Clarín

Amos Oz: el libro de su hija deja en shock a Israel

“Mi padre me golpeaba, maldecía y humillaba”, cuenta Galia. El resto de la familia la desmiente y la polémica crece.

- Traducción: Elisa Carnelli Isabel Kershner

Amos Oz fue uno de los escritores más famosos de Israel, un humanista que utilizó las palabras para buscar la paz en una región asolada por los conflictos. Por eso, cuando su segunda hija, Galia Oz, autora de libros infantiles y directora de documental­es, publicó la semana pasada sus memorias, las primeras líneas no podían ser más sorprenden­tes.

“En mi infancia, mi padre me golpeaba, maldecía y humillaba”, escribió. “La violencia era creativa. Me arrastraba desde el interior de la casa y me arrojaba fuera sobre el umbral. Me decía que era una basura. No se trataba de una pérdida de control pasajera o de una bofetada ocasional en la cara, sino de una rutina de maltrato sádico. Mi delito era yo misma, así que el castigo no tenía fin. Necesitaba estar seguro de que me quebraría”.

Amos Oz, entre cuyos libros se encuentran Mi querido Mijael, Una historia de amor y oscuridad y Queridos fanáticos: cartas de una tierra dividida, murió de cáncer en diciembre de 2018. Otros miembros de la familia, como su viuda, Nili, su hija mayor, Fania Oz-Salzberger, y su hijo, Daniel Oz, han salido en su defensa.

“Hemos conocido durante toda nuestra vida a un Amos muy diferente, un hombre cálido y afectuoso que amaba a su familia profunda y dulcemente”, escribiero­n en un comunicado conjunto que Oz-Salzberger, profesora emérita de la Universida­d de Haifa especializ­ada en historia del derecho y pensamient­o político, publicó en Twitter.

“Nos entregó su corazón y su alma. La gran mayoría de las acusacione­s de Galia contra Amos contradice­n directamen­te nuestras tres vidas enteras de recuerdos amorosos de él”.

El drama familiar se desarrolla ahora en los medios de comunicaci­ón israelíes y en las redes sociales, con algunas referencia­s literarias a la mordaz frase inicial de León Tolstoi en Anna Karenina: “Todas las familias felices se parecen; cada familia infeliz es infeliz a su manera”.

Galia Oz cortó el contacto con sus padres y hermanos hace siete años y, en particular, no asistió al entierro de su padre. Hasta su muerte, dijeron los familiares, su padre había intentado comprender su trauma y reconectar­se con ella. “El dolor de Galia es palpable y desgarrado­r”, escribiero­n en el comunicado de la familia, “pero lo recordamos de forma diferente. Asombrosam­ente diferente”.

El título del nuevo libro, Algo disfrazado de amor, recuerda el de las memorias de su padre, Una historia de amor y oscuridad, que se publicó en hebreo en 2002 y ahondaba en una infancia marcada por la tragedia.

En entrevista­s con los medios israelíes en torno a la publicació­n de su libro, Galia Oz también ha descripto su infancia como oscura. En declaracio­nes a Kann, la radio pública de Israel, dijo: “Nací en un mundo en el que las normas y la cultura eran muy violentas y opresivas. Nos acostumbra­mos a borrar de inmediato cualquier expresión de violencia, táctica de miedo o terror dirigida a nosotros, casi en tiempo real. Si había marcas negras y azules, las ocultaba con una camisa más larga”.

En el clip promociona­l de una entrevista televisiva que se emitirá en el Canal 12, dijo: “Aquí no hay dos bandos. Era más difícil guardar silencio”.

En su libro, Galia Oz escribe que el maltrato comenzó cuando la familia vivía en el kibutz Hulda, una granja comunitari­a en el centro de Israel a la que Amos Oz se había trasladado cuando era adolescent­e y donde conoció a su esposa y en un principio crio a sus hijos. Según las normas que entonces regían en el kibutz, los hijos dormían lejos de los padres, en casas comunitari­as para niños, y visitaban a sus padres algunas horas.

“Pero incluso eso era demasiado”, escribió Galia Oz. “'Esta no es tu casa', me decían. Vuelve a la casa de los niños'.

Me descuidaro­n de una manera que superaba la ya problemáti­ca norma que era habitual entonces conforme a los acuerdos de dormitorio­s comunitari­os”.

Un representa­nte de Kinneret, Zmora, Dvir dijo que la decisión de publicar el libro ahora fue de Galia Oz, dado que había acudido a ellos con el manuscrito. Actualment­e no hay planes para traducirlo al inglés o a otros idiomas.

En un posteo de Facebook, su hermano, Daniel Oz, pidió que se escucharan tanto la voz de Galia Oz como la de su familia. “Mi padre no era un ángel, sólo un ser humano. Pero fue la mejor persona que tuve el privilegio de conocer”, escribió.

A diferencia de su hermana mayor Oz-Salzberger y de él mismo, añadió: “Nuestra hermana del medio, Galia, recuerda que vivió una crianza dura y abusiva a manos de nuestro padre. Estoy seguro -es decir, lo sé- de que hay un núcleo de verdad en sus palabras.

No la borren a ella. Pero tampoco nos borren a nosotros. Nosotros también tenemos voz y nuestra voz viene de lo más profundo de nuestra alma”.

Amos Oz es considerad­o un gigante de la literatura hebrea moderna. Empezó a los 20 años y publicó más de una docena de novelas y numerosos ensayos. Idealista, cambió su apellido original, Klausner, por el de Oz, que en hebreo significa coraje. Los personajes pioneros del movimiento socialista de los kibutz habitarían algunas de sus novelas. El libro de Galia Oz ha conmociona­do al mundo literario israelí y ensombreci­do el legado de su padre en un momento en el que una nueva conciencia social ha destronado a figuras culturales incorrecta­s en Estados Unidos, Francia y otros lugares del mundo. La propia Galia Oz se refirió al movimiento #MeToo al escribir: “Casas como aquella en la que crecí flotan de alguna manera en el espacio, muy lejos del alcance de los asistentes sociales, fuera del alcance de la influencia de revolucion­es como #MeToo, sin dejar una marca en las redes sociales”. Las repercusio­nes iniciales fueron intensas. OzSalzberg­er escribió que en las redes sociales los críticos la habían tachado de malvada, manipulado­ra y mentirosa y de propiciar el nazismo. Los israelíes de derecha se regodean con lo que consideran el desenmasca­ramiento de un héroe liberal de izquierda. La familia también ha recibido muestras de apoyo. En otro apasionado posteo de Facebook, el hijo de Oz-Salzberger, Dean Maccabbi Salzberger, escribió: “En conclusión, tengo una cosa inteligent­e que decir sobre todo esto. Si en tu familia hay un distanciam­iento, relaciones turbias, residuos de años, por la razón que sea, haz todo lo posible por intentar arreglarlo. Yo no sé cómo arreglar tus cosas, sólo tú lo sabes. (Cada familia es diferente. Sí, sí, incluso las familias felices)”. ■

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Galia. Un relato inesperado que conmocionó.
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Escritor. Su obra cruzó el mundo; murió en 2018.

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