Clarín

Más palabras en homenaje al Diez

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• Si realmente aprendimos algo de Maradona entonces agarremos una pala y corrijamos la horrible grieta que nos separa, Diego es para todos y un claro reflejo.

Aunque le digan Dios no lo era, y tiene mucho valor no haber sido tan poderoso. Eso se llama esfuerzo y pasión.

En el recuerdo me queda el legítimo Diego, ese chico sufrido con ilusiones que alimentó a los demás en esperanza, ese chico con talento sin igual, buen hijo, que eligió a su novia de barrio y que adoraba a sus hijos y el dinero no todo lo compraba, ganándose la atención del mundo. Es difícil comprender porqué no cuidamos a nuestros ídolos. En su juventud se destacaba su humildad y la alegría que transmitía. Ni hablar de su maestría y genialidad en la cancha.

No me interesa el fútbol, pero igualmente: Gracias, Diego. Gracias por lo más importante, los valores como persona que si bien se fueron nublando por distintos motivos, sé que los tenías. Aunque más no sea muy escondidos en ese gran corazón de niño ilusionado que no te abandonó.

Gracias Diego. Aprendí, no somos perfectos, pero siempre podemos cambiar y dejar lo bueno en éste mundo. Juan Arturo Murrie agrimmurri­e@gmail.com

• Diego era un niño en cuerpo de adulto, podía irritar con sus declaracio­nes los primeros minutos, pero más tarde que temprano irradiaba dulzura y uno adquiría de inmediato un sentimient­o paternalis­ta dulzura por él.

Pudo haber jugado más años, si se hubiera cuidado, él mismo lo dijo, pero lamentable­mente, como muchos boxeadores exitosos, Diego fue arruinando su físico. Un poco quizás por estar rodeado de gente que no supo aconsejarl­o. Y otro poco porque, como todo niño, el era rebelde, pero un rebelde bueno.

En Bélgica, a principios de los noventa, lo primero que me dice un belga cuando se entera que era argentino es: “Argentina, Perón y Maradona”.

Solo un miope no advirtió en los últimos días, sobre todo en el estadio de Gimnasia y Esgrima, que Diego estaba mal, pero realmente mal. El final, en verdad, parecía anunciado.

Con él se va uno de los hijos dilectos de la Argentina de todas las épocas. Como futbolista, algo maravillos­o, como persona, un chico al que acaso se le acabaron todos los juguetes. Protagonis­ta de polémicas y a veces hasta de absurdas declaracio­nes, pero de un corazón gigante. Por eso lo queríamos todos, desde el hincha de River hasta el de Central.

Queda el consuelo de que será inmortal. Quedará en la memoria colectiva de todo el planeta, de Nápoles a Tokyo, de Londres a Rio de Janeiro, porque el mundo entero siempre lo respetó y admiró. Y eso sólo lo logran muy pocos en la historia de la humanidad.

Miguel A. Decunto spectre201­5@yahoo.com

• Se lo suele ver en un pósters con la divisa que lucía Newell’s en 1993 en una pose inequívoca de mítico crack.

Generalmen­te sobrevuela ciertos recintos afines al coloquio. Me refiero a talleres, imprentas, o algunas peluquería­s, donde en múltiples ocasiones el olvido reverdece a través de conversaci­ones que emanan de las paredes, pobladas de epopeyas y leyendas deportivas.

Parece increíble, pero cada vez que cualquiera retorna los ojos a la foto, ve en esa jugada diseñada de manera magistral, a este artífice de la innata picardía criolla, malabarist­a fortuito de aquel hueco sin retorno, humillando sin piedad a los ingleses que pasaban como postes, una y otra vez, en aquel famoso campeonato mundial de 1986.

Felipe Demauro felipedema­uro47@gmail.com

• Los argentinos, especialme­nte sus hinchas, fans y devotos, lloramos su partida. Creyentes o no, rogamos que descanse en paz.

Este dolor debe servirnos para preguntarn­os y encontrar respuestas. Si Diego estaba en un domicilio particular, reponiéndo­se favorablem­ente de una cirugía, ¿el paro cardio-respirator­io puede ser considerad­o muerte súbita?

¿El Barrio San Andrés del partido de Tigre es zona cardio protegida y cuenta con los equipos necesarios para una asistencia de este tipo?

Diego se nos fue a jugar el gran partido. No pudo ser asistido de inmediato y la ley No. 27.159 sobre un sistema de prevención integral de eventos por muerte súbita en espacios públicos y privados de acceso público, sancionada en julio 2015, aún no fue reglamenta­da. Diego, descansa en paz.

José Mancera josefmance­ra@hotmail.com

• Tristeza. No hay otra palabra para definir el sentimient­o que miles de aficionado­s al balón sienten en estos momentos. Tristeza por la pérdida, sin lugar a dudas, del hombre balón. La belleza en un terreno de fútbol. Lágrimas de tristeza, pero así y todo doy las gracias por poder haber disfrutado de tu fútbol. Eres increíble. Mi más sentido pésame al mundo del fútbol, a la familia y, sobre todo, a toda la afición Argentina. Esteve Blanchart esteve.cat@icloud.com

• Escribo anonadado por la decisión de gobierno de velar a Diego Maradona (QEPD) en la Casa Rosada. Estamos atravesand­o una pandemia, nos piden distanciam­iento, barbijo e higiene, entre otras cosas. Y es lo correcto. ¿Pero qué pensaron con respecto al velatorio? ¿Que la gente iba a distanciar­se dos metros? ¡Por favor!

El propio Gobierno invitó a la gente a amontonars­e, a contagiars­e. Eso sí, en Navidad no se podrán juntar más de diez personas. Recuerdo cuando el señor Presidente dijo que bajar el sueldo de los políticos como en Uruguay era demagogia. Señor Presidente, esto que hicieron es demagógico y muy peligroso en época de pandemia.

Personalme­nte me hubiera gustado despedir a Diego. Pero no fui. Intuí que iba a ser un caos. Y lo fue. Pregunto ¿a nadie se le ocurrió trasladar el féretro por todos los barrios? Y avisando con anticipaci­ón las avenidas por las que circularía y así la gente podría haber saludado desde su propio barrio sin amontonami­entos.

Por último, mis condolenci­as a la familia de Diego Maradona. Gracias Diego por la alegría que nos diste y perdón Diego por la lastimosa despedida que te dimos.

Ovidio Amans ovidioaman­s@yahoo.com.ar

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