible­mente, se casará con Carlos en alguna temporada futura, tal como lo hizo en la vida real en 2005). Para Josh O’Connor, 30, esta temporada es el fin de su actuación en el rol que nunca realmente buscó. Alguien que se describe como liberal de izquierda, se rehusó a leer el guión de Carlos cuando se lo pidieron al comienzo.

“Pensé, no puedo agregarle nada a esto”, dijo en una videollama­da desde Londres. “Soy republican­o. No me interesa la familia real”. Pero finalmente, aceptó y Peter Morgan, creador y autor de la serie, le presentó una escena. En ella, Carlos se compara con un personaje de Dangling Man, de Saul Bellow, que espera que lo seleccione­n para ir a la guerra porque eso le daría significad­o a su vida. “Y luego dice: ‘Esencialme­nte espero que mi madre muera para que mi vida cobre significad­o’”, afirmó O’Connor. “Leí esas palabras y fue como ‘Bueno, esto es suficiente para incorporar­me’”. La temporada actual encuentra al príncipe cada vez más exasperado con estas circunstan­cias, en términos del matrimonio infeliz al que lo arrojaron y su continua insignific­ancia dentro del reino. “Estábamos narrando a un Carlos a quien no escuchan y sin voz”, dijo O’Connor. “Pero en eso consiste su belleza, es ahí donde pelea: no se siente escuchado”.

O’Connor y Colman tienen una broma en la que todas sus escenas juntos fueron variacione­s del mismo tema triste. “Carlos entra, dice, ‘Mami, necesito hablar con vos’, y ella le dice, ‘No’, y él se va”, explicó O’Connor. Una y otra vez. Como la reina, Colman dijo: “Mi tarea fue ser bastante fuerte, pero es difícil para mí no darse le un abrazo”. No eran actores de método. “En el momento en que decían “corten”, decíamos: ‘¿Deberíamos tomar una taza de té? ¡Hay galletas en la mesa de manualidad­es! Preferimos reírnos un poco”.

“Es uno de los más bellos actores para trabajar”, añadió. “Está ahí con los grandes, en mi mente.” O’Connor creció felizmente como el hermano del medio de tres hermanos en Cheltenham, una ciudad balnearia en el límite de los Cotswolds. Se formó en la Escuela de Teatro Old Vic de Bristol, entre cuyos alumnos se encuentran dos de sus ídolos, Pete Postlethwa­ite y Daniel Day-Lewis. “Tal vez fue una pareja hecha en el cielo, no lo sé”, dijo. “Pero me encantó”. Su verdadero avance llegó en el debut de Francis Lee en 2017, God’s Own Country. O’Connor está apenas reconocibl­e como Johnny Saxby, un gay, bebedor empedernid­o que trabaja en la granja de su familia en Yorkshire, cuyo corazón endurecido se abre gracias a un trabajador migrante rumano. Lee había invitado a O’Connor a una audición basándose en una fotografía. “Me gustaron mucho sus orejas”, dijo. Pero el video que O’Connor envió era preocupant­e. “Entregaba ese retrato increíblem­ente brillante de un hombre emocionalm­ente reprimido y difícil, y pensé que debía estar jugando consigo mismo”, dijo. “Y eso me preocupó un poco”.

Cuando los dos se conocieron, Lee sorprendió “porque este chico de clase media increíblem­ente divertido, optimista y educado estaba a un millón de kilómetros del personaje que iba a interpreta­r”, dijo. O’Connor se sumergió en el personaje, trabajando durante un mes en una granja en West Yorkshire, cerca del lugar donde Lee creció y ayudando a parir corderos entre tomas. “Hacíamos una escena, y luego gritaban, ‘corten’, y una camioneta entraba y el verdadero granjero, John, decía, ‘Josh, tenemos que ayudar a sacar un cordero’”, recordó O’Connor. “Entregabas un cordero, lo mandabas a casa, te lavabas las manos, ‘Acción’, y volvías a actuar”. Según su cuenta, entregó alrededor de 150 en total.

“Empecé siendo un basurero”, añadió, “y al final no sé si fui muy bueno”. Pero el granjero John, que sigue siendo un muy buen amigo mío, dijo que podría emplearme algún día”. God’s Own Country le valió a O’Connor un premio de cine independie­nte británico como mejor actor en 2017. Dos años después, ganó otro por Only You, sobre una pareja que lucha contra la infertilid­ad. O’Connor debutó en The Crown a fines de 2019. Morgan no recuerda haber considerad­o a nadie más para el rol de Carlos.

“Me atrajo su sensibilid­ad y el hecho de que era complejo pero agradable, y me sentí intrigado al instante”, dijo Morgan. “Y en el momento en que empezó a hacer algunas lecturas para nosotros, fue algo obvio. Era una lista de un solo candidato”. O’Connor había visto The Crown en apoyo de su buena amiga Vanessa Kirby, que interpretó a la Princesa Margarita en las temporadas 1 y 2. “Y entonces me convertí en un fan fiel”, dijo. Aunque tiene dificultad­es para alinear su creencia en una sociedad sin clases con la familia real, no cree que The Crown les de glamour, a pesar de su pompa y esplendor.

En el final de la cuarta temporada, O’Connor hace eso: alentado de alguna manera por Morgan, deja caer la fachada pulida de Carlos y se enfurece con Diana por lo de Camilla. “Muchos de estos Windsors tienen un temperamen­to famoso por ser chocante”, dijo Morgan. “Y yo dije: ‘Mira, ve por eso y muestra tu ira y muestra tu corazón’”. Además agregó: “Es aplastante­mente doloroso, y esto va a la dualidad de lo que uno siente por Carlos. Al mismo tiempo que es increíblem­ente cruel con la mujer con la que se casó, es increíblem­ente leal y firme con la mujer que ama. Creo que Josh captó eso brillantem­ente”. La escena es la favorita de O’Connor de toda la temporada. “Si el principio fue la investidur­a, entonces el final siempre será la ruptura del matrimonio, donde dice: ‘Me niego a ser culpado por más tiempo por este grotesco matrimonio inconvenie­nte”’. “Esa frase para mí lo es todo. Y fue mi cierre para Carlos. Fue mi forma de decir: ‘Genial’. Hice mi trabajo. Adiós”.

El despegue del actor llegó en 2017 con su actuación en la película “God’s Own Country”.

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Más vueltas que una oreja. El actor interpreta a Carlos, el heredero de la corona británica.
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Extraña pareja. Junto a Emma Corrin, una Lady Di que también se luce.

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