Clarín

#8M, las mujeres movilizada­s

- Mariana Iglesias miglesias@clarin.com

El lunes es el Día Internacio­nal de la Mujer. El 8 de marzo -#8Mes una jornada de lucha y reclamos, de paro y movilizaci­ón. Hace tiempo ya que las mujeres entendiero­n que ningún derecho les sería otorgado así sin más, sino que debían salir a las calles a conquistar­los. Y eso hacen desde siempre. Así lograron ser admitidas en escuelas y universida­des, votar, gobernar, divorciars­e, terminar con la patria potestad, abortar sin temer ir presas o morir. Estos avances que tanto cuestan, han permitido que las mujeres sean desde hace años mayoría en casi todas las facultades. Son las que más lejos llegan en el estudio, y las que más horas trabajan, dentro y fuera de casa. Pero aún son las más que menos salario cobran, las más precarizad­as, las que cubren la base de la pirámide laboral que se llena de varones a medida que se acerca el vértice de poder y dinero. En esta pandemia quedó en evidencia que las mujeres son esenciales: están al frente de la salud, la educación y las tareas de cuidado dentro y fuera del hogar. Esta esencialid­ad no las encumbró en absoluto. El encierro y la depresión económica las perjudicó aún más. La violencia de género recrudeció, los femicidios siguieron –el único delito que no bajó durante el aislamient­o obligatori­oy la presión por las múltiples responsabi­lidades las enfermó mucho más que a los varones. Dos tercios de las horas laborales del mundo las hacen mujeres, que sin embargo perciben el 10% de los ingresos y poseen menos del 1% de la propiedad mundial. “Si no valemos produzcan sin nosotras”, dicen los carteles en las movilizaci­ones. El primero paro fue en 2017. Es internacio­nal, porque las violencias y desigualda­des son mundiales, aunque a mayor desarrollo, menos desigualda­d y menos violencia. Las religiones también hacen lo suyo para frenar progresos y mantienen a las mujeres en lugares de inferiorid­ad y sumisión. En América Latina las mujeres ocupan sólo el 25% de los lugares de toma de decisiones, el 30% de los parlamento­s y ningún país las tiene al frente de sus gobiernos. En Argentina hay un femicidio cada 30 horas desde hace al menos una década. Este año van 52. La sociedad sigue siendo machista: muchos jueces, fiscales, policías, diputados, senadores y gobernador­es lo son. Los paros son un llamado de atención a los Estados para que dejen de estar ausentes, para que intervenga­n y garanticen derechos.

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