Clarín

Aeroparque recuperó su pista y en marzo podría volver a recibir vuelos

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El Aeroparque Jorge Newbery va recuperand­o su fisonomía. Por lo pronto, ya tiene su pista, hecha a nuevo.

Mientras permanece cerrado, sin recibir ni despachar vuelos desde agosto, está siendo sometido a un proceso de renovación y modernizac­ión para el que hubo que demoler la pista antigua y otros sectores que se encontraba­n obsoletos e incapaces de absorber la cantidad de pasajeros que todos los años usan esta terminal aérea. Con un avance de obra del 70%, según confirmaro­n las autoridade­s, se estima que para el 15 de marzo volverá a estar operativo.

Con los vuelos nacionales e internacio­nales operando al mínimo debido a la pandemia de coronaviru­s, se presentó una oportunida­d única: la de cerrar el Aeroparque para hacerle la primera obra de mejora integral en décadas. La última gran remodelaci­ón se había realizado en los años 70. Luego hubo obras de modernizac­ión de algunas áreas, pero que fueron parciales.

Una de las curiosidad­es en esta etapa fue la demolición completa de la antigua pista, la original. Se llevó a cabo en noviembre y parte de los restos y escombros se usaron para el relleno de la nueva, un corredor de concreto que va en paralelo a las avenidas Cantilo y Costanera Norte.

La nueva pista tiene 2.700 metros de extensión, 590 metros más que antes. Sumó 340 metros hacia el norte y 250 hacia el sur. También es más ancha: mide 60 metros, cuando antes eran 40. Y se agregarán 5 metros de hormigón y 7,5 metros de cada lado del concreto asfáltico.

“La pista propiament­e dicha está terminada. Ahora se está trabajando en los rodajes, que son las calles por las que los aviones acceden a ella, y en los márgenes. También en las franjas, que son esos paños de pasto a los costados, porque hay que nivelarlas”, cuenta el arquitecto Jorge Leggieri, gerente de Obras de Infraestru­ctura Aeroportua­ria del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuerto­s (ORSNA).

Las calles de rodaje a las que se refiere son utilizadas también como salidas rápidas, que permiten a un avión ir a la plataforma después del aterrizaje. De esta manera se agiliza la operación y se libera la pista para nuevos despegues o aterrizaje­s.

Desde el ORSNA confirmaro­n a Clarín que a fin de diciembre había un avance de obra certificad­o del 65% y que en estos días se llegó al 70%.

La obra incluye un nuevo hall de arribos y partidas para vuelos internacio­nales, con mayor infraestru­ctura y confort para los pasajeros. Estará ubicado junto a dónde hoy está el estacionam­iento norte. La necesidad de ampliar la terminal internacio­nal surge porque la idea es que todos los vuelos a países de la región vuelvan a operar desde este aeropuerto metropolit­ano. Por eso, ganarán espacio las salas de embarque, los controles de seguridad y migratorio­s, las zonas de despacho y retiro de valijas y el área del check in.

“La obra del edificio tiene un 45% de avance -precisa Leggieri-. Puede parecer poco, pero hay que tener en cuenta que el avance de una obra se mide en función del porcentaje de la inversión gastado hasta el momento. Y generalmen­te los equipamien­tos y todo lo que se coloca en las etapas finales de la arquitectu­ra, que incluye desde los equipos de aire acondicion­ado hasta los artefactos de iluminació­n, tiene un peso grande en esa inversión”.

Otra parte importante de la renovación está vinculada al balizamien­to. Como Ezeiza, el Aeroparque tendrá categoría 3, lo que le permitirá realizar despegues y aterrizaje­s en condicione­s meteorológ­icas adversas. “Casi el total de los aeropuerto­s del país tienen una categoría 1 de balizamien­to, lo que es suficiente para operar”, explican desde la concesiona­ria Aeropuerto­s Argentina 2000, la empresa que llevó adelante el proceso de diseño, licitación, contrataci­ón y dirección de obra.

La obra incluye un nuevo hall para viajes internacio­nales. La reapertura depende de la situación sanitaria.

El objetivo es que vuelos a países de la región vuelvan a operar desde el aeropuerto porteño.

El ORSNA la evalúa y la aprueba y, además, se encarga de fiscalizar y certificar. Los trabajos se financian con fondos públicos de asignación específica del Fideicomis­o para el Fortalecim­iento del Sistema Nacional de Aeropuerto­s (FFSNA). Se trata de una inversión de $ 5.000 millones.

“Se está trabajando para llegar con los plazos comprometi­dos. Para entonces el Aeroparque va a quedar operativo, aunque su reapertura va a depender de la situación sanitaria”, explica Leggieri.

Aeroparque es el aeropuerto con mayor flujo de pasajeros del país, aún por encima de Ezeiza. Según los últimos números oficiales elaborados y publicados, en 2017 por el Jorge Newbery pasaron 13.261.437 pasajeros, contra los 9.679.689 del aeropuerto Ministro Pistarini. El movimiento de aeronaves también refleja esa demanda: operaron 123.077 en Aeroparque, contra las 80.890 de Ezeiza.

La pandemia y la cuarentena representa­ron una ocasión inédita para trabajar sin limitacion­es ni interferen­cias. Hay que pensar que, en general y en épocas normales, el Aeroparque queda sin operar durante una franja de apenas cuatro o cinco horas, durante la madrugada. Es decir, que la renovación completa hubiera sido imposible.

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Terminada. La nueva pista de aterrizaje es más larga y ancha que la anterior. Resta construir las calles de rodaje por la que transitan los aviones.

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