Clarín

El papa Francisco inicia en Irak el viaje más peligroso y desafiante de todo su pontificad­o

Estará cuatro días en el país árabe donde se multiplica­n los atentados y crece la pandemia. La reunión con el líder shiíta Ali Sistani es un capítulo central de esta peregrinac­ión.

- CORRESPONS­AL Julio Algañaraz

El Papa emprende este viernes la 33° peregrinac­ión apostólica por el mundo con un viaje de tres días a Irak que es el más peligroso e incierto de su pontíficad­o, por los riesgos acumulados de atentados terrorista­s y los contagios de una pandemia que causa más de cuatro mil infeccione­s diarias y ha matado a 17.300 personas.

La aventura de Irak tiene además un gran vuelo geopolític­o porque, si todo va bien, terminará de proyectar a Francisco como el campeón de la reconcilia­ción del mundo católico y cristiano con las dos grandes corrientes populares religiosas del Islam, sunnitas y shiítas, fuertes de 1.300 millones de adeptos.

Este viaje a tiene mucho que ver con el presente y el futuro para Bergoglio y su Iglesia. En Bagdad, se verá primero con las autoridade­s, que han buscado con ansiedad su llegada, que consideran fundamenta­l para garantizar la estabilida­d de los equilibrio­s actuales, pese a los ataques armados que continúan por parte de las milicias proshiítas y los grupos residuales del ISIS.

El Papa y quienes lo acompañan (un séquito de 20 personas y 75 periodista­s todos vacunados dos veces con Pfizer) serán cuidados por un dispositiv­o de seguridad muy vasto. Los encargados de la seguridad iraquí reclamaron al Papa que utilice un auto blindado. Así fue: es la primera vez que Jorge Bergoglio acepta moverse con esta protección. La epidemia indirectam­ente contribuyó a las medidas de seguridad con su eficacia homicida. En todas las ceremonias salvo una serán aceptados un máximo de 100 fieles e invitados.

Única excepción será el domingo, cuando Francisco presidirá el encuentro con los católicos caldeos en

Erbil, en el norte, en un estadio con capacidad para 30 mil personas pero en el que entrarán solo diez mil.

Este viernes en Bagdad, la primera ceremonia de Bergoglio lo llevará a la misa celebrada en la catedral siriocatól­ica, donde en 2021 los terrorista­s de Al Qaeda atacaron a los fieles durante una función religiosa, matando a 56 y a dos sacerdotes. Bergoglio recorrerá 1.650 kilómetros y media docena de ciudades.

El sábado irá a Nayaf, urbe santa, para visitar en su humilde casa al líder de los shiítas iraquíes, el Gran Ayathollah Ali Sistani, de 90 años. En el mundo musulmán de 1.300 millones de fieles, los shiítas son una minoría de 200 millones separada por un cisma producido tras la muerte del profeta Mahoma.

Irak es un país árabe y está bajo una fuerte influencia de Irán que llega hasta su gobierno. Hay tensiones y violencia. Una base con personal norteameri­cano fue atacada con nueve cohetes hace tres día, último de varios ataques. Como detrás de estos grupos estaría la mano de Irán, cabe suponer que la Santa Sede ha movido su diplomacia y que el embajador de Teherán ante la corte papal en el Vaticano ha sido solicitado para que su país no sabotee la visita del Papa.

En la ciudad santa de Nayaf, que Bergoglio visitará mañana, está enterrado Alí, el yerno y primo del profeta, máxima figura shiíta. El encuentro con Sistani será decisivo en la estrategia de Francisco. En Abu Dhabi, Bergoglio encontró en 2019 al gran imán sunnita Ahmed-al Tayed, de la Universida­d Al Azhar del Cairo y firmaron el documento sobre la fraternida­d humana con gran repercusió­n en el mundo musulmán.

Con Sistani busca consolidar los contenidos de aquel documento extendiénd­olo también a los shiítas. Ali Sistani ha sido siempre un contrapeso moderado a la influencia de Irán en Irak. Los iraníes temen que el gesto de Francisco represente una preferenci­a por ese liderazgo porque lo reconoce por encima del imán supremo Alí Jamenei, líder de los iraníes. En la ciudad santa de Qom, centro espiritual del shiísmo en Irán, se sabe que los seminarios religiosos mostraron su enojo a los de Nayaf, donde el líder es Ali Sistani.

Tras su encuentro con Al Sistani, el Papa viajará hasta Ur de los caldeos, la antiquísim­a ciudad donde está la tumba de Abraham, el padre patriarca creador del monoteísmo y venerado por sus tres grandes religiones: judíos, cristianos y musulmanes. A 330 kilómetros al sur de Bagdad presidirá un encuentro interrelig­ioso con el lema “somos todos hermanos”.

De regreso a Bagdad, el mismo sábado, el Papa celebrará una misa en la catedral católica caldea de San José. Será la primera vez que un Papa celebra misa con el rito caldeo. El domingo, última jornada de su actividad religiosa en Irak, el Papa irá al Kurdistán iraquí y visitará Erbil, la ciudad habitada más antigua del mundo donde se hará la misa mayor de la gira.

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REUTERS Bienvenida. Soldados custodian en Bagdad bajo un enorme afiche que muestra al papa Francisco junto al anciano líder de los shiitas iraquíes, el Gran Ayatollah Ali Sistani.
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